Armenia informó este sábado la muerte de más de 2.300 de sus soldados en el conflicto en Nagorno Karabaj, al que puso fin un acuerdo de paz mediado por Rusia esta semana. “Hasta la fecha, nuestro servicio forense ha examinado los cuerpos de 2.317 militares muertos, incluyendo cuerpos no identificados”, indicó la portavoz del ministerio armenio de Salud, Alina Nikoghosian, en Facebook.
Azerbaiyán, por su parte, no ha comunicado el número de víctimas en sus filas.
Un acuerdo de paz firmado entre Armenia y Azerbaiyán, negociado por Rusia, puso fin a siete semanas de intensos combates en Nagorno Karabaj, enclave montañoso disputado desde hace décadas entre estos dos países del Cáucaso.
Entre las condiciones del trato, Armenia pierde el control sobre los siete distritos azerbaiyanos adyacentes a Nagorno Karabaj y también la segunda ciudad del enclave, Shushá -o Shushi para los armenios-, que se encuentra a solo 11 kilómetros de la capital, Stepanakert -o Jankendi para los azerbaiyanos. Parte de estos territorios ya se encontraban en el poder de Azerbaiyán como resultado de la guerra y los otros -Agdam, Lachín y Kalbajar- se le entregarán en los próximos días, según el acuerdo.
Fuerzas de paz rusas fueron desplegadas esta semana en Nagorno Karabaj para hacer cumplir lo acordado. Unos 400 soldados llegaron al territorio en disputa y se espera que arriben unos 1.600 más en los próximos días. El plan de Vladimir Putin contempla una presencia de cinco años con la posibilidad de extenderlo por otro plazo similar.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, realizó el pasado martes el anuncio del fin de las hostilidades en Nagorno Karabaj. En una publicación en su cuenta de Facebook, el jefe de Estado calificó la decisión como “difícil” pero realizada “en base a un análisis profundo de la situación militar” y “en la creencia de que esta es la mejor solución para la situación creada”.
En otro pasaje del documento, Pashinián concedió que la decisión “no implica una victoria”, pero aseguró que “no hay derrota hasta conocerse a uno mismo”. “Nunca nos conoceremos a nosotros mismos y este debería ser el comienzo de una era de unidad nacional, una era de renacimiento. Necesitamos analizar nuestros años de independencia y planear el futuro para no repetir los errores del pasado”, agregó.
Y concluyó: “Peleamos hasta el final. Y ganaremos. Artsaj sigue de pie. Larga vida a Armenia, larga vida a Artsaj”. El acuerdo fue confirmado minutos después por el presidente ruso, Vladimir Putin. En un documento propio, indicó que ambos jefes de Estado llegaron a un “alto al fuego total y el fin de todas las acciones militares en la zona de conflicto”. También anunció que ambos países intercambiarán prisioneros de guerra.
Azerbaiyán, con apoyo de Turquía y mercenarios sirios y libios desplegados por Ankara, inició una guerra contra Karabaj el 27 de septiembre.
Durante el transcurso del conflicto, autoridades armenias denunciaron numerosos ataques por parte de Bakú a la población civil, especialmente sobre las ciudades de Stepanakert y Shushi, las dos de mayor magnitud de la región.
Entre ellos se contaron episodios que fueron denunciados como posibles crímenes de guerra. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, afirmó la semana pasada que existen elementos para considerar que ese fue el caso, nombrando como ejemplos “ataques indiscriminados” contra escuelas y hospitales.
Uno de esos episodios tuvo lugar durante un alto al fuego, cuando fuerzas azeríes atacaron el hospital de maternidad de Stepanakert. Al respecto, el ministro de Salud armenio, Arsen Torosyan, reclamó a la comunidad internacional que “condene este acto de terrorismo”.
En otro pasaje de su declaración, Bachelet también hizo referencia a la existencia de videos, a los que considera fiables, que muestran la ejecución de dos soldados armenios uniformados por parte de tropas azeríes. La ley humanitaria internacional es muy clara. Ataques realizados en violación del principio de proporcionalidad podrían ser crímenes de guerra", señaló la funcionaria en un comunicado oficial.Y agregó: “Según la misma ley, matar voluntariamente personas protegidas es una grave violación de la convención de Ginebra y es por lo tanto un crimen de guerra”.
Entre los distintos ataques denunciados se destaca también el uso por parte de Azerbaiyán del sistema misilístico Smerch, un devastador mecanismo bélico de diseño soviético que esparce explosivos y bombas a lo largo de una zona amplia.
Nagorno Karabaj, poblado en su mayoría por armenios cristianos, se separó de Azerbaiyán, país de mayoría musulmana chiita y de habla turca, poco antes de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, dando lugar a una guerra que dejó 30.000 muertos. Como resultado la República de Artsaj fue proclamada en el lugar.
CON INFORMACIÓN DE AFP
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