El muy influyente y controvertido “asesor especial” del primer ministro británico, Dominic Cummings, artífice de la victoria electoral de Boris Johnson y de la campaña a favor del Brexit, renunció al equipo gubernamental este viernes.
Cummings negó sin embargo, en declaraciones a la BBC, haberse visto empujado a la salida por la crisis política que esta semana sacudió a Downing Street a raíz de la renuncia del director de comunicación y gran aliado suyo, Lee Cain.
Las luchas intestinas condujeron a la dimisión el miércoles de Cain, después de que, según la prensa, importantes figuras del Partido Conservador, incluida la prometida del primer ministro Carrie Symonds, se opusieran a que fuera nombrado director del gabinete de Johnson.
Cummings, de 48 años, reputado estratega político sin afiliación partidaria conocido por no detenerse ante nada para lograr sus objetivos, es considerado el artífice de la aplastante victoria electoral del líder conservador en las legislativas del pasado diciembre.
Anteriormente, en el referéndum de 2016, ya había liderado la estrategia comunicativa de la campaña a favor del Brexit, ganada gracias a una controvertida ofensiva centrada en las redes sociales que le permitió llegar a los británicos habitualmente desinteresados por la política y que generalmente no votan.
Sin embargo, desde su entrada en el todopoderoso cargo de “asesor especial” muchos pusieron en duda si las tácticas que funcionan en campaña se pueden aplicar también a la gestión gubernamental.
Cummings se ganó muchas enemistades entre altos funcionarios por su deseo de remodelar la función pública y entre miembros del Partido Conservador que lo acusaban de tomar las decisiones en lugar de Johnson.
“Psicópata profesional”
“Los asesores vienen y van”, dijo el ministro de Transportes, Grant Shapps, al canal Sky News. “Lo echaremos de menos, pero evolucionaremos hacia una fase diferente”, agregó, en referencia al fin, el 31 de diciembre, del periodo de transición que culmina un Brexit considerado como la gran misión de Cummings.
El actor británico Benedict Cumberbatch se puso en su piel en el telefilm de 2019 “Brexit: The Uncivil War” (La incivil guerra del Brexit) representándolo como un agitador aficionado a las tácticas descritas por el estratega militar chino del siglo V a. C. Sun Tzu en “El arte de la guerra”.
Tajante y distante, Cummings fue tildado de “psicópata profesional” por el ex primer ministro conservador David Cameron y también se lo ha comparado con Steve Bannon, polémico ex consejero del presidente Donald Trump.
Conocido por sus descuidados atuendos compuestos de sudaderas y gorros de lana con los que con regularidad es captado por los fotógrafos llegando a la famosa puerta negra del número 10 de Downing Street, donde están las oficinas del primer ministro, ha sido protagonista de más de un sonado escándalo.
En marzo de 2019 fue reconocido culpable de ultraje al Parlamento por negarse a comparecer ante una comisión que investigaba la difusión de noticias falsas durante la campaña del referéndum del Brexit. Cummings defendió entonces su actitud y dijo con desdén que la comisión tenía “más interés en la puesta en escena que en buscar la verdad”.
Un año después realizó un polémico viaje de 400 km desde Londres hasta su ciudad natal en el noreste de Inglaterra cuando el país se encontraba en pleno confinamiento, con la estricta prohibición de viajar. Sus detractores consideraron que el “asesor especial” se creía por encima de todo y despreciada las reglas impuestas al común de los británicos debido a la pandemia, lo que contribuyó a hundir la popularidad de Johnson en los sondeos. Pero el primer ministro dio por cerrada la polémica afirmando que la policía “no va a tomar ninguna acción y yo tengo la intención de trazar una línea sobre este asunto”. Y, al menos entonces, logró evitar su salida del equipo gubernamental, reclamada por 40 de sus propios diputados.
Por Anna Cuenca (AFP)
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