El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó este jueves una orden ejecutiva prohibiendo a ciudadanos estadounidenses invertir en empresas chinas que negocien con el Ejército Popular del país asiático.
De acuerdo con un artículo de The Wall Street Journal, la orden impide que empresas e individuos estadounidenses posean acciones directamente o mediante fondos que incluyan a cualquiera de las 31 empresas identificadas por Estados Unidos como contribuyentes a la modernización del Ejército Popular de Liberación (EPL).
Esas empresas -que incluyen a algunas compañías estatales aeroespaciales, de construcción y astilleros navales, así como empresas de tecnología como Inspur Group- son las que permiten el acceso de los militares tanto a tecnologías avanzadas.
Trump llegó a declarar una emergencia nacional diciendo que los inversores estadounidenses están ayudando a China “a amenazar directamente a la patria y a las fuerzas estadounidenses en el extranjero, incluso mediante el desarrollo y despliegue de armas de destrucción masiva, armas convencionales avanzadas y acciones maliciosas habilitadas por medios cibernéticos contra Estados Unidos y su gente".
La administración de Trump ha intentado contrarrestar el ascenso de Beijing como competidor global, económica, política y militarmente, y ha recurrido a órdenes ejecutivas para limitar la influencia de China en más de una oportunidad.
La orden, que según funcionarios de la administración ha estado bajo revisión durante varios meses, prohíbe la compra o inversión en fondos de mercados emergentes a partir del 11 de enero, 9 días antes de que sea reemplazado en la Casa Blanca por el presidente electo, Joe Biden.
La medida podría afectar a algunas de las mayores empresas chinas, incluidas las firmas de telecomunicaciones China Telecom Corp Ltd, China Mobile Ltd y el fabricantes de equipos de vigilancia Hikvision.
La orden da a los inversores hasta noviembre de 2021 para deshacerse de cualquier inversión que contenga cualquiera de los valores chinos.
No está claro cuántos estadounidenses poseen esos valores o incluso cuánto dinero está en juego.
Las relaciones entre las dos superpotencias han estado marcadas por rencores y recriminaciones durante los cuatro años del mandato Trump, que impuso elevados aranceles a bienes chinos y culpó a Beijing del origen de la epidemia del covid-19.
Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, acusó al presidente electo Joe Biden de ser “la animadora de la China comunista” y de querer que “la economía vuelva a rendirse a China”, el candidato demócrata ha sido duro con Pekín en su campaña: llamó “matón” al presidente chino, Xi Jinping, y prometió “presionar, aislar y castigar” al gigante asiático.
Sin embargo, los analistas chinos esperan que, con un nuevo Gobierno, se recupere hasta cierto punto el diálogo entre ambas potencias y que se suavicen las tensiones bilaterales, aunque advierten de que se tratará más de un cambio en las formas del histriónico Trump al moderado -y más predecible- Biden que en el fondo, ya que ven a ambos candidatos como continuistas en la estrategia de contener a China, su “rival sistémico”.
Hasta cierto punto, China parecía preferir una reelección de Trump, que durante su presidencia ha desdeñado el multilateralismo, haciendo que su país pierda peso en la esfera internacional, algo que Biden intentará revertir, buscando alianzas frente a Pekín.
Con información de Reuters y AFP
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