El primer confinamiento decretado por el Gobierno británico en marzo para contener el avance de la pandemia de COVID-19 originó una regresión en el aprendizaje y en algunas habilidades sociales de los niños ingleses, según un informe elaborado por la Oficina de Estándares en Educación, Servicios y Habilidades para Niños (Ofsted, por sus siglas en inglés) difundido este martes.
El documento publicado por Ofsted (ver completo al final de esta nota), un departamento no ministerial del gobierno del Reino Unido que depende del Parlamento, sostiene que algunos niños cuyos padres no pudieron trabajar de manera más flexible y que pasaron menos tiempo con sus progenitores y otros chicos, han vuelto a usar pañales, mientras que otros se han olvidado cómo comer con cuchillo y tenedor, o han perdido su progreso inicial en números y palabras.
Al respecto, la publicación asegura que los niños que cuentan con buenas estructuras de apoyo se las han arreglado mejor en ese periodo que aquellos cuyos padres no pudieron contar con flexibilidad laboral y, por ello, estuvieron menos disponibles para poder ayudar. Estos últimos han sufrido más académicamente.
Entre los niños más grandes, los investigadores descubrieron que muchos perdieron la capacidad para leer y escribir y su forma física, mientras que otros comenzaron a mostrar signos de angustia mental, que se manifiestan en un aumento de los trastornos alimentarios y las autolesiones.
El informe también reveló que todos los niños con discapacidades y necesidades educativas especiales se han visto gravemente afectados tanto en su cuidado como en su educación, ya que los servicios en los que dependían las familias, en particular los servicios de habla y lenguaje, no estaban disponibles durante el primer confinamiento.
Ofsted llevó a cabo más de 900 visitas a proveedores de educación y asistencia social durante septiembre y octubre de este año, tras el primer confinamiento total del país y las vacaciones de verano. Estas visitas no son críticas y no dan como resultado una calificación de inspección. En cambio, son una forma para que los inspectores entiendan cómo los educadores están lidiando con este desafiante comienzo del nuevo año académico. De manera abrumadora, autoridades de instituciones educativas han afirmado que consideran las visitas útiles y constructivas.
La oficina británica expresó su preocupación por los niños que fueron perdidos de vista durante el cierre de las escuelas. Los informes a los equipos de atención social han disminuido y no han vuelto a niveles normales desde la reapertura de las escuelas. Esto plantea la posibilidad de no sean detectados casos de negligencia, explotación o abuso domésticos.
El primer informe de Ofsted, publicado en octubre, evidenció que alrededor de un tercio de las escuelas visitadas habían visto un aumento en la educación de niños en casa. El último informe concluyó que esto sigue siendo motivo de preocupación, ya que aproximadamente la mitad de las escuelas visitadas comunicó un incremento de la cantidad de alumnos que son educados en sus casas. Las autoridades escolares informaron que esto estaba motivado por los temores de los padres sobre el coronavirus, más que por su deseo de educar en el hogar.
La inspectora jefe de Ofsted, Amanda Spielman, celebró que en este nuevo confinamiento decretado por el Gobierno se haya decidido que las escuelas y universidades permenezcan abiertas. “Eso es realmente una muy buena noticia. El impacto de los cierres de escuelas en el verano se sentirá durante algún tiempo, y no solo en términos de educación, sino en todas las formas en que impactan en las vidas de los jóvenes”, expresó.
“Como sucedió en el primer confinamiento, el trabajo de los maestros, trabajadores sociales y cuidadores, con el apoyo de los padres, volverá a ser fundamental para el éxito y la felicidad de nuestros hijos”, concluyó.
El informe completo (en inglés):
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