El Servicio de Inteligencia Nacional de Corea del Sur (NIS) informó este martes a sus legisladores que Corea del Norte está tomando medidas extremas para evitar que el COVID-19 se propague como consecuencia de casos importados. Según consignó la agencia de noticias Yonhap, con sede en Seúl, entre ellas se destacan la imposición de penas de muerte a los funcionarios que no cumplan con su objetivo de contener la pandemia; y la colocación de minas terrestres a lo largo de la frontera.
Durante una sesión a puertas cerradas en el Comité de Inteligencia de la Asamblea Nacional, la agencia de inteligencia dijo que Corea del Norte busca evitar por todos los medios un brote de COVID-19 de grandes proporciones, considerando que su deficiente infraestructura médica no estaría capacitada para enfrentarlo y los resultados podrían ser catastróficos. Así lo afirmó el legislador Ha Tae-keung, representante del principal partido opositor, Partido del Poder Popular.
“Dado que no hay medios físicos o técnicos para lidiar con el coronavirus, hay algo así como un trauma por coronavirus en Corea del Norte”, dijo Ha, citando al NIS. Un documento de una reunión del régimen norcoreano, fechado el 27 de febrero, advirtió que hasta 500.000 personas podrían morir si el virus se propaga en el país, según el NIS.
“El Norte ha bloqueado sus fronteras y enterrado minas terrestres en partes de las áreas fronterizas con China”, dijo Ha. Con respecto a las penas de muerte, Kim Jong-un ha promulgado una ley de emergencia que estipula ese destino para los funcionarios que no controlen la enfermedad.
Corea del Norte ha afirmado ser uno de los pocos países sin casos de COVID-19. Sin embargo, distintos reportes informaron sobre la existencia de posibles “campos de cuarentena” en ciudades cercanas a China, donde las personas que han contraído la enfermedad prácticamente no reciben alimentos o medicinas. “Depende de las familias mantenerlos con vida. Muchos en estos camops han muerto, no solo de COVID-19 sino también de inanición y causas relacionadas”, dijo Tim Peters, un activista que lidera una organización no gubernamental con sede en Seúl.
El NIS también informó que el Norte no está recibiendo suministros del exterior, incluso desde Corea del Sur, debido a los temores de que se produzcan contagios en esas transacciones.
“Los funcionarios que trajeron mercancías a través de una oficina de aduanas en agosto fueron castigados en gran escala”, dijo Ha. El 22 de septiembre, las fuerzas de seguridad norcoreanas mataron a un funcionario surcoreano del departamento de pesca, que se había adentrado a nado en aguas territoriales norcoreanas. Según los informes, los soldados del Norte incineraron su cuerpo y pertenencias, con máscaras antigás y trajes protectores.
Esto hizo que las autoridades de Corea del Sur creyeran que el hombre había sido asesinado por el temor de Corea del Norte a la infección por COVID-19. El 10 de octubre, el dictador norcoreano, Kim Jong Un, se jactó que su país no tenía ni un solo caso de coronavirus. Algo poco probable dada su afluencia con China.
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