La antigua república soviética de Asia Central ha hecho las paces con Borat, el personaje kazajo racista, desvergonzado, misógino, obsceno y antisemita, encarnado por el humorista británico Sacha Baron Cohen, que ahora lanza su secuela.
Tras prohibir la primera película ‘Borat’ (2006) por satirizar al país, Kazajistán se tomó con más humor la segunda entrega de esta comedia. Los kazajos parecen haber pensado: si no puedes con el enemigo, únete a él. Así que el país ha comenzado a utilizar como eslogan una de las principales frases del personaje interpretado por Sasha Baron Cohen.
En realidad la idea se le ocurrió a Dennis Keen, un norteamericano que vive en Kazajistán y trabaja como guía turístico tras presentar durante varios años ‘Descubriendo Kazajstán con Dennis Keen’, un programa de viajes en el canal Kazakh TV.
“Concebí la estrategia, se me ocurrió el eslogan, lancé la idea y obtuve la aprobación y los patrocinadores, produje el video junto con colegas en Photosafari.kz y contraté a un profesional de relaciones públicas para ayudar a promover la campaña”, explica a RFI. En pocos días Kazajistán estaba cabalgando el fenómeno Borat, en lugar de rebelarse contra él.
Han grabado cuatro anuncios de 12 segundos para Internet en los que aparecía gente caminando por rincones turísticos de Kazajistán y diciendo a la cámara que el país es “very nice” (“muy agradable”, la muletilla de Borat).
Las madres contra Borat
Claro que el apoyo a la nueva chanza sobre su país no es unánime. También ha habido grupos de gente quemando de nuevo muñecos de Borat en las plazas. “Es difícil generalizar, mucha gente todavía está molesta por la descripción inexacta que hace la película de su país y su gente”.
Prueba de ello es un vídeo titulado ‘Las madres quieren castigar a Borat por ultrajar a la nación kazaja’, subido en YouTube en el que se ve a un grupo de mujeres con máscaras que queman una efigie de cartón del humorista. El pasado 29 de octubre varios activistas llevaron a la embajada de EEUU en Kazajistán un ataúd con una fotografía de cuerpo entero del personaje de la película. Cantaban: “Sasha muérete”.
Sin embargo, otros reconocen que Borat “define en gran medida la marca de Kazajstán en el extranjero y creen que esto debe capitalizarse de manera positiva, que es lo que hacemos con la campaña”, explica Keen. Kazajistán es un país aliado de Rusia pero aspira, junto a Uzbekistán, a jugar un papel de líder en la región. La pérdida de influencia de Rusia tras el fin de la URSS ha dejado espacio para un avance de la importancia del Islam pero también para una mayor proyección de EEUU sobre la zona.
Las finanzas de los kazajos se han resentido por los precios bajos de la energía en el mercado internacional. A la hora de diversificar la economía, el sector del turismo ha cobrado un nuevo brillo de cara a un futuro a medio plazo. Parece que la actitud de muchas personas en el gobierno ha cambiado, confirma Keen. Por eso “la reacción esta vez fue mucho más moderada y confiada, y la estrategia que expuse ante las autoridades del turismo kazajo ha sido ampliamente elogiada como el enfoque más productivo”.
La moraleja de la historia enlaza con el título completo de la primera película de Borat: ‘Aprendizajes culturales de América para beneficiar a la gloriosa nación de Kazajstán’. Ante el estreno de esa película el gobierno kazajo contrató a dos firmas de relaciones públicas y colocó anuncios en CNN y en ‘The New York Times’ en un intento de mostrar la verdadera Kazajistán. El golpe dolió. En 2012, una atleta kazaja en una competición en Kuwait tuvo que escuchar, en lugar de su himno nacional, el ‘O Kazajstán’ de Borat. Pero ahora el país ha elegido mejor sus batallas: aunque el cine no le haga justicia, el turismo sí. Al fin y al cabo, su senderismo y esquí son ‘very nice’.
Publicado originalmente por RFI
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