Exiliado, atacado por la prensa, dejado de lado por la familia real, sin respaldo explícito de su hijo, el Rey Felipe VI, Juan Carlos recibió este fin de semana el apoyo de una de las figuras españolas más importantes dentro y fuera del país: el multiganador tenista Rafael Nadal.
En una extensa entrevista con el periódico italiano Corriere della Sera, en el que analizó rivales, habló de sus tics- “son mi forma de poner orden, no soy supersticioso”- de sus miedos y de la pandemia, el periodista Aldo Cazzullo interpeló sobre el monarca emérito. Breve pero contundente, Nadal respondió: “Puede que se haya equivocado, pero hay que recordar siempre lo que ha hecho por España”.
Sin decirlo, el tenista resaltó lo que, por la mediatización de sus escándalos, España ya no recuerda tanto: el legado del ex monarca como figura clave de la transición democrática.
El apoyo de Nadal a Juan Carlos es conocido y se cimenta en una relación de años. El monarca solía ser un espectador habitual de los partidos del mallorquín y fue el invitado de lujo -y el más esperado- de su boda con Xisca Perelló, en octubre de 2019.
Juan Carlos está en la mira por la trama de presuntas comisiones por un contrato en Arabia Saudita, que alimenta las sospechas de una fortuna opaca… La causa se inició en septiembre de 2018 a raíz de las filtraciones de unas grabaciones a su ex amante, Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, que aseguraba que el monarca había cobrado a través de una intermediaria iraní una comisión por la concesión del tren de alta velocidad entre La Meca y Medina a un consorcio de empresas españolas.
Se trataría de un posible delito de corrupción en las transacciones comerciales internacionales", había señalado entonces la fiscalía. En España se le atribuyó al rey enérito un papel decisivo en la atribución en 2011 de ese contrato de 6.700 millones de euros (unos 7.500 millones de dólares) al consorcio español para construir la línea ferroviaria en medio del desierto, finalmente inaugurada en 2018.
El diario suizo Tribune de Gèneve publicó a principios de marzo que Juan Carlos recibió, en 2008, 100 millones de dólares del rey Abdalá de Arabia Saudita, en una cuenta en Suiza de una fundación panameña. A mediados de ese mes, el británico The Daily Telegraph indicó que Felipe VI era también beneficiario de esa fundación. La Casa Real aseguró que el monarca pidió a Juan Carlos dejar sin efecto esa designación como beneficiario y renunció a cualquier herencia suya.
El monarca emérito abdicó en 2014 con una imagen por los suelos. Los españoles, mientras sufrían las penurias de la crisis económica, se enteraron de que el rey se había roto la cadera durante un safari de lujo en Botsuana pagado por un empresario saudita, en el que estaba acompañado por Larsen. A ello se sumó un escándalo de corrupción que llevó a su yerno Iñaki Urdangarin a la cárcel.
Aunque perdió la inviolabilidad al abdicar, el Congreso le concedió a Juan Carlos la condición de aforado por la que solo puede ser investigado por el Tribunal Supremo, como ocurre con otros dirigentes políticos como los miembros del ejecutivo o los diputados del Congreso.
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