El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, analiza decretar un nuevo confinamiento nacional la próxima semana ante el alarmante crecimiento de casos positivos de COVID-19 en el país en los últimos días, según informa el diario The Times.
Johnson se reunió este viernes con su gabinete de crisis, entre los que se encuentran el ministro de Salud, Matt Hancock, el de Economía, Rishi Sunak, y el de Gabinete, Michael Gove, para analizar las últimas cifras y estudiar un endurecimiento de las restricciones.
Según The Times, el jefe de Gobierno brindará una conferencia de prensa el lunes para anunciar las nuevas medidas que, en principio, implicarán un cierre generalizado de la actividad, salvo los comercios de productos esenciales y los centros educativos.
El nuevo confinamiento nacional comenzaría el lunes y se prolongaría hasta el 1 de diciembre.
Sin embargo, las fuentes consultadas por el medio inglés señalan que todavía no se ha tomado una decisión final sobre el alcance de las nuevas restricciones.
El Gobierno británico, según estas informaciones, ha decidido cambiar de enfoque a la vista de que las cifras superan incluso el peor escenario previsto, según se conoció hoy de una advertencia enviada hace dos semanas al Ejecutivo por el comité científico que lo asesora contra el coronavirus.
Por eso, se espera que Johnson renuncie al planteamiento de contención regional que implantó recientemente, por el que se clasificaba a los territorios con un sistema de semáforo que determinaba las restricciones.
La intención del primer ministro era aferrarse a los tres niveles (medio, alto o muy alto) según la circulación del virus, pero en los últimos días ha visto cómo las autoridades de Gales (con competencias en materia de salud) han decidido decretar un confinamiento.
Según los últimos datos publicados este viernes por la Oficina Nacional de Estadísticas, la semana pasada, en todo el país, se infectaron de coronavirus unas 570.000 personas.
En las últimas 24 horas, 274 personas murieron a causa de la enfermedad, y se registraron 24.405 nuevos positivos en pruebas de laboratorio.
Francia y Alemania también atraviesan una segunda ola de contagios. Al respecto, los gobiernos de ambos países decidieron implementar medidas para frenar la expansión del virus.
El país galo anunció un nuevo confinamiento a nivel nacional para intentar controlar la pandemia. La medida entró en vigor el viernes y se extenderá, al menos, hasta el 1 de diciembre.
En concreto, bares, restaurantes y todos los negocios no esenciales deberán permanecer cerrados. No obstante, a diferencia del confinamiento de dos meses impuesto entre marzo y mayo, las escuelas seguirán abiertas con “protocolos sanitarios reforzados”. Mientras que las instituciones de educación superior deberán operar de manera virtual.
“Si en dos semanas tenemos la situación bajo un mejor control, podremos revaluar las cosas y abrir algunos negocios, en particular para las vacaciones de Navidad”, expresó el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Alemania, por su parte, no decretó un confinamiento pero sí impuso fuertes restricciones a la vida pública y la actividad económica. A partir del 2 de noviembre, bares y restaurantes deberán permanecer cerrados, mientras que se prohibirán las actividades de ocio, toda oferta cultural y el deporte aficionado en espacios cerrados.
Asimismo, quedan estrictamente prohibidos los desplazamientos turísticos nacionales y se limitarán al mínimo los contactos sociales: las reuniones podrán ser de un máximo de 10 personas de dos hogares distintos.
Todas las competiciones deportivas profesionales se desarrollarán a puertas cerradas y, mientras sea posible, seguirá abierta la actividad escolar y el comercio.
“Debemos encontrar una vía para garantizar la salud pública y no llegar a una situación de emergencia nacional”, manifestó la canciller de Alemania, Angela Merkel.
CON INFORMACIÓN DE EFE
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