Deudas y celos, esos parecen ser los motivos de un homicidio pasional ocurrido en hace dos días en Casale Monferrato (Italia), en un apartamento del primer piso de Via Caccia 104.
La víctima, Fabio Spiga, 43 años de Recco (Génova), fue golpeado y apuñalado hasta la muerte por su marido, Luca Meloni, de la misma edad y originario de Cagliari, en medio de una pelea conyugal.
De acuerdo con el medio local Corriere Della Sera, el cadáver de Spiga presentaba una treintena de heridas de arma blanca, información que fue filtrada por fuentes de la policía cercanas a la investigación que coordina Davide Pretti, magistrado de la Fiscalía de Vercelli, competente de la zona.
Los hechos se habrían presentado el pasado 26 de octubre, pero fue hasta la mañana del 28 en que el propio Meloni informó a la policía de lo ocurrido.
“Vengan, maté a mi marido”, dijo el hombre cuando llamó al número de emergencia de la comisaría.
Cuando llegaron a la escena del crimen Meloni estaba en notable estado de agitación, el cadáver de Spiga yacía en el suelo del dormitorio, con un charco de sangre a su alrededor.
La reconstrucción inicial de los hechos dice que el lunes por la noche, después de una intensa pelea, Meloni salió de su casa pensando en distraerse. Paró en un bar donde y se reunió con algunos amigos. Pero a su regreso, cerca de las 10 de la noche, la discusión con su marido se desató nuevamente, escalando en violencia.
Entre acusaciones e insultos mutuos Meloni habría tomado un cuchillo de cocina y apuñalado repetidamente a su Spiga, causándole múltiples heridas en todo el cuerpo. Después del altercado y en estado de shock, Meloni se volvió a ir de la casa, regresó con sus amigos y pasó la noche en casa de uno de ellos.
Así transcurrió el día siguiente, alternando las horas entre las casas de sus amigos y el apartamento, hasta que finalmente el miércoles por la mañana se decidió a llamar a la policía y confesar el crimen.
Spiga era un empleado del supermercado Eurospin de Casale, donde tenía el cargo de gerente de ventas. Durante un año trabajó en Inglaterra y tenía un dominio fluido del inglés. Había estudiado artes en la universidad durante algunos años y era un gran apasionado.
Según testimonios de conocidos, Spiga era una persona educada, despreocupado y sonriente. Varios dedicaron conmovedores mensajes de despedida en sus redes sociales catalogando los hechos como “una tragedia increíble”.
Su esposo aún permanece en custodia de las autoridades, que lo interrogan para determinar la veracidad de la primera reconstrucción de los hechos y determinar si piden medida cautelar contra el asesino.
Los problemas que tenía la pareja eran desconocidos para sus allegados. Llevaban casados por vía civil desde 2017.
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