Se difundió en las últimas horas una foto reciente del autor del atentado terrorista de la basílica de Niza, Brahim Aoussaoui. El joven tunecino de 21 años, que ingresó a Europa a través de la isla italiana de Lampedusa hace solo unas semanas, acababa de pisar el continente europeo cuando las autoridades del puerto de Bari, en la Apulia, le tomaron la imagen.
Aoussaoui había llegado a Lampedusa el 20 de septiembre. Entonces, fue puesto en cuarentena por las autoridades. Una parte la hizo en la isla y otra en el buque Rhapsody, hasta que el 8 de octubre arribó a Bari. Poco después fue liberado con una orden de salir del país y se introdujo ilegalmente en Francia.
Este jueves asesinó a tres personas en la iglesia de Niza, y decapitó a una de ellas. Luego fue neutralizado por la policía con un disparo. En sus primeras declaraciones, según trascendió en la prensa francesa, aseguró haber actuado solo.
Christian Estrosi, alcalde de Niza, dijo que “el autor de los actos no ha dejado de repetir a Allahu Akhbar (Dios es grande) una y otra vez mientras estaba bajo cuidado médico”. La fiscalía antiterrorista intervino y abrió una investigación por “asesinato e intento de asesinato”.
En el buque Rhapsody, Aoussaoui compartió varios días junto a unos 800 migrantes. Algunos testigos consultados por medios europeos dijeron recordarlo pasar la mayor parte del tiempo con el teléfono y diciendo que quería ir a Francia.
Las autoridades creen que viajó a Francia en tren, entre el 9 y el 10 de octubre, logrando pasar los controles sin ser detectado. Los investigadores franceses informaron que permaneció hasta el jueves en París y tomó por la mañana un tren hacia Niza.
Llegó a la ciudad a las 6.30 am y, poco después, le envió una foto de la basílica de Notre Dame a su hermano, que se encuentra en Túnez. Le dijo que quería pasar la noche allí. Entró a la iglesia cuando abrió, a las 8.30 am, y permaneció allí por alrededor de media hora antes de sacar un cuchillo y empezar a atacar a las personas que se encontraban en el interior.
La primera en morir fue una feligresa aún no identificada de unos sesenta años, a la que le cortó la garganta cerca de la fuente de la iglesia en un intento de decapitación. El siguiente en morir fue el sacristán de la iglesia, Vincent Loques, de 54 años, que le había abierto las puertas. La tercera fue la brasileña Simone Barreto Silva. “Díganle a mis hijos que los amo”, fueron las últimas palabras pronunciadas por la mujer.
El Gobierno de Brasil confirmó la nacionalidad de Barreto Silva y manifestó que “repudia y condena vehementemente el atroz atentado”. En una nota difundida por la Cancillería, contó que tenía 44 años, era madre de tres hijos y vivía en Francia.
“Ella estaba ahí rezando, entró ese tipo que detesta a los cristianos (...) y acuchilló a esa señora allá dentro”, lamentó el presidente Jair Bolsonaro en su conexión semanal por Facebook que calificó el ataque como un acto de “cristofobia”.
Por su parte, el presidente Emmanuel Macron aseguró que Francia está en el punto de mira de la “locura islamista” por sus valores, “su gusto por la libertad, por permitir a cada uno que crea libremente sin ceder al terror”. “No cederemos nada”, afirmó en una declaración desde el lugar del atentado, en la que anunció que el dispositivo militar de seguridad pasará de 3.000 a 7.000 soldados en el país. Este incremento permitirá proteger los lugares de culto durante la próxima festividad de Todos los Santos y las escuelas por el retorno de las vacaciones de otoño, que tiene lugar a partir de la próxima semana, afirmó el presidente francés.
Hace dos semanas, el profesor Samuel Paty, que había mostrado caricaturas de Mahoma a sus alumnos, fue decapitado en las afueras de París. En otro incidente reciente, el pasado 25 de septiembre un individuo hirió con un arma blanca a dos personas que se encontraban a las puertas de los antiguos locales de la revista satírica “Charlie Hebdo” mientras se celebra el juicio por el atentado contra esa publicación que en enero de 2015 causó 11 víctimas mortales.
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