“Con los Emiratos Árabes, Bahrein, Sudán y otros estados de la región tenemos una creciente convergencia de intereses en términos de las amenazas que enfrentamos, particularmente de Irán, que nos ha empujado a unirnos”, dijo este jueves Tal Becker, el asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel que lideró las negociaciones que terminaron con los históricos acuerdos por los que el país normalizó las relaciones diplomáticas con los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y con Bahrein.
“A veces digo en broma que al líder iraní Ali Khamenei habría que darle un premio a la paz por ayudar a estos países a unirse, porque en cierta medida fue la hostilidad y la agresión de Irán lo que hizo que todos se dieran cuenta de la importancia de trabajar juntos (...) Israel y otros países de la región toman a Irán como una amenaza increíblemente seria, su impacto desestabilizador en la región es claro para todos”, explicó Becker en una conferencia de prensa virtual de la que participó Infobae.
El funcionario, que fue propuesto por el gobierno israelí como candidato a la Comisión de Derecho Internacional para el período 2022-2026, enumeró las muchas otras razones que hicieron posible la normalización con los países árabes. “Hubo un gran esfuerzo del gobierno estadounidense y los líderes de todas las partes tomaron decisiones valientes. Pero una de las claves es que con Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahrein Israel ha invertido mucho tiempo para cultivar una relación detrás de escena por casi dos décadas. Así que lo que apareció ante el mundo como un avance repentino, para Israel fue la culminación de un proceso natural. No tener relación con esos países era algo completamente antinatural, porque la convergencia de intereses es tan clara, el potencial que hay es tan claro, que había que preguntarse por cuánto tiempo podía sostenerse la idea de que no hubiera cooperación”.
A diferencia de otros tratados de paz entre países, que se producen en un nivel abstracto, sin impacto en la vida cotidiana de los ciudadanos, los que sellaron Israel, EAU y Bahrein buscan exactamente lo opuesto: en vez de perderse en divagaciones, el objetivo fue desde el comienzo cambiar la vida de las personas. “Lo más significativo de los acuerdos que alcanzamos es que tratan de poner el foco en cómo cambiar la realidad en el terreno para israelíes, emiratíes y bareiníes. No son pedazos de papel, sino formas de transformar la realidad. Si los comparamos con los que alcanzamos en el pasado con Egipto y Jordania, que fueron estratégicos y críticos, lo que vemos es que aún no se han traducido a una paz cálida que haga a los israelíes sentirse aceptados".
"Estos acuerdos son diferentes en ese sentido –continuó Becker–. A los israelíes les están diciendo ‘¿Cuán pronto pueden venir ustedes aquí?’, ‘¿Cuán pronto podremos visitarlos a ustedes?’. Y no es un accidente. Con los emiratíes el primer pacto fue para habilitar los vuelos directos, para habilitar la protección de inversiones y, más significativamente, EAU se convirtió en el primer país con el que Israel tiene un acuerdo para que los ciudadanos no necesiten de una visa para visitarse recíprocamente. Finanzas, aviación y visas son cosas que hacen a la infraestructura de una relación, para que la gente sienta la diferencia, y muy rápido”.
Otro de los ejes que hicieron posible los acuerdos y que marcan un antes y un después en la relación entre Israel y el mundo árabe es que buscan expresamente la mutua aceptación entre los pueblos. “Una de las cláusulas que tiene el pacto con EAU, que tiene también un eco en en el de Bahrein, es que establece que judíos y árabes son descendientes de un ancestro común, Abraham, y que como tales deben tratar de promover la coexistencia entre todos los pueblos y las religiones a lo largo de Medio Oriente. Esto puede parecer para algunos como algo meramente simbólico, pero es muy significativo. Porque en el corazón de este conflicto está el deseo israelí, del pueblo judío, de que se acepte su lugar natural en la región, su pertenencia a Medio Oriente. La introducción de esta idea en el acuerdo es una legitimación de una parte del mundo árabe del derecho del pueblo de Israel a la autodeterminación en Medio Oriente, y es una manera de empujar a las fuerzas que pretenden deslegitimarlo”.
En ese sentido, Becker afirmó que entendimientos como estos son un golpe para los extremistas que buscan el conflicto por el conflicto mismo, en una alusión a Irán y a sus socios, y también a Hamas y a los sectores más radicalizados en Palestina. “En Medio Oriente hay fuerzas que nos empujan al caos, al desorden y al extremismo. Y hay fuerzas que nos llevan a la cooperación, al reconocimiento mutuo. ¿De qué lado está este acuerdo? Es claro que es un pacto que solo puede contribuir a fortalecer a quienes buscan la cooperación entre judíos, palestinos, sunitas y chiitas, entre todos los que pertenecen a la región. Esto solo puede ser una bendición para la causa general de la coexistencia en Medio Oriente y para la causa particular de la reconciliación entre israelíes y palestinos”.
El negociador de paz admitió que una de las razones que trababa el acercamiento era la continuidad del conflicto palestino-israelí, pero, sostuvo, las otras naciones no podían ser “rehenes” de la irresolución de esa disputa. “Estaba esta idea de que la normalización con estos países debía ocurrir luego de que se alcance un entendimiento entre Israel y Palestina, pero creo que es algo que se fue haciendo cada vez más insostenible. Países que tienen incentivos para confrontar juntos las amenazas que hay en la región, pero también para aprovechar las oportunidades comunes que tienen, no podían aceptar que esos intereses fueran rehenes de otro conflicto con el cual no están directamente involucrados”.
“Lo que es tan importante de estos acuerdos, más allá del potencial para las relaciones bilaterales y la cooperación, es el impacto psicológico de hacer que los israelíes sientan que es posible que Medio Oriente sea mejor y que los judíos sean aceptados”, agregó.
Para Becker, la estrategia que buscaba condicionar cualquier acercamiento de Israel al mundo árabe a un acuerdo previo con Palestina, como una suerte de incentivo, terminó siendo perjudicial para los propios intereses palestinos y para la posibilidad de llegar a un entendimiento real. Los tratados con EAU y Bahrein podrían cambiar eso. “Por mucho tiempo, los países árabes decían que tenían que ser los palestinos en sus negociaciones con Israel los que debían hacer las concesiones y reconocer la legitimidad del pueblo judío, y luego ellos los seguirían. Lo que hizo eso fue dejar solos a los palestinos en la toma de decisión. Al revertir el orden y que sean los países árabes los que reconocen el derecho de Israel, se produce este efecto de legitimación que, con el tiempo, espero, facilite a los palestinos la aceptación del derecho del pueblo israelí a la autodeterminación, junto con el palestino”.
De todos modos, para no crear falsas expectativas, el experto consideró que para que haya un acercamiento genuino con Palestina tiene que haber un cambio en la manera de pensar de sus dirigentes. “Creo que la meta que tenemos es tratar de fortalecer a los actores que buscan la paz y la coexistencia y debilitar a los que se oponen a eso. Creo que los acuerdos con EAU, Bahrein y espero que con otros países ofrecen la oportunidad de crear otra dinámica y, tal vez con el tiempo, mostrarles a los palestinos que la estrategia del todo o nada es problemática en Medio Oriente. Un amigo dice que si vas por todo o nada en la región, inevitablemente te vas a quedar con nada”.
Becker se refirió también al acercamiento con Sudán, anunciado la semana pasada por el presidente Donald Trump, y lo diferenció de los casos de EAU y Bahrein. “Sudán es un país en transición y con cada país con el que queramos normalizar relaciones tenemos que tener en cuenta sus particularidades. Trabajaremos con el gobierno sudanés para hacer lo que podamos para mejorar las relaciones, pero el ritmo en que eso se logre dependerá de las posibilidades políticas de cada lugar. Es lo que queremos, pero debemos ser realistas. No hay un modelo que se ajuste a todos los países, pero lo importante es que nos estamos moviendo en una dirección positiva”.
Por último, el asesor legal de la Cancillería israelí habló del papel central que tuvieron los Estados Unidos en las negociaciones y en las cosas que pueden mutar, o no, si hay un cambio de gobierno en las elecciones de la semana que viene. “El actual gobierno estadounidense hizo un esfuerzo tremendo para que estos acuerdos avancen y estamos profundamente agradecidos, pero esta búsqueda de normalización entre Israel y el mundo árabe ha sido una prioridad para muchos gobiernos a lo largo de los años. Lo que cambió ahora fueron las circunstancias, incluyendo el papel de Irán y la creciente frustración con la estrategia de los palestinos por parte de algunos líderes del mundo árabe. Queremos trabajar con cualquier gobierno de los Estados Unidos para profundizar este proceso”.
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