El régimen de Irán ha empezado a construir en su centro nuclear de Natanz, según mostraron imágenes satelitales publicadas el miércoles, coincidiendo con el reconocimiento por parte de la agencia nuclear de Naciones Unidas de que Teherán está construyendo una planta subterránea de ensamblaje de centrifugadoras avanzadas luego de que la única que tenían explotase en un supuesto sabotaje el verano pasado.
Desde agosto, Irán ha estado construyendo o remodelando una carretera al sur de Natanz hacia lo que los analistas creen que es un antiguo campo de tiro para las fuerzas de seguridad dentro de la planta de enriquecimiento, según muestran las imágenes de la empresa de San Francisco Planet Labs. Una imagen satelital del lunes muestra que el lugar estaba despejado y en él parece haber equipos de construcción.
Analistas del Centro James Martin Center para Estudios de No Proliferación, del Instituto de Estudios Internacionales de Middlebury, creen que en el lugar se están realizando excavaciones subterráneas.
“Esa carretera va también a las montañas por lo que podría ser que estuviesen excavando algún tipo de estructura que vaya a estar por delante y que vaya a haber un túnel en las montañas”, dijo Jeffrey Lewis, un experto del instituto que estudia el programa nuclear iraní. “O quizás vayan a enterrarla allí”.
La misión iraní en Naciones Unidas no respondió de inmediato a una petición de comentarios. Ali Akbar Salehi, director de la Organización de Energía Atómica de Irán, dijo el mes pasado en la televisora estatal que la destruida instalación estaba siendo sustituida por una “en el corazón de las montañas alrededor de Natanz”.
Por ahora, no está claro qué tan profundo pondrá Irán en esta nueva instalación. Y aunque el sabotaje retrasará a Irán en el montaje de nuevas centrifugadoras, Lewis advirtió que el programa finalmente se reagrupará como lo había hecho antes y continuará acumulando cada vez más material más allá del alcance del acuerdo nuclear abandonado.
Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (AIEA), dijo por su parte el martes que los inspectores estaban al tanto de la construcción. Irán ya había informado a los inspectores del organismo, que siguen teniendo acceso a sus instalaciones a pesar del fracaso del pacto nuclear.
“Esto supone que han empezado, pero no está terminado. Es un proceso largo”, apuntó Grossi. Además, apuntó que Irán también está acumulando grandes cantidades de uranio de bajo enriquecimiento, pero aparentemente no lo posee en cantidad suficiente para fabricar un arma.
La principal instalación iraní de enriquecimiento de uranio se encuentra en Natanz. En largos salones subterráneos, las centrífugas giran rápidamente para enriquecer el uranio con hexafluoruro.
Natanz se convirtió en un foco de los temores occidentales sobre el programa nuclear iraní en 2002, cuando las fotos satelitales mostraron que se construía una instalación subterránea en el lugar, unos 200 kilómetros al sur de Teherán. En 2003, la OIEA visitó Natanz, que según Irán alojaría las centrífugas para su programa nuclear, bajo 7,6 metros de hormigón. De esa manera se protege el sitio de ataques aéreos. Además el sitio está rodeado de artillería antiaérea.
Anteriormente se había atacado a Natanz con el virus informático Stuxnet, que se cree fue creado por Estados Unidos e Israel. Irán aún no ha dicho a quién considera el sospechoso del sabotaje de julio.
Por Natanz ha habido tensiones incluso entre la AIEA e Irán, con Teherán que acusó a un inspector de dar positivo en la prueba de explosivos el año pasado. Sin embargo, hasta ahora los inspectores han podido mantener su vigilancia, algo que Lewis consideró como muy importante.
Bajo el acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundial, Irán puede producir una cierta cantidad de uranio enriquecido con fines civiles. Trump en 2018 retiró unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo, en el que Teherán acordó limitar su enriquecimiento de uranio a cambio del levantamiento de las sanciones económicas. Cuando Estados Unidos intensificó las sanciones, Irán abandonó gradualmente y públicamente esos límites cuando una serie de incidentes cada vez mayores llevaron a los dos países al borde de la guerra a principios de año.
Irán ahora enriquece uranio hasta un 4,5% de pureza y, según el último informe de la AIEA, tenía una reserva de 2.105 kilogramos (2,32 toneladas). Los expertos suelen decir que 1.050 kilogramos (1,15 toneladas) de uranio poco enriquecido es material suficiente para volver a enriquecerse hasta niveles de grado de armas de 90% de pureza para un arma nuclear.
Se estima que el llamado “tiempo de ruptura” de Irán, el tiempo necesario para que construya un arma nuclear si así lo decide, ha disminuido de un año con el acuerdo a tan solo tres meses. Irán sostiene que su programa nuclear tiene fines pacíficos, aunque los países occidentales temen que Teherán pueda usarlo para buscar armas atómicas.
Las obras transcendieron a pocos días de las elecciones en Estados Unidos, que enfrentan al presidente Donald Trump y al demócrata Joe Biden, quien ha expresado su voluntad de regresar al histórico pacto con Irán. El resultado de los comicios decidirá el enfoque que adopte Washington en adelante.
(Con información de AP)
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