En Australia anualmente se registran alrededor de 3.000 casos de mordeduras de serpientes, y son alrededor de 500 personas que requieren ser hospitalizadas y, en promedio, dos personas pierden la vida, de acuerdo con datos de la Universidad de Sídney.
Uno de estos casos que en promedio se reportan al año es el de Lea-Ann Mears, propietaria y gerente minorista de The Croc Tent, quien sufrió un ataque cuando dormía.
Para Newsweek relató que en marzo despertó por el dolor ocasionado por la mordedura provocada por una pitón matorral. Aquel día se despertó por el dolor que sintió en la parte inferior de su glúteo. Entre las acciones que realizó fue tomar por la cabeza a la pitón para evitar que se le enredara en el cuerpo, es una maniobra que pudo realizar por la familiaridad que tiene en el manejo de dicha especie, ya que su esposo en el 2008 obtuvo una licencia de vida silvestre recreativa y adquirió pitones.
Ella refirió que en una década ha observado cientos de serpientes en el área en donde reside en Cape York en Australia, pero esa era una situación que no había enfrentado en su casa. Las especies que regularmente ha visto son pitones o especies similares, como taipanes costeros y víboras de la muerte, ambos están catalogados entre los más venenosos del mundo.
La agencia de noticias EFE reportó hace unos meses en el Parque Australiano de Reptiles lograron extraer 3,32 gramos de veneno de un taipán costero, lo cual es capaz de matar a 100 personas.
Lea-Ann refirió que sus familiares prefieren no visitarla para evitar la exposición a ese tipo de especies, en su caso, no tiene miedo a una serpiente.
Daniel Natusch, científico y experto en biodiversidad, había rastreado una pitón amatista cerca de la casa de sus amigos, una pitón matorral de 12 pies de largo (3,6 metros). Él se dedica a rastrear alrededor de 20 serpientes en el área.
El experto en biodiversidad le había notificado Lea-Ann Mears que un pitón había estado cerca de su domicilio. Ya que las especies tienen un dispositivo de rastreo implantado y desde el 2014 no tenía información clara al respecto y finalmente la ubicó debajo del piso de madera.
La recomendación fue que checara las puertas y ventanas estuvieran bien cerradas, bajo esa recomendación tuvo especial cuidado en las habitaciones de sus hijos, pero no puso atención especial en su habitación hasta donde llega dicha especie, lugar hasta donde se alojó la pitón.
Tras sentir la mordedura de la pitón buscó evitar que se enredara en su cuerpo o en el cuello, pudo sacar la serpiente de su cuarto y la llevó a otra habitación. Posteriormente, se comunicó con Daniel Natusch.
Fue al hospital para que la revisaran, aunque no es una especie venenosa. Daniel acudió a casa de Lea-Ann para capturar a la especie y confirmar su identidad como parte del estudio y fue reubicada en el hábitat.
Meses después y en diferentes momentos, sus perros fueron atacados por serpientes, las cuales también fueron registradas y reubicadas. Además, han instruido a sus hijos en caso de que los muerde una víbora o cómo deben reaccionar si le pasa a un miembro de la familia.
Ella indica que después de lo ocurrido en su casa, en absoluto, tiene miedo a las serpientes.
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