Con una investigación in situ en la región de Nagorno Karabaj en octubre de 2020, Human Rights Watch (HRW) logró detectar cuatro incidentes en los que tropas de Azerbaiyán dispararon municiones de racimo, ampliamente prohibidas por el derecho internacional, en áreas residenciales.
“El uso continuo de municiones de racimo, particularmente en áreas pobladas, muestra un desprecio flagrante por la seguridad de los civiles”, declaró este viernes Stephen Goose, director de la división de armas de HRW y presidente de la Coalición contra las Municiones de Racimo. “Las municiones de racimo nunca deben ser utilizadas por nadie bajo ninguna circunstancia, y mucho menos en las ciudades, debido al daño previsible e inaceptable a los civiles”, explicó.
En los combates entre Azerbaiyán y los habitantes armenios de Nagorno-Karabaj, que se encuentra en su peor conflicto en más de 25 años, HRW está investigando si todas las partes se adhieren al derecho internacional humanitario, que exige que las fuerzas armadas distingan en todo momento entre combatientes y civiles.
Miembros de la reconocida ONG examinaron los restos de cohetes, los impactos y los restos de las submuniciones que explotaron y otras que fallaron en varios lugares de Stepanakert, el centro administrativo de Nagorno Karabaj. También estudiaron fotografías tomadas en la ciudad de Hadrut de un cohete y submuniciones que explotaron y una submunición defectuosa que no estalló, y habló con seis personas que presenciaron los disparos.
Residentes de Stepanakert dijeron a los investigadores que los ataques con municiones de racimo comenzaron la mañana del 27 de septiembre en una zona residencial a no más de 200 metros de la oficina del Comité Internacional de la Cruz Roja.
“Los niños empezaron a gritar y todo el mundo entró en pánico cuando las bombas empezaron a caer. Abrimos las ventanillas y vimos que los coches se estaban quemando. Vimos que tenían cositas rosadas que las hacían arder, así que corrimos al sótano”, contó una mujer de 69 años que al momento del ataque se hallaba en el cuarto piso de un edificio al lado de donde HRW observó decenas de impactos distintivos de las submuniciones M095.
Integrantes de HRW visitaron el sitio y, además de esos impactos, observó varios vehículos dañados y numerosas ventanas rotas en apartamentos cercanos. Sin embargo, desconocen el daño exacto causado por las submuniciones porque luego se llevó a cabo otro ataque con una munición diferente en aproximadamente el mismo lugar.
Human Rights Watch no pudo identificar ningún equipo militar o bases en los tres barrios donde ocurrieron los ataques.
Las municiones de racimo han sido prohibidas debido a su efecto indiscriminado generalizado y al peligro duradero para los civiles. Las municiones de racimo generalmente explotan en el aire y envían docenas, incluso centenares, de pequeñas bombas sobre un área del tamaño de un campo de fútbol. Las submuniciones de racimo a menudo no explotan en el impacto inicial y dejan restos que actúan como minas terrestres.
La Convención de 2008 sobre Municiones en Racimo prohíbe de manera integral estas armas y requiere su limpieza y asistencia a las víctimas. Armenia y Azerbaiyán no se encuentran entre los 110 estados que forman parte del tratado. Ambos dicen que no pueden adherirse al acuerdo hasta que se resuelva la disputa sobre Nagorno Karabaj. HRW declaró que ambas naciones deben tomar las medidas necesarias para unirse a la Convención sobre Municiones de Racimo sin demora.
“El uso repetido de municiones de racimo por parte de Azerbaiyán debería cesar de inmediato, ya que su uso continuo aumentará el peligro para los civiles en los próximos años”, dijo Goose.
Los combates entre Armenia y Azerbaiyán han proseguido este viernes “por todas partes a lo largo del frente”, según la portavoz del Ministerio de Defensa armenio, Shushan Stepanián, a pesar de los intentos de la comunidad internacional para garantizar un alto el fuego estable.
Al menos un millar de personas han muerto -casi 5.000, según estimaciones del presidente ruso Vladimir Putin- en la última escalada de violencia entre ambos países sobre el enclave de Nagorno Karabaj, autoproclamada república independiente de Azerbaiyán y objeto de una disputa histórica ente ambos países.
El territorio forma parte oficialmente de Azerbaiyán pero tiene mayoría de población armenia y está bajo dominio armenio desde el final de la última guerra, en la que las fuerzas armenias se hicieron con el control además de varios distritos azeríes colindantes.
Con información de EuropaPress
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