Francia rindió este miércoles un homenaje nacional a Samuel Paty, el maestro de Historia y Geografía de secundaria cuya decapitación el viernes en un atentado conmocionó al país. Este ataque pone nuevamente en debate la laicidad en las escuelas y las condiciones en las que trabajan los profesores en ciertos colegios franceses.
Todo el país llora el asesinato de Samuel Paty. El maestro de Historia y Geografía recibe este miércoles 21 de octubre la máxima distinción en Francia: la legión de honor. Un reconocimiento que acoge con emoción particular la comunidad de profesores, profundamente traumatizada por lo ocurrido el viernes pasado.
“Al entregarle la legión de honor se reconoce que murió ejerciendo su oficio, al servicio de uno de los valores fundamentales de la República, es decir la libertad de expresión”, precisa Michel Cernay, quien fue profesor de Historia y Geografía en secundaria durante 35 años, en Francia y en América Latina.
En entrevista con RFI, el maestro ahora jubilado explica que su profesión se ha vuelto cada vez más difícil de ejercer. “Hay colegas que no pueden hablar del Holocausto de los judíos porque inmediatamente algunos alumnos responden que se trata de propaganda israelí. Dicen que la Shoá no existió”, cuenta.
Precisa que este tipo de situaciones la han vivido hasta el 15% de los profesores y que estas presiones no ocurrían hace dos décadas. “Los maestros se vuelven discretos con el tema porque no quieren generar conflictos en las aulas”.
Michel Cernay vive en Niza, una de las seis administraciones académicas, junto con la de Versailles donde trabajaba Samuel Paty, donde más se han registrado lo que el ministerio de Educación llama “atropellos a la laicidad”. El profesor jubilado ahora hace parte del Observatorio de la laicidad y organiza talleres en colegios sobre lo que significa esta noción tan francesa.
¿Medidas drásticas?
Se establece que la escuela es laica y se limita a enseñar la historia de las principales religiones. La ley de 1905 separa el Estado de todos los cultos. “Osea que el Estado no puede intervenir en religiones pero protege todos los cultos dentro del marco del código civil y penal”, dice Cernay. “Esto es lo que enseñamos en las escuelas: las razones por las cuales una joven no puede ir a la escuela con velo, o un joven con kipá, o alguien católico con un crucifijo de 20 centímetros colgado al cuello”.
La pregunta central para los maestros en Francia hoy es: ¿cómo implementar mejor el concepto de laicidad? Los profesores han hecho reclamos y algunos son drásticos. “Se necesita que las autoridades apoyen la enseñanza del programa oficial. Pero eso significa que en algún momento hay que enfrentarse a los padres, hay que ir a negociar con el imán del barrio para que calme a sus feligreses”, dice Cernay.
Apunta que en su ciudad la municipalidad de derecha propuso instalar de manera permanente en las escuelas agentes de policía para mantener un orden laico. “Es exagerado, pero sí hay padres de alumnos que se oponen no solo a las caricaturas religiosas, pero también por ejemplo a la teoría de la evolución de las especies, se necesita que tal vez un uniformado pida a los padres que se callen”, afirma el ex maestro.
Miles de personas se reunieron el martes frente al colegio donde enseñaba Samuel Paty, en la ciudad de Conflans-Sainte-Honorine, cerca de París, para cumplir un minuto de silencio y marchar por la ciudad.
Publicado originalmente por RFI
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