La historia de los enfrentamientos entre el papa Francisco y los sectores más conservadores de la Iglesia

Desde su ascenso en 2013, el pontífice argentino ha mantenido numerosos roces y tensiones con una parte de la comunidad católica que no comulga con su mirada más progresista sobre la institución milenaria

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El papa Francisco saluda a los fieles durante la audiencia del miércoles en el Vaticano (EFE/EPA/VATICAN MEDIA)
El papa Francisco saluda a los fieles durante la audiencia del miércoles en el Vaticano (EFE/EPA/VATICAN MEDIA)

Es probable que el respaldo del papa Francisco a las uniones civiles entre personas del mismo sexo abra un nuevo capítulo en los enfrentamientos entre el pontífice y el sector más conservador de la Iglesia, que persisten desde el inicio de su papado.

“El pronunciamiento del Papa a favor de las uniones civiles también es un mensaje enérgico para los lugares donde la Iglesia se ha opuesto a esas leyes”, dijo el padre James Martin, el sacerdote jesuita que más se ha esforzado por tender puentes hacia los homosexuales en la Iglesia, en un comunicado.

Desde su elección en 2013, Francisco ha sido una esperanza para los católicos progresistas que quieren una Iglesia más acogedora y que se concentre en la misericordia en lugar de en la estricta aplicación de reglas rígidas que consideran anticuadas. Pero lo cierto es que no todos comparten la concepción de Francisco de una Iglesia como “hospital de campaña” que atiende a los heridos, independientemente de su fe u origen.

La primera controversia: el sínodo sobre la familia

Los primeros enfrentamientos entre las distintas visiones quedaron patentes en 2014, cuando el recién elegido papa argentino quiso convocar el sínodo sobre la familia.

Si bien el pontífice instó a un debate “sereno y abierto”, ese evento desató un fuerte debate entre progresistas y conservadores, en muchos casos a través de los medios de comunicación y hasta de casas editoriales.

“La división de los cristianos es obra del diablo”, dijo entonces Francisco.

La propuesta de Francisco de examinar la posibilidad de conceder la comunión a los divorciados que se vuelven a casar despertó el avispero del sector más conservador, liderado por el ex influyente prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Ludwig Müller.

 El cardenal Gerhard Ludwig Müller
El cardenal Gerhard Ludwig Müller

Antes del sínodo, Müller y otros cuatro cardenales incluso publicaron un libro en el que defendían la “indisolubilidad” del matrimonio católico, y en resumen se cerraba la puerta a los católicos divorciados que quieren acceder al sacramento de la comunión. El hecho de que el libro haya sido lanzado semanas antes del inicio del sínodo extraordinario fue considerado una estrategia mediática para frenar la idea del papa jesuita.

Poco después, en octubre de 2015, se difundió una carta firmada por él y otros doce cardenales en la que denunciaban la metodología empleada en el Sínodo.

Los conservadores también cuestionaron algunas de las enseñanzas de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, publicada tras el Sínodo y un documento angular del intento de Francisco de hacer a la Iglesia, con 1.200 millones de fieles, más inclusiva y menos condenatoria.

En el documento, publicado en abril de 2016, el Papa abogó por una Iglesia menos estricta y más compasiva hacia miembros “imperfectos”, como los divorciados que se han vuelto a casar, diciendo que “nadie puede ser condenado para siempre”.

La controversia terminó en 2017 con el reemplazo de Müller al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en lo que ha supuesto una conmoción para el gobierno del Vaticano.

El Sínodo sobre la Amazonía fue otro momento de enfrentamiento (REUTERS/Remo Casilli)
El Sínodo sobre la Amazonía fue otro momento de enfrentamiento (REUTERS/Remo Casilli)

Pero los enfrentamientos no terminaron. En 2018, el Vaticano ha estado enredado en una polémica después de que los los críticos conservadores de Francisco interpretaron el error en un comunicado de prensa como parte de una trama para censurar el pensamiento de Benedicto XVI, que renunció en 2013.

Muchos católicos conservadores aún ven a Benedicto como un bastión frente a los liberales, y han arremetido contra Francisco por ser demasiado indulgente con los católicos divorciados y los homosexuales.

Campaña de desprestigio

El 4 de febrero de ese mismo año marcó otro episodio en la guerra intestina en el Vaticano, cuando un grupo de activistas pegó afiches en los alrededores de Roma donde se criticaba al Papa por llevar a cabo lo que consideran como medidas dirigidas en contra de los sectores conservadores de la Iglesia Católica.

En los carteles se podía ver una foto del Pontífice con gesto severo y el lema: “¿Dónde está tu misericordia?”. Los afiches acusaron también a Francisco de varias medidas polémicas, incluyendo lo que llamaron “la decapitación de los Caballeros de Malta”.

En 2019, un grupo de 19 sacerdotes y académicos católicos pidió a los obispos que declaren hereje al Papa, en la última ofensiva ultraconservadora contra el pontífice.

La figura más destacada del grupo fue el padre Aidan Nichols, un sacerdote dominico británico de 70 años que es autor de muchos libros y es uno de los teólogos más reconocidos en el mundo angloparlante. El resto es menos conocido.

La misiva atacó al papa argentino por suavizar supuestamente la postura de la Iglesia en varios asuntos. En su opinión, no ha sido lo suficientemente explícito contra el aborto y ha sido demasiado acogedor con los homosexuales y complaciente con protestantes y musulmanes.

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