El departamento de Justicia de los Estados Unidos presentó este lunes cargos contra seis militares rusos, a quienes acusó de llevar a cabo una campaña de hackeos contra distintos eventos e infraestructura a nivel global.
Entre los objetivos se encontraban los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, que se deberían haber llevado a cabo en 2020 pero fueron pospuestos por la pandemia de COVID-19. El grupo también intentó atacar el partido político del presidente francés Emmanuel Macron -En Marche (en marcha) en las elecciones de 2017; el sistema eléctrico ucraniano; la investigación para determinar responsabilidades por el envenenamiento de ex espía ruso Sergei Skripal y su hija, atribuído también al Kremlin; y compañías estadounidenses.
Las conclusiones se desprenden de una investigación llevada a cabo en conjunto por Estados Unidos y el Reino Unido. El reporte también indicó que los hackers pertencerían a la agencia de inteligencia militar rusa conocida por su acrónimo, el GRU.
“Ningún país ha usado sus capacidades cibernéticas como armas y de una manera tan maliciosa o irresponsable como Rusia. Causan daños sin precedentes para buscar lograr pequeñas ventajas tácticas y satisfacer caprichos rencorosos”, indicó el Procurador General Adjunto, el general John Demers. “Es la serie de ciberataques más disruptiva y destructiva que alguna vez se le haya atribuído a un solo grupo”, agregó.
El reporte indicó que los esfuerzos del grupo con respecto a los Juegos Olímpicos ya estaban en marcha para el momento en que fueron pospuestos por la pandemia. Para lograr su objetivo, estaban llevando a cabo tareas de reconocimiento sobre los organizadores del evento, sus servicios de logística y sponsors.
La motivación de las autoridades rusas podría ser consecuencia de haber sido excluída de la cita mundial, un castigo impuesto por un nuevo escándalo relacionado al dopaje de los atletas de ese país. En diciembre de 2019, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) determinó que Rusia no participará de los Juegos de Verano de Tokio ni de los de Invierno, que tendrán lugar en Beijing en 2022, debido a la falsificación de los datos de los controles entregados a la entidad. La delegación se había ubicado en el cuarto lugar del medallero en la última edición de Río 2016.
“Las acciones del GRU contra los Juegos Olímpicos y Paralímpicos son cínicas y temerarias. Las condenamos en los términos más fuertes posibles”, expresó al respecto el secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Dominic Raab.
Funcionarios británicos notaron ante el medio The Guardian que las acciones se llevaron a cabo pese a que el gobierno ruso se había comprometido a respetar una “tregua olímpica” en el marco de la Asamblea General de la ONU, comprometiéndose entonces a no socavar de ninguna manera la seguridad de los juegos.
Otro pasaje del documento confirmó además que Rusia buscó atacar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 que tuvieron lugar en Pyeongchang, en Corea del Sur. En ese entonces, el grupo atacó el evento durante la ceremonia de inicio: derribó el sitio web del evento -lo que impidió a los espectadores imprimir sus entradas- y el WiFi del estadio. También atacaron un centro de ski, funcionarios de los juegos, proveedores de servicios y sponsors.
En los juegos de 2018, el Comité Olímpico determinó que los atletas rusos solo podrían competir bajo la bandera internacional.
Este último ataque, no obstante, antecede a las sanciones impuestas por la AMA, lo que podría evidenciar esfuerzos de Moscú de intimidar a las autoridades para evitar el desenlace que eventualmente tuvo lugar.
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