El ataque a un profesor de historia y geografía, ayer en la ciudad de Conflans-Sainte-Honorine, en Yvelines, en condiciones particularmente abominables, refleja esta barbarie.
Nuevamente Francia golpeada. Nuevamente agraviada por un “ataque terrorista islamista caracterizado”, según el presidente francés Emmanuel Macron. Y es nuevamente, un apegado a su profesión, alguien convencido en la defensa de garantizar la libertad de expresión, a la tolerancia entre las distintas ideas, culturas y religiones, quien paga con su vida.
El país, también atormentado por los azotes de Covid 19, se conmueve desde anoche frente a una muerte macabra, pero al mismo tiempo se llama a la defensa de la diversidad de expresiones. El reclamo es uniforme: una movilización solidaria, que desde las portadas de la prensa francesa, se desata como " urgente para terminar con actos que traspasan el umbral de la ignominia"
Francia convive con el yugo de la amenaza terrorista. Un país en permanente estado de alerta, militarizado y monitoreado, que sin embargo ha sabido frustrar una enorme cantidad de ataques similares. Una nación repetidamente agitada en sus valores más fundamentales de la República, aquellos que otra vez se ven vulnerados.
La crueldad hacia el maestro provocó una conmoción, un estado de shock, que se transformó en posterior indignación, sin espacio para matices. “No pasarán. El oscurantismo no va a ganar”, sentenció el viernes por la noche, Emmanuel Macron. Todas las voces sociales, politicas y civiles, se convertian en una, unidas ante el estupor por el cruel asesinato.
Los franceses sienten, frente al terror, que su libertad es endeble y debe defenderse. Más aún, cuando el crimen del maestro se produce en medio del juicio a los autores y cómplices del atentado de Charlie Hebdo , y poco después del atentado perpetrado por un joven paquistaní frente al antiguo local del semanario, hechos que les recuerda trágicamente esta fragilidad.
El 11 de enero de 2015, millones de franceses, rebelados por tres días de ataques contra periodistas, policías y compatriotas judíos, tomaron las calles francesas. Luego del acto de ayer por la tarde, la movilización solidaria vuelve a ser la decisión frente a una amenaza que está omnipresente.
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