En Rusia la estrategia es simple: ridiculizar y catalogar a la vacuna contra el coronavirus desarrollada por la Universidad de Oxford en conjunto con el laboratorio AstraZeneca como peligrosa y de consecuencias irreversibles. Con esos simples objetivos se lanzó una campaña de desinformación de proporciones monumentales que incluyó desde memes y fotos hasta informes televisivos. La misión es una sola: evitar que la pócima inglesa tenga mayor éxito que la Sputnik rusa, anunciada con pompa por Vladimir Putin.
La campaña fue descubierta por el diario The Times y tiene como objetivo desalentar la compra de la vacuna de Oxford-AstraZeneca por parte de aquellos países que ya se mostraron interesados en las dosis presentadas por Putin el pasado 11 de agosto antes de que se cumplieran todas las fases de seguridad para su universalización. Entre las naciones que fueron blanco de estas difusiones figuran India, Brasil, Egipto, Arabia Saudita, Filipinas, México, Malasia, Vietnam y Perú. En las imágenes difundidas en redes puede leerse el nombre de la universidad y la farmacéutica acompañado de la fotografía de primates.
En uno de ellos puede verse a primer ministro Boris Johnson editado para que parezca un yeti caminando por Downing Street. A la carucatura lo acompaña una frase: “Me gusta mi vacuna Pie Grande”. Otro video que circula online muestra a un paciente siendo inyectado y convirtiéndolo en una criatura parecida a un mono mientras, en el televisor de su sala, los primates causan estragos en las calles de la ciudad. En tanto, en una nave espacial, los astronautas vacunados se transforman en simios agresivos.
La estrategia informativa consiste en relacionar la vacuna inglesa con los monos ya que usa virus de chimpacés como vector. El mensaje es de lo más elemental: inocularse esa fórmula provocará que la persona se convierta en un simio. La difusión de estas fake news no sólo podría boicotear el producto específico, sino los esfuerzos mundiales para combatir el coronavirus Sars-CoV-2 que ya provocó un millón de muertes alrededor del planeta.
“La desinformación es un claro riesgo para la salud pública. Insto a todos a que utilicen fuentes confiables de información, a que confíen en las agencias reguladoras y recuerden los enormes beneficios que las vacunas y los medicamentos continúan brindando a la humanidad”, manifestó Pascal Soriot, director ejecutivo de Astrazeneca.
De acuerdo al periódico británico, si bien existen pruebas de que de la cruzada mediática participaron funcionarios del gobierno ruso, no está clara aún la vinculación directa del Kremlin con la estrategia comunicacional. Sin embargo, Tom Tugendhat, presidente del comité de Asuntos Exteriores, dijo que no tenía ninguna duda de que el estado ruso respaldaba la difusión de este material. “Siempre está. Rusia es un estado muy centralizado y la idea de que esto se haga sin la aprobación de alguien del círculo íntimo es ridícula”, enfatizó.
Uno de los programas informativos más vistos de Rusia, Vesti News, se hizo eco de las maliciosas versiones y también puso al aire un informe en el que se ponían de relieve supuestas dudas respecto a la vacuna de Oxford.
Los trolls rusos iniciaron su embestida digital hacia mediados de septiembre, cuando uno de los voluntarios de la vacuna presentó una enfermedad que podría ser derivada de la inyección suministrada. En esa oportunidad, el hombre -cuya identidad no se dio a conocer- presentó mielitis transversa, lo que provocó que se pausaran los ensayos. Finalmente se supo que no fue consecuencia de la inoculación.
En esa oportunidad, la cadena de noticias del estado ruso RT, señaló que AstraZeneca usaba un adenovirus de “mono” y que era “un método no probado de desarrollo de vacunas”. El canal prosiguió: “El Sputnik V de Rusia, la primera vacuna registrada del mundo, utiliza adenovirus humanos como vector, un enfoque ampliamente estudiado”. Fue el puntapié inicial para que las redes comenzaran con su difusión.
Rusia confió a su Gamaleya Research Institute la creación de la pócima contra el COVID-19 y el lord ruso Kirili Dmitriev, director ejecutivo del Fondo de Inversión Directa de Rusia, es quien está encargado de financiar y comercializarla alrededor del mundo. Pero, al mismo tiempo, una de sus compañias trabaja en el desarrollo de la vacuna inglesa. Por eso, en un comunicado condenó “las publicaciones en redes sociales destinadas a denigrar" la vacuna AstraZeneca. “Cualquier intento de dañar la reputación de cualquier vacuna es incorrecto. Creemos que tanto el enfoque de vector de adenovirus humano que está utilizando Sputnik V como el enfoque de vector adenoviral de chimpancé utilizado por AstraZeneca son enfoques muy prometedores basados en una base científica sólida”, advirtió.
Ataques de hackers
A mediados de julio, piratas informáticos rusos habían atacado varios centros de investigación para robar información relacionada con la vacuna contra el coronavirus que estaban procesando el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá. El gobierno británico denunció que fueron hackers de aquel país quienes habían realizado el ataque informático.
El Centro Nacional de Ciberseguridad (NCSC) del Reino Unido alegó entonces que el grupo de hackers APT29, también conocido como Cozy Bear (“oso amigable”) y del que se dice que forma parte del servicio de inteligencia ruso, está atacando a las instituciones de investigación académica y farmacéutica que participan en el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus, con el fin de robar información.
Los persistentes y continuos ataques son vistos por los funcionarios de inteligencia como un esfuerzo para robar la propiedad intelectual, pero no para interrumpir las investigaciones. La campaña de “actividad maliciosa” está en curso e incluye ataques "predominantemente contra objetivos gubernamentales, diplomáticos, de centros de estudios, de salud y de energía,″ dijo el Centro Nacional de Ciberseguridad en un comunicado. Uno de los blancos era la Universidad de Oxford.
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