La Academia Sueca de las Ciencias entregó este lunes el Premio Nobel de Economía a Robert Wilson y a Paul Milgrom.
Sin embargo, la diferencia horaria hizo que la noticia les llegara a los galardonados en el medio de la noche, y los organizadores fueron incapaces de contactar a Paul Milgrom.
Su colega, quien también es su vecino en un tranquilo barrio de California, fue el encargado de ir junto con su esposa en pijamas a darle la novedad, y el momento quedó registrado en las cámaras de seguridad de la vivienda de Milgrom.
“Paul, Paul, ganaste el Premio Nobel”, fue la frase que en el medio de la madrugada, y aún entre sueños, escuchó Paul Milgrom.
El flamante Premio Nobel y su mujer habían golpeado varias veces la puerta y tocado el timbre repetidamente hasta que Milgrom se despertó. La pareja le avisó entonces que habían dado su número de teléfono a la Academia para que pudieran ponerse en contacto con él y que debía estar disponible.
A través del comunicador, el economista dejó en evidencia su sorpresa, sin ser capaz de decir otra cosa que “Ok. Guau”.
El video del momento de la sorpresa fue difundido el martes por la cuenta de Twitter de la Universidad de Stanford, donde trabajan ambos investigadores.
Los dos investigadores ganaron el máximo galardón de su disciplina del año 2020 por sus aportes a la Teoría de Subastas y a la creación de nuevos formatos de subastas.
Milgrom y Wilson, de 72 y 83 años respectivamente, mejoraron la teoría de subastas, una rama de la teoría de juegos, utilizada en la asignación de frecuencias de telecomunicaciones, como la 5G.
“No solo clarificaron cómo funcionan las subastas y por qué los compradores se comportan de cierta forma, sino que usaron sus descubrimientos teóricos para inventar formatos completamente nuevos para la venta de bienes y servicios”, destacó la Academia.
Wilson demostró por qué los ofertantes racionales tienden a colocar sus ofertas por debajo de su mejor estimación del valor común: les preocupa la maldición del ganador, es decir, pagar demasiado y salir perdiendo. Por su parte, Milgrom formuló una teoría más general de las subastas que no sólo permite valores comunes, sino también valores privados que varían de un licitador a otro.
Los ganadores inventaron nuevos formatos para subastar muchos objetos interrelacionados simultáneamente, en nombre de un vendedor motivado por un amplio beneficio social en lugar de un máximo de ingresos.
En 1994, las autoridades estadounidenses comenzaron a utilizar estos nuevos formatos para vender frecuencias de radio a los operadores de telecomunicaciones. Desde entonces, muchos otros países han seguido el ejemplo.
“Los laureados de este año en Ciencias Económicas comenzaron con la teoría fundamental y luego utilizaron sus resultados en aplicaciones prácticas, que se han extendido a nivel mundial. Sus descubrimientos son de gran beneficio para la sociedad”, resaltó Peter Fredriksson, presidente del Comité del Premio.
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