La policía bielorrusa amenazó el lunes con recurrir a armas de fuego para sofocar la protesta en el país, mientras que la Unión Europea se apresta a sancionar al dictador Alexander Lukashenko por la represión del movimiento contestatario.
Estimando que tras la manifestación semanal del domingo contra Lukashenko las protestas se volvieron “organizadas y extremadamente radicales”, el ministerio bielorruso del Interior anunció el lunes que las fuerzas de seguridad “utilizarán, si es necesario, equipos especiales y armas de combate”.
El gobierno bielorruso se enfrenta a masivas manifestaciones semanales que denuncian los resultados de la elecciones presidenciales del 9 de agosto, reivindicadas por Lukashenko, que lidera desde hace 26 años de esta exrepública soviética.
El domingo, la policía reprimió violentamente una gran manifestación de la oposición en Minsk, usando cañones de agua y granadas aturdidoras contra la multitud. Esta intervención fue la más brutal en semanas.
Unos 600 manifestantes fueron detenidos, según informó el grupo de defensa de derechos humanos Viasna.
El viceministro del Interior, Gennadi Kazakevich, denunció en un video difundido en Youtube “lanzamientos de piedras, botellas y cuchillos” contra las fuerzas antidisturbios, así como “barricadas e incendios” en las calles de Minsk.
“No solo nos hemos enfrentado a agresiones, sino a grupos de combatientes radicales, anarquistas y seguidores de fútbol”, afirmó, considerando que el movimiento de protesta “se apaga progresivamente”.
La policía bielorrusa ya había disparado balas reales a principios de agosto, durante las primeras concentraciones reprimidas por la fuerza en Brest, en el sur del país.
En aquel momento, murió un manifestante. Las autoridades aseguraron que la policía se defendía de un grupo “agresivo” armado con barras de metal. Esta versión fue cuestionada por los medios independientes locales.
El lunes, una manifestación reunió a cientos de jubilados en Minsk y en otras ciudades, donde destacaron los colores rojo y blanco de la oposición. Según los medios locales, varios periodistas fueron detenidos.
Sanciones europeas
La Unión Europea dijo el lunes que estaba lista para adoptar sanciones contra el presidente Alexander Lukashenko, de 66 años, y “entidades y funcionarios de alto rango” de su régimen, así como miembros de su familia y jueces.
Estas sanciones consistirían en “una prohibición de viajes y un congelamiento de activos, contra personas responsables de fraude en las elecciones presidenciales y de la violenta represión de manifestaciones pacíficas”, según el Consejo de la UE.
“Nada ha mejorado en Bielorrusia. La violencia del régimen de Lukashenko y la detención de manifestantes pacíficos continúan”, declaró el jefe de la diplomacia alemana Heiko Maas.
La UE ya sancionó a 40 responsables bielorrusos, incluido el ministro del Interior y su adjunto, e igualmente rechazó los resultados de las elecciones del 9 de agosto.
Desde el inicio de las protestas, cientos de manifestantes, responsables de movimientos políticos, de organizaciones sindicales y periodistas fueron detenidos.
Casi todas las figuras de la oposición están detenidas o en el exilio. La semana pasada, las autoridades anularon las acreditaciones de los medios de comunicación extranjeros.
Por otra parte, liberaron de la cárcel y asignaron a prisión domiciliaria a dos hombres de negocios vinculados a la oposición, tras una visita sorpresa del presidente Lukashenko a una cárcel el sábado.
Según este último, discutió con algunos de sus detractores de una reforma de la Constitución, que propone como alternativa para dar solución a la crisis en el país.
Paralelamente, Lukashenko, que cuenta con el apoyo del presidente ruso Vladimir Putin, acusa a los países occidentales de haber alentado la protesta contra él.
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