El secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo pidió este miércoles en Roma al papa Francisco tener “coraje” para combatir las persecuciones religiosas, en particular en China, país con el cual el Vaticano está a punto de renovar un acuerdo de nombramiento de obispos.
De visita en Roma, el jefe de la diplomacia estadounidense no se reunirá con el papa Francisco, quien cumple el protocolo habitual de no sostener encuentros en contextos electorales de cada país. El canciller, en cambio, sí será recibido el jueves en el Vaticano por su número dos, el cardenal Pietro Parolin.
“Pido a todos los líderes religiosos encontrar el coraje para enfrentar las persecuciones religiosas de sus propias comunidades, y las de otras profesiones de fe”, declaró Pompeo en presencia del arzobispo británico Paul Gallagher, a cargo de las relaciones de la Santa Sede con otros Estados.
“Los líderes cristianos deben defender a sus hermanos y hermanas en Irak, Corea del Norte y Cuba”, añadió, tras un duro ataque contra Beijing a la que acusa de reprimir a las minorías católica y musulmana uigur.
“En ninguna otra parte como en China la libertad de culto es tan atacada”, en opinión de Pompeo, quien cita frecuentemente el compromiso asumido por el Papa Juan Pablo II en la década de 1980 contra el bloque soviético, en nombre de lo que el sumo pontífice polaco llamaba “el riesgo de la libertad”.
“Que la Iglesia, y aquellos que saben que finalmente todos rendiremos cuentas ante Dios, puedan ser tan audaces en nuestra época”, martilló el jefe de la diplomacia estadounidense.
Agregó que en la defensa de la libertad religiosa en países como China, los gobiernos nacionales “están limitados por razones políticas”, pero que la Iglesia, “por otra parte, no está obligada por estas consideraciones”, “y no debe comprometer normas de principio, basadas en verdades eternas”.
Por su parte, el arzobispo Gallagher expresó su disconformidad con las declaraciones políticas y el poco tiempo que recibió para su intervención. “¿Me oyeron mencionar a China? No me oyeron decir el nombre de ningún país, nosotros no nombramos y no culpamos a nadie. Éste es uno de los principios de la diplomacia vaticana”, dijo.
Las relaciones entre Estados Unidos y el Vaticano se han vuelto tensas tras la firma en septiembre de 2018 de un histórico acuerdo “provisorio” entre la Santa Sede y Beijing sobre el nombramiento de obispos.
El acuerdo, deseado por el Papa para reunificar una Iglesia china dividida en dos (la oficial y la clandestina), le brinda la última palabra para designar a los obispos chinos, y desde entonces dos prelados han sido nominados.
Pompeo ya había criticado en un artículo el acuerdo que se renovará entre China y el Vaticano al asegurar que ponía en peligro “la autoridad moral” de la Iglesia.
(Con información de AFP y EFE)
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