China ha reconocido durante esta última década el gran potencial que presentan los países de los Balcanes Occidentales, no sólo como proveedores de materias primas y compradores de sus bienes, sino como puerta de entrada a la Unión Europea. El gigante asiático ha aprovechado las debilidades y necesidades económicas de estos países laxos, donde aún abundan las empresas estatales y la corrupción, convirtiéndose en su nuevo prestamista.
Beijing financia obras de infraestructura necesarias en la región para su desarrollo, así como también lo ha venido haciendo en África, invirtiendo principalmente en industrias del sector energético y transporte a través de su ¨Iniciativa Belt and Road¨ y el formato 17+1 creado en el año 2012 con la llegada de Xi Jinping al poder. A cambio ha obtenido el apoyo incondicional en el ámbito internacional de algunos de estos países como por ejemplo Serbia, quien ha votado siempre a favor de China, aún en las causas referidas a violaciones de derechos humanos. Su gran premio ha sido ser el destinatario de más del 50% de todo lo invertido por Beijing y estar muy cerca de transformarse en el principal hub tecnológico de la región.
La iniciativa 17+1 es un formato liderado por China fundado en el año 2012 en Budapest, Hungría. Grecia ha sido el último país en incorporarse en el año 2019. Su objetivo es ampliar la cooperación entre Beijing y los países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) a través de inversiones y a su vez fomentar el comercio para el desarrollo de la región.
Los dólares provistos por China son destinados a proyectos de infraestructura como puentes, autopistas, líneas ferroviarias y modernización de puertos en los estados miembros. La iniciativa incluye a doce estados miembros de la Unión Europea (UE ) y cinco estados balcánicos: Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, República Checa, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Macedonia, Montenegro, Polonia, Rumanía, Serbia, Eslovaquia y Eslovenia. La plataforma no es más que una extensión de la iniciativa Belt and Road (BRI) por la cual China espera consagrarse primera potencia del mundo para el año 2049 en conmemoración a los 100 años de creación de la República Popular China. Con esto Beijing sella sus relaciones con las regiones de Europa Central y Occidental usando la narrativa de querer reforzar sus relaciones y ayudar a estos países que están menos desarrollados en comparación con los estados de Europa occidental.
Si bien Beijing anunció que otorgaría una línea de crédito de 10 mil millones de dólares para inversiones en Europa Central y Oriental en el año 2012, las relaciones comerciales entre el gigante asiático y estos países siguen siendo modestas, llevando a un creciente déficit comercial. A pesar de algunos proyectos llevados a cabo en la región como la expansión de la central térmica de Kostolac en Serbia, el puente Pupin, la autopista de Montenegro y el puerto del Pireo en Grecia, la falta de implementación de proyectos importantes han hecho que buena parte de los países comiencen a desconfiar y a darse vuelta acercándose más a la Unión Europea y Estados Unidos, mientras otros, como Serbia, se han aliado incondicionalmente con China.
Un ejemplo de esto ha sido la conferencia virtual, realizada en junio de este año, en el marco de la Cooperación Internacional de la Franja y la Ruta, que contó sólo con la representación de Serbia, Hungría y Grecia. Los otros miembros de la iniciativa 17 + 1 se negaron a participar del evento, dejando traslucir las tensas relaciones entre Beijing y el resto de los países.
En mayo de 2020, el servicio de inteligencia de Letonia, en su informe anual sobre seguridad nacional, mencionó a China como una ciberamenaza para la OTAN y la UE. Ese mismo mes, Lituania solicitó a la Organización Mundial de la Salud invitar a Taiwán a asistir a una asamblea para discutir la respuesta global a la pandemia. La participación de Taiwán fue bloqueada por China pero apoyada por Estados Unidos. Los parlamentarios y legisladores de Europa central y oriental también fueron signatarios de la declaración contra la introducción por parte de China de la controvertida ley de seguridad nacional en Hong Kong. Estonia también está considerando una reevaluación de su inclusión en la iniciativa 17 + 1 citando la postura de China como una amenaza a los valores occidentales acusándola de una grave violación de los derechos humanos contra los uigures de su país en la región de Xinjiang.
Pero si bien la iniciativa 17 + 1 parece estar desmoronándose por los lentos o escasos resultados, las maniobras de Beijing en la región continúan, especialmente en los Balcanes Occidentales donde intenta utilizar la estrategia conocida como ¨hub and spoke¨, sistema de conexiones donde China es el ¨hub ¨y los países balcánicos son el ¨spoke. ¨
Según un informe emitido por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS según sus siglas en inglés), think tank que reúne a expertos de diferentes países con sede en Washington D.C., China no sólo ha aumentado su influencia en los Balcanes Occidentales sino que ha transformado a Serbia en un hub tecnológico bajo su vigilancia y un aliado incondicional.
El think tank hace una evaluación de las actividades económicas de China en siete países que integran los Balcanes: Albania, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia, desde enero de 2012 hasta enero de 2020. Las actividades económicas emprendidas por el gigante asiático en la región se han centrado mayoritariamente en las áreas de energía y transporte. Quienes dominan estas actividades son las empresas estatales a expensas de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que son los principales impulsores del crecimiento económico de la región.
De todas las obras anunciadas, solamente se han finalizado el 25% de las mismas, lo que representa una tasa muy baja. Sin embargo, Serbia ha sido el estado más favorecido por el flujo chino de inversiones. Ha recibido más del 50% de los dólares destinados a la región, transformándose en un centro de actividad china. China también ha convertido a Serbia en un hub tecnológico por su posición estratégica en la región. Una segunda ola de inversiones en infraestructura digital está emergiendo, y 9 de los 15 proyectos de tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), iniciados entre el 2018 y el 2019, están en Serbia.
Los Balcanes Occidentales tienen una red compleja y cambiante de relaciones con la Unión Europea (UE), Estados Unidos y China. La región incluye un estado miembro de la UE, Croacia, y los “Balcanes Occidentales 6” (WB6), que consisten en Albania, Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia. Los estados miembros del WB6 han firmado acuerdos de Estabilización y Asociación con la Unión Europea, y cuatro de ellos, Albania, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia son oficialmente países candidatos y han abierto formalmente negociaciones de adhesión. Albania, Croacia, Montenegro y Macedonia del Norte son miembros de la OTAN.
En los últimos años, China ha ido avanzando sobre los 7 países que conforman los Balcanes, reconociendo su potencial económico y geográfico, y aprovechando la avidez de estos países por dólares para el financiamiento de infraestructura inmediata. China también reconoce a los Balcanes Occidentales como un corredor de tránsito clave que ofrece acceso a los puertos mediterráneos y al mercado de la UE como parte del BRI .
El compromiso de China en la región conlleva riesgos económicos y de gobernanza. El Banco de Exportación e Importación de China (China Exim) y el Banco de Desarrollo de China (CDB), son responsables de casi la mitad del financiamiento de China a la región de alrededor de US$ 8 mil millones entre enero de 2012 y enero de 2020 , según los datos del CSIS. Estos bancos no están sujetos a los mismos estándares de transparencia que las instituciones de crédito a la exportación similares en los Estados Unidos que previenen la corrupción. Las inversiones no son controladas ni los actos de corrupción tampoco. Esto aumenta el riesgo de que los compromisos económicos de China agraven la corrupción endémica entre los actores políticos arraigados de los Balcanes Occidentales, que están ansiosos por ver finalizados grandes proyectos de infraestructura tanto por su legado como por su legitimidad política. Si bien los riesgos de corrupción no son exclusivos de los préstamos chinos, se ven agravados por las débiles estructuras económicas y de gobernanza de la región y la falta de transparencia común a los proyectos BRI.
El creciente compromiso económico de China en los Balcanes Occidentales parece seguir un enfoque de ¨hub and spoke¨. Serbia, por ejemplo, es un ancla estratégica para China en la semiperiferia europea, donde puede invertir fuertemente sin las cargas regulatorias de la UE y mostrar sus proyectos tecnológicos y de infraestructura a los Estados vecinos, que están ansiosos por dicha inversión. Al centrarse en la mayor economía y población de los Balcanes occidentales, China mejora su propia participación de mercado al tiempo que enfatiza sus prioridades políticas y diplomáticas y sus afinidades naturales con Serbia: China no reconoce la independencia de Kosovo declarada en el 2008, mientras que Serbia apoya las reivindicaciones territoriales de China relacionadas con Taiwán y el sur de China.
Los estándares democráticos en los Balcanes Occidentales han ido disminuyendo durante la última década. Los niveles de corrupción se han arraigado en toda la región, empeorado en algunos como por ejemplo, Serbia, donde su líder detenta el poder desde hace años. Las causas que obstaculizan el camino de los Balcanes Occidentales a ser economías de mercado sostenibles son: baja productividad (incluida la “ausencia de incentivos adecuados para altos niveles de productividad a largo plazo” ); instituciones débiles, acceso limitado a la financiación; corrupción; y empresas estatales con pérdidas o ineficientes. Todo esto sumado a la mala calidad de la infraestructura ha facilitado la entrada de capitales chinos a la región.
Los sectores de energía y transporte representan el 64 por ciento de las actividades chinas en los Balcanes Occidentales y el 79 por ciento de las actividades financiadas o con inversión china. Estos sectores favorecen a las grandes empresas estatales de China, que a menudo son los mayores beneficiarios directos de la BRI. Muchos han superado sus mercados nacionales y necesitan encontrar oportunidades en el extranjero. Las industrias extractivas, en particular la minería, también son muy visibles y algunos países de la región han dependido durante mucho tiempo de estos ingresos. Las reservas mineras en la región, en particular los metales, podrían generar ingresos adicionales a medida que aumenta la demanda mundial de aluminio, cobre y otros. Sin embargo, este aumento en las inversiones viene con altos costos ambientales y altas tasas de desempleo ya que generalmente, para los proyectos que China financia, se utiliza mano de obra china en lugar de emplear a locales. Por consiguiente las inversiones no han logrado un gran crecimiento, han profundizado la corrupción, han incrementado la polución ambiental por no cumplir con normas ya que nadie los controla, no han aumentado el nivel de empleo local y han favorecido el fortalecimiento de líderes autocráticos es la región. Según la investigación llevada a cabo por CSIS, se pudo determinar que solo el 15 por ciento de los proyectos se habían sometido a un proceso de licitación competitivo, mientras que el 93 por ciento de los proyectos con financiamiento o inversión chinos también tenían un contratista o proveedor chino.
Mientras China anuncia nuevos préstamos a estos países, los mismos deben ser monitoreados de cerca, particularmente si vienen con garantías soberanas de los receptores. China y su la falta de transparencia sobre sus prácticas crediticias aumenta aún más estas preocupaciones, ya que no pone a disposición del público datos agregados sobre las tenencias de deuda de sus bancos.
El informe muestra claramente como las actividades económicas chinas en los Balcanes Occidentales entre 2012 y 2019 se centraran en gran medida en los sectores de transporte y energía, incluido el desarrollo o la rehabilitación de carreteras, ferrocarriles, centrales eléctricas, puertos y centros logísticos, entre otras actividades. Ambas áreas son clave para la región por representar casi la mitad de su PBI, pero además son importantes por su alta visibilidad y por involucrar regularmente a las empresas estatales, algunas de las cuales están vinculadas a redes no transparentes de patrocinio político para individuos y partidos en el poder. El apoyo financiero sostenido de tales proyectos podría alimentar estas redes e impedir la mejora de los estándares de gobernanza, así como impedir el desarrollo de economías de mercado transparentes y saludables. Además, algunos de los proyectos de energía y transporte corren el riesgo de agravar los problemas ambientales existentes en algunos países.
Actualmente las inversiones se están moviendo hacia la esfera tecnológica con Serbia en el centro de una amplia gama de actividades económicas chinas. Según un segundo informe expedido este mes por CISIS, estas actividades han solidificado el apoyo de Serbia a los objetivos de política exterior de Beijing, especialmente en cuestiones de reconocimiento, integridad territorial y derechos humanos, al tiempo que fortalecen las redes de patrocinio en Serbia y socavan la integración de la UE. Tecnológicamente, las empresas chinas están configurando tanto las redes de Serbia como las políticas que las guían, planteando riesgos para la seguridad y socavando las libertades civiles.
Las inversiones chinas en Serbia exacerbadas por el gobierno autoritario de Aleksandar Vučić y su propaganda política pro China han logrado un incremento sustancial en imagen positiva del gigante asiático entre la población serbia en desmedro de otros países que brindan aun más ayuda como la misma Unión Europea, Estados Unidos o Rusia. El gobierno serbio ha convencido a sus ciudadanos que China es su gran aliado. Incluso en las calles de Belgrado se ven banners con la imagen de Xi Jinping donde se le agradece por su ayuda humanitaria durante la pandemia a pesar que no ha sido el único en colaborar. Serbia se ha alineado con China en cuestiones de integridad territorial desde la Guerra de Kosovo en 1999, cuando China se opuso a la intervención de la OTAN (consolidada aún más por el bombardeo accidental de la Embajada de China en Belgrado en 1999 por parte de las fuerzas estadounidenses en operaciones conjuntas con la OTAN) y apoyaron plenamente al régimen de Slobodan Milošević (el actual presidente serbio, Aleksandar Vučić, fue ministro de información de Milošević en 1999) contra lo que consideraba imperialismo occidental. A cambio de todo esto el gobierno serbio apoya públicamente los objetivos de la política exterior china, incluso a través de foros y organizaciones internacionales. Los medios de comunicación están fuertemente controlados y son propiedad de empresas progubernamentales y han contribuido al cambio en favor de China en la opinión pública. La admiración y la retórica política de Serbia en apoyo de los líderes, las narrativas y la propaganda de China adquirieron un gran relieve durante la pandemia de Covid-19. En medio de los primeros días de la crisis del Covid-19 y en las semanas previas a las elecciones parlamentarias del 21 de junio en Serbia, Vučić demostró devoción por China besando públicamente la bandera china.
Las empresas de tecnología chinas, y Huawei en particular, ven a Serbia como una plataforma de lanzamiento para sus operaciones regionales. Los gobiernos de China y Serbia firmaron acuerdos para profundizar la cooperación tecnológica en tres oportunidades, 2009, 2016 y 2019. Los proyectos de tecnológicos chinos en Serbia incluyen el desarrollo de ciudades inteligentes, cables de fibra óptica, centros de datos, banda ancha, 5G, inteligencia artificial (IA) y otros sectores en los que el gobierno ha firmado memorandos de entendimiento para profundizar la cooperación con empresas chinas, incluidas Huawei y Alibaba. Según la investigación del CSIS, 14 de los 18 proyectos de tecnológicos que involucran a empresas chinas en la región se concentran en Serbia, y de ellos, el 40 por ciento se ha iniciado en el año 2019.
Hoy Serbia hay casi 900 cámaras de vigilancia conectadas a Internet fabricadas por Hikvision, el mayor fabricante de cámaras de China, según el motor de búsqueda Shodan, que busca dispositivos conectados a Internet.
Serbia es un eje central para el tráfico regional de Internet. En un estudio del tráfico que fluye hacia la región desde enero de 2019 hasta enero de 2020, se transmitieron más consultas a través de Belgrado que cualquier otra ciudad del sudeste de Europa con excepción de Frankfurt , debido a su centralidad geográfica y la alta densidad de puntos de intercambio de Internet en relación con sus vecinos. Telekom Srbija de Serbia y Serbia Broadband fueron los primeros operadores a los que se llegó en el 25 por ciento de los casos, lo que demuestra el papel central de las empresas de telecomunicaciones de Serbia en la dirección del tráfico internacional. En el pasado, China Telecom ha expresado interés en adquirir Telekom Srbija, que puede convertirse en un objetivo aún más atractivo a medida que expande su presencia regional. Serbia también lidera a los Balcanes Occidentales en exportaciones de bienes y servicios, así como en acceso, uso y habilidades tecnológicas. En los últimos años, el sector de tecnología de Serbia ha experimentado una tasa de crecimiento anual del 25 por ciento que se espera que continúe, a pesar de los impactos económicos temporales de Covid-19.
Esta expansión tecnológica china en la región y su alianza incondicional con Serbia pone en peligro no sólo las libertades individuales de los ciudadanos serbios que perderán todo tipo de privacidad sino también la de la región de no tomar medidas para restringir la influencia de China que si bien puede traer avances, también importa a donde va un tipo de régimen contrario a todos los valores democráticos que Occidente sostiene y defiende. La UE debería proporcionar un camino claro hacia la adhesión a los países de los Balcanes occidentales para compensar el crecimiento de la influencia política de China.
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