El régimen de Irán presentó este domingo un nuevo misil balístico anti-buque, de fabricación nacional, con un alcance “probable” de más de 700 kilómetros, en un contexto de crecientes tensiones con Estados Unidos, informó la agencia de noticias local Tasnim.
Según la agencia, considerada cercana a los ultraconservadores, el proyectil Zolfaghar Basir tiene así más del doble del alcance del último misil tierra-mar presentado por Irán en 2017 y llamado Hormuz-2.
Con un “alcance máximo de 300” km, el Hormuz-2 había sido probado “con éxito” en el mar Arábigo, de acuerdo al régimen iraní.
El Zolfaghar Basir cuenta, además, con una cabeza de alta maniobrabilidad y sensores ópticos.
La agencia Tasnim publicó imágenes del nuevo misil en la inauguración en Teherán del Parque Aeroespacial Nacional, presentado como la “exposición de las capacidades estratégicas de la fuerza aeroespacial” del país. “Esta exposición muestra el poder disuasorio” de Irán, dijo el jefe de los Guardianes de la Revolución Islámica, el general Hossein Salami.
El ASBM (siglas en inglés del misil balístico anti-buque) fue presentado durante la ceremonia de apertura de la exposición permanente de los avances de la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, en Teherán.
Las tensiones entre el régimen de Irán y Estados Unidos son elevadas, más de una semana después de que un portaaviones estadounidense cruzara el estrecho de Ormuz, un paso estratégico que Teherán amenaza regularmente con bloquear.
Irán inauguró el jueves una nueva base marítima cerca de la entrada de ese paso, por donde transita una quinta parte de las exportaciones marítimas de petróleo, con el fin de asegurar su “dominio” en las aguas del Golfo.
El estrecho de Ormuz, que une el mar de Omán al mar del Golfo, es una zona estratégica para el comercio mundial de petróleo. El área está en el centro de las tensiones, sobre todo después de que Estados Unidos abandonara de forma unilateral en 2018 el acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní y volviera a imponer sanciones a la República Islámica.
La tensión en esa zona escaló el año pasado entre Irán y Estados Unidos después de que se registraran varios incidentes con petroleros y cargueros y que la Guardia Revolucionaria iraní derribara en junio de 2019 un dron estadounidense.
Por su parte, el jueves pasado Estados Unidos incluyó a varios funcionarios y entidades iraníes en la lista negra por presuntas violaciones graves a los Derechos Humanos, incluida la imposición de sanciones a un juez involucrado en el caso de un luchador iraní condenado a muerte.
El secretario de Estado Mike Pompeo dijo en un comunicado que el gobierno de Donald Trump impuso sanciones al juez Seyyed Mahmoud Sadati, al juez Mohammad Soltani, a la Sección 1 del Tribunal Revolucionario de Shiraz y a las prisiones de Adel Abad, Orumiyeh y Vakilabad.
El representante especial de Estados Unidos para Irán y Venezuela, Elliott Abrams, sostuvo que las sanciones estaban dirigidas a un juez que condenó a muerte al luchador iraní Navid Afkari. Según Pompeo, Sadati, juez de la Sección 1 del Tribunal Revolucionario de Shiraz, presuntamente supervisó uno de los juicios de Afkari.
Días atrás, Salami prometió vengar la muerte del general Qassem Soleimani, el pasado enero en un operativo estadounidense en Irak: “Trump, nuestra revancha por el martirio de nuestro gran comandante es cierta, seria y real, pero somos respetables y nuestra revancha será equitativa y justa”.
Con información de AFP
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