El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció que pubs, bares y restaurantes de Inglaterra cierren a las diez de la noche a partir del jueves para tratar de frenar el incremento de contagios de coronavirus, e incentivará la modalidad de teletrabajo pese a una reciente campaña gubernamental para incitar a los empleados a regresar a las oficinas.
“A menos que logremos un progreso palpable, debemos asumir que las restricciones que he anunciado estarán en vigor quizás por seis meses”, adelantó, y dijo que se reserva el derecho de aplicar mayores controles si es que no baja la tasa de nuevas infecciones.
Muy criticado al inicio de la pandemia por haber tardado en reaccionar, el líder conservador parece ahora determinado a tomar el toro por los cuernos ante la amenaza de una segunda ola que, según advirtieron sus consejeros científicos, podría causar más de 200 muertes al día si no se “cambia de rumbo”.
Sin embargo, está sometido a la presión de círculos empresariales y, según la prensa, de una parte de su gobierno que incluye al ministro de Finanzas Rishi Sunak, para no imponer medidas demasiado drásticas que vuelvan a paralizar una economía ya muy maltrecha por las restricciones.
En este contexto, Johnson se dirige este martes a la Cámara de los Comunes hacia mediodía para precisar las nuevas medidas que debe exponer a la nación en un mensaje televisado por la noche. Johnson reunirá a su comité de emergencias, en el que participan sus principales ministros y los jefes de los Gobiernos regionales del Reino Unido, y ofrecerá un discurso a la nación para explicar las nuevas medidas contra el virus a las 20.00 hora local (19.00 GMT), según adelantó Downing Street, despacho oficial del primer ministro.
Ante la expansión de la pandemia, el Ejecutivo británico ha elevado el grado de alerta desde el tercer nivel hasta el cuarto, en una escala de cinco, lo que refleja un “alto riesgo de transmisión” y la necesidad de medidas de “distancia social”.
Además de la imposición de un cierre temprano, las nuevas restricciones impedirán que en los establecimientos de hostelería ingleses se pueda pedir o consumir en la barra, y el servicio estará restringido a las mesas.
Los empleados y clientes que no usen mascarillas recibirán una multa de 200 libras (unos 250 dólares).
Johnson, que también prevé comparecer este martes ante la Cámara de los Comunes, insistirá en su discurso en la necesidad de continuar cumpliendo las actuales directrices sobre distancia social, higiene y uso de mascarillas. Y dio a entender que algunas de las nuevas restricciones podría aplicarse a nivel nacional a raíz de la coordinación con los gobiernos autónomos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
“Nadie infravalora el reto que supondrán las nuevas medidas para muchos individuos y negocios. Sabemos que no será fácil, pero debemos tomar más medidas para controlar el resurgimiento de casos del virus y proteger el NHS (sistema nacional de salud)”, dijo un portavoz de Downing Street en un comunicado.
Desde la semana pasada, están prohibidas en Inglaterra las reuniones sociales de más de seis personas, tanto en interiores como en exteriores.
Las nuevas medidas llegan después de que los asesores científicos del Gobierno hayan alertado de que el Reino Unido puede alcanzar 50.000 contagios diarios de COVID-19 a mediados de octubre si no se dan pasos concretos para frenar las infecciones.
Los casos de la enfermedad se están duplicando cada siete días y, sin restricciones adicionales, la velocidad de propagación continuará acelerándose en las próximas semanas, han alertado los expertos. Muchas partes del país, que suman casi 15 millones de personas, ya se encuentran bajo algún tipo de restricciones locales, como la prohibición de recibir a familiares y amigos en casa o los toques de queda a la restauración que ahora se generalizan.
El Reino Unido registró este lunes 4.368 nuevos casos de coronavirus y once muertes, hasta un total de 41.788 fallecidos desde que comenzó la pandemia.
(Con información de EFE y AFP)
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