Mike Pompeo: “El Vaticano pone en peligro su autoridad moral si renueva el acuerdo con China”

Estados Unidos pidió a a la Santa Sede que no extienda el pacto firmado en 2018 que regula la designación conjunta de obispos. “La esperanza era ayudar a los católicos, sin embargo el abuso de los fieles por parte del Partido Comunista Chino solo ha empeorado”, denunció

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En la imagen, el secretario
En la imagen, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. EFE/EPA/FLORIAN WIESER/Archivo

El gobierno de Estados Unidos pidió este sábado al Vaticano que no renueve su acuerdo con China que regula la designación conjunta de obispos y que en la práctica establece un marco para permitir a los fieles tener obispos que están en comunión con Roma pero al mismo tiempo reconocidos por las autoridades chinas.

“Hace dos años, la Santa Sede llegó a un acuerdo con el Partido Comunista de China, con la esperanza de ayudar a los católicos de China. Sin embargo, el abuso de los fieles por parte del PCCh solo ha empeorado. El Vaticano pone en peligro su autoridad moral, si renueva el trato”, escribió el Secretario de Estados de EEUU Mike Pompeo en Twitter.

Pompeo compartió además su editorial para First Things, una revista religiosa y conservadora, el que afirma que “la historia nos enseña que los regímenes totalitarios solo pueden sobrevivir en la oscuridad y el silencio. Si el Partido Comunista de China “logra” someter a la Iglesia Católica ya las comunidades de otras religiones, entonces se fortalecerán los regímenes que desprecian los derechos humanos y aumentará el costo de resistir la tiranía de los creyentes”.

El jefe de la diplomacia estadounidense destacó en su serie de tuits que “los católicos se encuentran entre las voces más fuertes de Hong Kong a favor de los derechos humanos, incluidos Martin Lee y Jimmy Lai Apple. Beijing los ha arrestado, espiado y acosado por el “crimen” de promover la libertad. El Vaticano debería apoyar a sus compañeros católicos y al pueblo de Hong Kong".

Por eso, agregó, "el Departamento de Estado “ha tomado medidas para responsabilizar a quienes abusan de los fieles. Continuaremos haciéndolo y apoyando a los católicos y creyentes religiosos de China. Hacemos un llamado al Vaticano para que se una a nosotros”.

Renovación más cercana

El “acuerdo provisional” entre Vaticano y China vence el 22 de septiembre, dos años después de su firma. El secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, explicó la semana pasada que la voluntad de las partes es renovar ese acuerdo.

“Con China, nuestro interés actual es normalizar la vida de la Iglesia tanto como sea posible, para asegurar que la Iglesia pueda vivir una vida normal, que para la Iglesia Católica es también tener relaciones con la Santa Sede y con el Papa”, dijo Parolin.

El secretario de Estado vaticano,
El secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin. EFE/Ismael Herrero/Archivo

El acuerdo firmado en Beijing en septiembre de 2018 y aplicado en octubre entre el subsecretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, Monseñor Antoine Camilleri, y el viceministro de asuntos exteriores de la República Popular China, Wang Chao, tenía una vigencia de dos años.

En esta misma línea, se expresó la semana pasada el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, al afirmar que el acuerdo que comenzó a poner fin a más de 60 años de desencuentros entre el Vaticano y el régimen comunista china y que allanó el camino para que Beijing reconociese como jefe único de la Iglesia católica al Papa ha sido “implementado con éxito”.

“Con los debidos esfuerzos de ambas partes, el acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos entre China y el Vaticano se ha implementado con éxito”, señaló Lijian en una rueda de prensa, según recoge la página web del Ministerio de Exteriores chino.

La cuestión del nombramiento de obispos en China es muy compleja ya que, desde la llegada al poder de los comunistas, que expulsaron al nuncio apostólico, China únicamente ha permitido el culto católico por medio de la Asociación Patriótica Comunista China, un departamento afín al Ejecutivo, que además rechaza la autoridad de la Santa Sede en el nombramiento de obispos y en el gobierno de la Iglesia.

Los obispos legítimos que permanecen fieles al Papa viven una situación cercana a la clandestinidad, permanentemente asediados por las autoridades comunistas. En la situación actual, todo obispo reconocido por el gobierno chino debe ser miembro de la asociación patriótica y muchos obispos nombrados por el Vaticano que no son reconocidos o aprobados por el gobierno chino han enfrentado persecución.

La rúbrica de esta resolución no sella el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Gobierno de Xi Jinping, rotas desde 1951, dos años después de la instauración del régimen comunista.

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