La agresión sexual y el asesinato de un niño de 11 años en Tánger provocan una profunda conmoción en Marruecos, donde varias voces reclaman la pena de muerte para el “monstruo” que mató al “pequeño Adnane”.
La pena capital sigue vigente en el país, pero no se aplica desde 1993. Su abolición es objeto de debate y los llamados a aplicarla vuelven a surgir cuando casos como este movilizan a la opinión pública.
Son muchos los que piden “justicia por Adnane” desde que su cuerpo fue encontrado, en la noche del viernes al sábado, enterrado bajo un árbol cerca de su casa, en un barrio popular de Tánger (norte).
El niño desapareció el lunes pasado después de salir a hacer un recado. Su familia alertó a la policía y su retrato fue difundido masivamente en las redes sociales.
Los internautas transmitieron imágenes de mala calidad, tomadas por una cámara de vigilancia, donde se le ve caminar al lado de un desconocido.
Hrsmnt q ils ont arrêté ce gros fdp. Dans cette vidéo de caméra de surveillance on le vois avec le petit Adnane en tshirt Rouge c'est la dernière fois qu'il fût aperçu vivant il marche sans le savoir vers sa propre mort en croyant que cet inconnu allait l'aider. Allah yrahmo 😣👼 pic.twitter.com/UEBI7qVy6D
— 🇲🇦 (@DeterCmUneChleh) September 12, 2020
El hombre, un obrero de 24 años que trabaja en la inmensa zona industrial de la ciudad portuaria de Tánger, fue identificado y detenido por “homicidio voluntario de un menor con atentado al pudor”, anunció la DGSN, la policía marroquí.
Según la investigación preliminar, “el acusado llevó a la víctima a un apartamento que alquila en el mismo barrio, lo agredió sexualmente y cometió homicidio voluntario”, antes de enterrarlo.
El lunes fue presentado ante el fiscal en Tánger, junto con sus tres compañeros de cuarto, acusados de “no denunciar un crimen”.
En un mensaje de condolencias a la familia por esta “pérdida cruel”, el rey Mohamed VI condenó “un crimen odioso”.
Pena máxima
Según la prensa marroquí, el sospechoso se afeitó la barba y cambió de peinado después de la agresión con la esperanza de no ser identificado.
Pero cometió un error al enviar desde su número de teléfono personal un pedido de rescate a los padres, haciéndoles creer que su hijo seguía vivo, según los medios locales.
El caso provocó una ola de ira en Tánger, ciudad de más de un millón de habitantes, donde una sentada movilizó el sábado a cientos de personas.
En las redes sociales, las llamadas a la pena de muerte se multiplican. “Nosotros, ciudadanos marroquíes, madres y padres, pedimos la pena máxima, es decir, la pena de muerte para este criminal”, se lee en una de ellas, que recogió más de 5.000 firmas.
Sin embargo, hay voces más minoritarias que se oponen, invocando la Constitución que consagra el derecho a la vida.
Después del descubrimiento del cuerpo, la asociación “No toques a mi hijo” instó a las autoridades a activar el dispositivo Alerta-Secuestro, que permitió “salvar varias vidas de niños en Europa”.
“Es hora de que el Estado haga prevención”, insistió la oenegé marroquí.
En términos más generales, el caso vuelve a poner de relieve la cuestión de la protección de la infancia en un país marcado regularmente por casos de pedofilia.
Desde la detención del presunto agresor de Adnane, la policía anunció haber detenido a otros dos pedófilos en Tánger y Safi (sur).
(Por Hamza MEKOUAR, AFP)