“Lo que los gatos quieren”: el libro del veterinario estrella de Japón que explica por qué maúllan (y mucho más)

Para los dueños de felinos, Yuki Hattori es el gurú de la especie y desde toda la isla la gente llega a su consultorio casi en peregrinación. Su nuevo best seller, "Neko no Kimochi Kaibo Zukan”, se acaba de traducir al inglés

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Yuki Hattori, fundador del Centro
Yuki Hattori, fundador del Centro Médico Felino de Tokio, es el veterinario estrella de Japón

En 2019 unos 16.000 gatos visitaron el Centro Médico Felino de Tokio, que fundó y dirige Yuki Hattori, para una consulta; muchas personas llegaban también desde el extranjero, como en peregrinación, para hablar con el veterinario estrella de Japón sobre neko no kimochi, o los sentimientos de estos animales. “Un hombre voló desde Irak para una consulta personal, sin el gato”, dijo Hattori a The Guardian.

“El mesías de los gatos” y “el gurú de los gatos” son apelativos que con frecuencia se aplican a Hattori, autor de 14 libros sobre la educación y el trato de los felinos domésticos, a quien se considera el experto máximo en gatos —y en Japón, se sabe, los gatos se toman muy en serio—, capaz de interpretar su lenguaje corporal hasta la mínima vibración de la cola o contracción de los bigotes, pasando por cada movimiento de orejas. Y, por supuesto, el maullido: el idioma que los gatos solo emplean con sus compañeros humanos.

Su best seller de 2017, Neko no Kimochi Kaibo Zukan (Enciclopedia de los sentimientos de los gatos) ha sido traducido al inglés como What Cats Want (Lo que quieren los gatos), en una edición que mantiene el espíritu de la original, con ilustraciones, diagramas y punteo de temas destacados sobre la conducta y la actividad de estos animales.

"Neko no Kimochi Kaibo Zukan",
"Neko no Kimochi Kaibo Zukan", el best seller del japonés Yuki Hattori, ha sido traducido al inglés como" What Cats Want" (Lo que quieren los gatos)

“Todo lo que quiero es que más personas comprendan lo que tiene de especial vivir con gatos”, dijo al periódico británico. Su objetivo es, como escribió en la introducción al libro, permitir que la gente entienda mejor a la mascota que se considera más enigmática: “Cuanto más sepa alguien sobre su gato, más podrá disfrutar de su compañía”.

Como un Diccionario Gato-Gente, Hattori explica la infinita gama de expresiones que los gatos logran con 19 huesos y 12 músculos (los que tienen en su cola), por qué prefieren más de un cuenco de agua en su hábitat, cómo interpretar si cuando se refriega contra las piernas de una persona está manifestando afecto, rascándose o marcando su territorio; por qué cuando se frota con otro felino le manifiesta su confianza, cómo expresa alegría de ver a su humano (cola erguida y un ligero temblor) y el enojo que el Homo sapiens puede causarle (corre de una punta a otra de una habitación).

El libro funciona como una gran introducción para nuevos adoptantes de gatos pero también es una fuente de conocimiento para veteranos del cuidado felino. A ambos grupos les interesa saber por qué, si estos animales duermen buena parte del día, se mueven llenos de energía en el medio de la noche; también es una guía de referencia sobre la salud, que permite evitar errores graves como darles ibuprofeno si tienen fiebre (podrían morir).

“Si alguien cree que los gatos son difíciles de interpretar, Hattori proporciona un cuadro muy útil, con nueve expresiones faciales básicas (desde relajadas hasta agresivas) y 12 posiciones de la cola, cada una de las cuales representa un estado de ánimo (derecha para saludar, hinchada para expresar la ira, bajada por precaución)”, escribió Kenji Hall en el artículo. “También aconseja no confundir un maullido largo y quejumbroso (¡socorro!) con uno breve (¡hola!). Y quien tenga el impulso de rodear a su gato en un fuerte abrazo, acaso quiera reconsiderar: la mayoría de los gatos no toleran la imposibilidad de escapar rápidamente”.

“Los gatos tienen un aire misterioso y en ocasiones pueden parecer distantes e impredecibles. Es probable que esta reputación surja del hecho de que viven sus vidas a su propio ritmo y pueden ser tozudos”, escribió Hattori. “Pero en realidad, los gatos son criaturas en extremo sensibles que expresan una multitud de sentimientos mediante su lenguaje corporal. Cuando se aprende a interpretarlos, se descubre que cada expresión, por insignificante que sea, tiene significado”.

A continuación, en sus “10 reglas básicas para entender a los gatos”, el veterinario estrella de Japón escribió:

Hattori proporciona un cuadro con
Hattori proporciona un cuadro con nueve expresiones faciales básicas (desde relajadas hasta agresivas) y 12 posiciones de la cola de los gatos

1) Tómate tu tiempo para aprender los secretos de la vida del gato (por ejemplo, diferencias con los humanos, como que tienen un oído lo suficientemente agudo para registrar la pisada de una hormiga).

2) Trata de comprender el estado de ánimo del gato (básicamente prestando atención a los maullidos y al lenguaje corporal).

3) Recuerda que algunos de los alimentos y los aromas que les gustan a los humanos son dañinos para los gatos (eso incluye plantas comunes y aceites esenciales).

4) Vigila a tu gato, de manera tal que puedas detectar el más leve cambio en su conducta (a veces eso indica que necesitan ver al veterinario).

5) Nunca te enojes si el gato quiere marcar su territorio en tu casa (para eso utiliza la orina y el rascado de objetos).

6) Bríndale a tu gato un posadero en altura o una esquina escondida (se sienten seguros cuando están altos o en un espacio estrecho).

El libro de Hattori abre
El libro de Hattori abre con “10 reglas básicas para entender a los gatos” (Shutterstock)

7) Ten consciencia de los peligros que tu gato puede enfrentar si le permites salir (un gato de interior tiende a vivir tres años más que los gatos que salen).

8) Para ayudarlo a evitar lesiones o enfermedades, cuida su higiene (eso incluye cepillar su pelo, cortar sus uñas y llevarlos para una limpieza dental).

9) Juega con tu gato a su gusto (sobre todo si es de interior, para que haga ejercicio).

10) En lo posible separa dinero para cuidarlo (a lo largo de los años, el buen alimento y el buen cuidado es costoso).

Hattori creció en un hogar de Nagoya donde no había mascotas, pero su padre era veterinario y juez de competencias felinas. Le gustaban mucho los felinos mayores: “Recuerdo que me quedaba fascinado por su belleza”, dijo a The Guardian sobre sus visitas al zoológico, para las cuales a veces se escapaba de la escuela.

Los gatos son criaturas en
Los gatos son criaturas en extremo sensibles que expresan una multitud de sentimientos mediante su lenguaje corporal, explicó el veterinario japonés (Reuters/ David W Cerny)

Tuvo su primer gato doméstico mientras estudiaba la carrera de veterinaria. Un día observaba cómo una gata movía a sus gatitos de un lugar a otro en un estacionamiento, y descubrió que había dejado a uno, una hembra gris y negra. “No sé si se la olvidó o si decidió que no podía cuidar a toda la camada. Quizá la gatita era demasiado pequeña”. La llamó Unya (un juego de sonidos con la onomatopeya miau en japonés) y se la llevó. Vivió con ella 15 años, y a ella le debe, dice, la mayoría de sus observaciones.

¿El gato arma un escándalo para que el humano le abra la puerta, y cuando lo logra se queda sentado mirándolo, en lugar de salir? “Quizá no le gustaba la puerta cerrada”, explicó Hattori a otro medio británico, Express. “O quizá quiere salir con la persona, y la persona no lo hace”. Una persona es, desde el punto de vista de un gato, un minino grande, al que hay que enseñarle cosas. Por eso, por ejemplo, juega con sus objetos pequeños, como un broche de ropa: para enseñarle a cazar.

Si bien la gente mira tanto a los gatos como a los perros del mismo modo, “ya que ambos necesitan alimento y cuidado”, la interpretación de las especies es muy diferente: “Eso hace que los perros piensen en los humanos como en dioses, mientras que a los gatos les hace pensar que ellos son los dioses”. Eso también explica que, cuando alguien le hace cosquillas al gato, él se deje hacer y luego lo ataque: es parte del entrenamiento físico felino.

Según Hattori, una persona es,
Según Hattori, una persona es, desde el punto de vista de un gato, un minino grande, al que hay que enseñarle cosas

Los gatos no tienen buena vista en comparación con las personas, pero sí mejor capacidad de visión nocturna. No ven objeto estáticos, por ejemplo; compensan eso con su gran oído y su olfato delicado. “Su oído es especialmente sensible a las frecuencias altas: esto en parte se debe a los sonidos agudos que emite su presa favorita, el ratón”, escribió Hattori.

Por ejemplo, si el rango de escucha humana va de 20 Hz a 20.000 Hz, el del felino doméstico oscila entre 40 Hz y 65.000 Hz. Es decir que no son buenos para escuchar los sonidos graves. Y en cambio escuchan cosas que los humanos no detectan: “Si tu gato parece estar mirando a la nada, probablemente está escuchando algo que tú no puede escuchar, como el batir de alas de un insecto o el sonido de pequeños roedores”, agregó el veterinario.

“La popularidad de los gatos aumenta en todo el mundo”, siguió The Guardian. “Aparte de Japón, donde son los animales domésticos más queridos, con una cantidad de casi 9,8 millones en el país contra 8,8 millones de perros, la Asociación de Medicina Veterinaria de los Estados Unidos (AVMA) informó que la cuarta parte de los hogares estadounidenses tienen un gato. Durante el confinamiento en el Reino Unido, el Hogar para Perros y Gatos Battersea reveló un pico importante de adopciones”.

Si bien en Japón es
Si bien en Japón es la mascota preferida, en todo el mundo la popularidad del gato va en aumento (Shutterstock)

Pero Japón se ubica en el primer puesto de la valoración del minino, con cafés gatunos y hasta una isla de los gatos. No es extravagante que una persona le solicite a un arquitecto que personalice una casa con elementos especiales para mascotas y abundan las apps para mantener a salvo los registros médicos de los gatos. La popularidad de Hattori se desprende de esas tendencias, aunque hay otros veterinarios que también la aprovechan en el país.

Para “el gurú de los gatos” cuidar un felino doméstico se parece mucho al amor no correspondido: “Puedes ser el propietario, pero no eres el amo. Tú respondes a las necesidades del gato, no al revés”. Y hay una prueba sencilla para valorar el hogar que un humano le brinda a su felino: “La mejor manera de saber si un gato es feliz es ver si tiene un gran apetito y se siente cómodo relajándose por completo”.

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