Los gurús tecnológicos suelen ser muy distintos entre sí, pero generalmente comparten algunas características que podrían explicar parte de su éxito. Es el caso de los actuales líderes de dos de las compañías mejor valuadas del mundo, Apple y Amazon: tanto Tim Cook como Jeff Bezos son conocidos por su inusual costumbre de causar prolongados silencios que, en ocasiones, desconciertan a los presentes.
La práctica también es empleada por el CEO de Tesla y SpaceX, Elon Musk (que en los últimos meses trepó al podio de los más ricos del mundo), y era aplicada por el fallecido Steve Jobs, aclamado ex líder de Apple.
La “regla del silencio incómodo” es definida por el consultor Justin Bariso en una columna para la revista INC como esa pausa usada para pensar profundamente las respuestas. El ex presidente Barack Obama era habitualmente parodiado por los espacios que solía poner entre palabra y palabra para no cometer un desliz, pero Bariso, autor sobre inteligencia emocional, refiere a momentos aún más largos, de más de 10 o 20 segundos para dar con la respuesta más apropiada. Momentos que pueden parecer una eternidad para un periodista ansioso o un empleado nervioso frente a un jefe de este calibre, pero se convierten en la huella de estos ejecutivos.
Una palabra equivocada, un tono que pueda dar la impresión incorrecta o un momento en que se dejan llevar por las emociones puede causar una ola de consecuencias desconocidas entre inversores. Cada señal enviada es analizada minuciosamente por los expertos para anticiparse en la competencia. El margen de error es mínimo.
En el caso de Elon Musk, un ex ingeniero de la NASA que comenzó a trabajar para SpaceX, detalló en una entrevista: “Si le haces una pregunta seria, la considerará. Y entrará como en un trance, mirará a la nada y podrás ver cómo giran las tuercas. Está concentrando todo su intelecto en este tema”. No es raro ver en entrevistas en vivo cómo se toma unos 15 segundos antes de responder, un espacio que ocupa con suspiros y miradas que descartan una distracción, si no resaltan un máximo interés.
En cuanto al hombre más rico del mundo, Bezos emplea un método diferente, según repasó en entrevista con la revista Fortune. En reuniones con sus empleados, habitualmente no comienza con una presentación, sino que se limita a leer en silencio los documentos y memorándums (que ya han sido repartidos antes) y da un espacio de hasta ¡30 minutos! para que todos hagan lo mismo, anotando sus dudas e ideas, sin interrupción. ¿Podría hacerse en privado? Eso echaría a perder la intención. “Para los empleados nuevos, es una extraña experiencia inicial. No están acostumbrados a sentarse en silencio en una sala y estudiar con un grupo de ejecutivos”, comentó Bezos.
Cook, por su parte, es “conocido por sus largas e incómodas pausas, en las que lo único que se escucha es el envoltorio de las barras de energía que constantemente come”, según otro perfil de Fortune.
Su antecesor, Steve Jobs, dio una famosa respuesta en 1997 ante una pregunta del público que más parecía un ataque contra su estrategia. La tomó con una sonrisa, bebió un sorbo de agua, quedó pensando unos segundos... hizo una rápida broma, otros segundos de reflexión... hasta que arrancó. Primero le dio la razón (en parte) a su interlocutor. Luego explicó el panorama general de la situación, destacó sus logros sin olvidar sus vulnerabilidades, aplaudió a su equipo y terminó con una motivación que ganó los elogios del público.
¿Se trata simplemente de tener más tiempo para pensar? Bariso explica que va mucho más allá. “Permite equilibrar las ideas y las emociones, en lugar de simplemente reaccionar en base a lo que uno siente. Pero hoy, esa regla es más valiosa que nunca por cómo ha cambiado el mundo en la última década”, aseguró.
Según explicó, la sociedad demanda gratificaciones instantáneas: queremos que nos respondan los correos y mensajes lo antes posible, hay acuses de recibos incluso para chats personales (el check azul), las constantes videollamadas... sin dejar mucho tiempo para lo más elemental: pensar. Y pensar críticamente.
Bariso repasa las ventajas de las pausas incómodas: pone en silencio al resto del mundo, ejercita el raciocinio, permite llegar a la raíz de los problemas y dar respuestas más profundas, en armonía con los valores y principios, diciendo exactamente lo que uno quiere decir. Todo esto, además, incrementando la confianza en uno mismo.
“Cuando usas la regla, estás recuperando el tiempo que solía desperdiciarse en respuestas sin sentido. Te sorprenderías de cuánto puede lograr el cerebro en esos 10 o 20 segundos”, apuntó el consultor. Resistir la urgencia por una respuesta inmediata beneficiará a todas las partes.
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