China censuró el último libro de Thomas Piketty, “Capital e Ideología“, por considerarlo crítico con el régimen chino y exponer su creciente desigualdad.
El presidente Xi Jinping fue un gran admirador del primer libro del economista francés, “El Capital en el siglo XXI“, que criticaba las fallas del capitalismo. Su libro vendió millones de ejemplares alrededor del mundo llevándolo a la fama. Pero ahora que el autor se metió con China, exponiendo las fallas del régimen, Xi decidió no publicarlo en su territorio.
Pikkety por su parte asevera que su nuevo libro sobre la desigualdad no está disponible en el gigante asiático por haberse negado a sacar las secciones donde critica la enorme brecha que separa a pobres de ricos en China.
Cuando el economista francés publicó su aclamado bestseller, “El capital en el siglo XXI” en el año 2013, donde hacía una profunda crítica al capitalismo moderno y a la desigualdad que el mismo según él provoca, éste fue un éxito inmediato en China. Tras su lanzamiento, se vendieron cientos de miles de copias. El libro de casi 700 páginas incluso ganó elogios del presidente Xi Jinping, quien hasta utilizó extractos en un discurso en el año 2015 señalando que la creciente desigualdad en Estados Unidos y Europa no hacía más que afirmar la relevancia de la economía política marxista llevada adelante por su gobierno.
Pero el nuevo libro de Piketty, “Capital e Ideología” vino a cambiar la historia ya que su autor señala a China, país que ha caído en lo misma trampa ampliando la desiguldad como consecuencia de su política económica capitalista aunque Xi la denomine economía marxista.
Publicado fuera de China el año pasado, aún no se ha lanzado en el país debido a las demandas del editor chino de Piketty, Citic Press Group, referidas a eliminar todas las secciones del libro que hacen referencia a la desigualdad social hoy imperante en el país de régimen comunista.
Según declaraciones realizadas por el autor al diario de Hong Kong, South China Morning Post, las condiciones impuestas por el gobierno de Xi han hecho que por el momento “Capital e Ideología” no se publique.
En respuesta, Citic Press Group declaró encontrarse honrado de trabajar con Piketty en “El Capital en el siglo XXI”, pero que los derechos de autor de su nuevo libro siguen aún en negociación.
La censura en China es una práctica común, donde el gobernante Partido Comunista mantiene un estricto control sobre lo que se puede publicar, transmitir o compartir en línea.
Si bien el nuevo libro de Piketty no tiene a China como protagonista central, en varias páginas critica la tolerancia del partido ante la creciente desigualdad, la opacidad de los datos oficiales sobre la distribución de la renta y la riqueza y la paradoja entre un sistema político socialista y una sociedad muy desigual.
La proporción de la riqueza de China en manos del 10% más rico de la población era de alrededor del 40% al 50% a principios de los 90′, un nivel de desigualdad inferior al de Suecia. Pero para el 2018, ésta cifra aumentó sustancialmente, llegando casi al 70% pasando a formar parte del club de las sociedades altamente desiguales , según los datos citados por Piketty.
El economista francés agregó que la información pública sobre la distribución de la renta y la riqueza en China es incluso más escasa que en Rusia, otra nación muy desigual.
En el año 2006, Beijing ordenó a sus contribuyentes a declarar ingresos anuales superiores a 120.000 yuanes equivalente a 17.400 dólares. Pero la publicación de los mismos concluyó en el año 2011.
Piketty describe la paradoja de un país liderado por un partido comunista, que defiende el “socialismo con características chinas”, pero que no tiene un impuesto a la herencia ni datos de ningún tipo sobre la transferencia de riqueza entre generaciones.
“Pero ahora que dos tercios del capital chino está en manos privadas, es sorprendente que aquellos que se han beneficiado más de la privatización y la liberalización económica puedan pasar toda su riqueza a sus hijos sin ningún impuesto, ni siquiera uno mínimo“. Piketty escribió.
“Así que nos encontramos a principios del siglo XXI en una situación sumamente paradójica: un multimillonario asiático al que le gustaría pasar su fortuna sin pagar ningún impuesto a la herencia debería mudarse a la China comunista“, señala el economista francés en su libro.
Piketty también escribió que hay pocas señales de una reforma concreta para abordar la desigualdad bajo el liderazgo de Xi.
“No está claro que encarcelar a oligarcas o funcionarios estatales que se han enriquecido de manera demasiado llamativa y escandalosa sea suficiente para enfrentar el desafío”.
La desigualdad y sus causas son temas delicados en China, incluso cuando Beijing se prepara para declarar a finales de este año que ha cumplido su objetivo de lograr una “sociedad integralmente acomodada” en la que la gente en general se sienta segura y rica.
Al mismo tiempo, la creciente brecha de riqueza en China se ha convertido en un problema demasiado grande para ignorarlo, especialmente porque China está adoptando una nueva estrategia económica de “circulación dual” que se centrará en impulsar el consumo interno.
El primer ministro Li Keqiang dijo en mayo que había 600 millones de chinos que vivían con ingresos de 1.000 yuanes (145 dólares) o menos al mes, lo que provocó un extenso debate sobre si China es una nación rica o pobre. La cifra, que luego fue confirmada por la oficina de estadísticas de China, siguió a un informe del banco central que expuso que el 20% inferior de los hogares urbanos poseía sólo el 2,6% de la riqueza total del país, mientras que el 10% superior de la población concentraba el 47,5% .
La sociedad concebida por Karl Marx y basada en el principio enunciado por Lenin en su libro “El Estado y la Revolución”, “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”, es todavía una perspectiva remota en China aún siendo un régimen comunista.
En su discurso de 2015, Xi elogió el libro de Piketty “El capital en el siglo XXI” diciendo que el mismo ha provocado un acalorado debate en la comunidad académica internacional y que sus argumentos sobre el impacto del “capitalismo desenfrenado” en la desigualdad de la riqueza eran “dignos de nuestro profundo pensamiento”.
Xi ahondó aún más en el tema señalando que hechos muestran que la contradicción inherente entre la socialización de la producción y la posesión privada de los medios de producción todavía existe en el capitalismo, y que posterior a la crisis financiera internacional, muchos académicos occidentales han revisado la economía política marxista y “Das Kapital” para reflexionar sobre los inconvenientes del capitalismo. Mientras las críticas vayan a Estados Unidos, Xi es un acalorado fan, cuando las críticas incluyen a China, opta por acallarlas con censura.
Para Piketty, el elogio de Xi a su anterior libro ofrece poco consuelo ya que su nueva obra no será aún publicada en territorio chino. Habrá que ver si el economista francés termina aceptando las condiciones que impone Xi Jinping para no perder ese gran mercado que implica millones de ventas, o si se mantendrá fiel a sus principios y a lo que ha escrito.
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