Italia y España sufrieron algunas de las peores primeras olas de contagios de coronavirus del mundo. Ambos se encuentran en la lista de países con mas decesos: Italia, en sexto lugar, con 35.473 y España, en el octavo, con 29.011.
Superada la fase más aguda de la pandemia, los dos países comenzaron en mayo una paulatina reapertura. Así, la gente volvió a llenar playas, discotecas, locales de ocio.
Pero algunos expertos sostienen que en España la reapertura fue prematura, demasiado rápida. Los beneficios de semanas de esfuerzos para detener la economía y mantener a la mayoría de los 46 millones de habitantes en casa se disiparon rápidamente durante el verano, mucho antes de lo previsto.
Italia, en cambio, pareció optar por un abordaje más prudente. Varias reaperturas —como la de las discotecas— fueron pospuestas y, más tarde, directamente canceladas.
El resultado es que sus cifras de nuevos contagios reflejan un mayor control de la epidemia que las de España: en Italia solo hay ahora 79 pacientes enfermos de COVID-19 ingresados en unidades de cuidados intensivos, frente a los 751 de España. Los hospitalizados son 1.168, mientras son casi 6.224 en España.
España también supera a Italia en el total de casos: 439.286 frente a 266.853.
Un dato clave: la tasa de incidencia
Según el Gobierno de Pedro Sánchez, el aumento de casos se debe a un igual aumento del número de pruebas. Eso, sin embargo, no explica del todo la diferencia en los números de los dos países. De hecho Italia cuenta con una capacidad diagnóstica similar o superior a la española. Las pruebas realizadas por el país aumentaron de manera significativa en los últimos días, después del comienzo de una extensa operación de detección de casos con testeos sobre todo en aeropuertos y puertos a todas las personas que provengan de España, Grecia, Malta y Croacia.
Este sábado las pruebas realizadas fueron 99.108, con 1.444 casos detectados, una tasa de positivos del 1,4%. España, en cambio, informó 87.032 pruebas PCR realizadas al 25 de agosto (últimos datos disponibles), por un total de 7.117 nuevos casos registrados ese día. Se trata de una tasa de positivos del 8,1 por ciento. El viernes, los casos ya habían ascendido a 9.780, el nuevo récord diario desde junio.
Otro indicador ayuda a entender mejor la diferencia entre la situación de los dos países: la tasa de incidencia acumulada en los últimos 14 días. Se trata de un indicador que mide los nuevos casos por cada 100.000 habitantes y que es clave para determinar la velocidad de ocurrencia de la enfermedad.
En los últimos 14 días, la incidencia en España fue de 205,5 casos por cada 100.000 habitantes, según los últimos datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). Por lejos, la más alta del continente y la única que supera los 200 casos. Solo Malta, con 109,8 casos, supera la marca de 100.
El dato español se dispara aún más en Comunidades Autónomas como Madrid (más de 400 casos por cada 100.000 habitantes), País Vasco y Aragón.
En Italia, por el contrario, la incidencia acumulada en el mismo período fue de 20,9 casos por por cada 100.000 habitantes. A nivel europeo, solo Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Chipre y Hungría registraron un dato inferior.
Los datos españoles evidencian una cifra de contagios muy superior al umbral del 5% que fija la Organización Mundial de la Salud (OMS) para tener controlada la pandemia y que refleja una circulación del virus que supera 10 veces la de Italia.
Diferencias con mayo
Muchos están comparando los datos de estos días con los de mayo, cuando concluyó la fase más aguda de la primera ola en Europa. La comparación, sin embargo, es arriesgada y debe contextualizarse mejor, debido a las grandes diferencias en cuanto a la situación de los hospitales y el número de muertes. Pero esto no quiere decir que este fuerte aumento sea irrelevante.
El epidemiólogo Fernando Simón, la cara más visible del Gobierno español en la gestión del virus como director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, un órgano que depende del Ministerio de Sanidad, reconoció a este medio que “aunque la pandemia no está fuera de control a nivel nacional, sí lo está en algunos puntos concretos del país”. Por otra parte, subrayó que las cifras actuales, pese a su gravedad, no son comparables con las que obligaron al Gobierno de Pedro Sánchez de decretar el estado de alarma en marzo.
Si entonces, en el pico de la pandemia, la edad media de los casos confirmados por COVID-19 era de entre 62 y 63 años, ahora son mucho más jóvenes, con edades que oscilan entre 37 y 39.
Algo parecido ocurre en Italia. “Comparado con la primera gran ola, no hay nada similar: hay un modesto goteo de casos de hospitalización, pero no situaciones graves en personas frágiles, como en los meses pasados”, dijo Massimo Galli, uno de los más respetados infectólogos italianos al diario Il Corriere della Sera. “Las nuevas infecciones afectan principalmente a los jóvenes”, continuó el experto, responsable del Hospital Sacco de Milán. “El problema es que se convierten en un reservorio de infección y pueden transmitir el virus a la tía mayor, por así decirlo. Ahora debemos arreglarlo, quizá con cuarentenas hechas con inteligencia, no con mirada burocrática”.
Por eso, el Gobierno de Giuseppe Conte ha vuelto a descartar imponer de nuevo el confinamiento a nivel nacional, ya que el aumento de los contagios es limitado, con un bajo impacto sobre los servicios sanitarios dado que actualmente la gravedad de los pacientes no es la misma que el pasado mes de marzo, cuando estalló la crisis sanitaria.
No obstante, mientras los países se preparan para afrontar uno de los problemas más urgentes, la vuelta al colegio de miles de niños y jóvenes a partir de los primeros días de septiembre, los expertos piden medidas de contención para evitar una “tormenta perfecta” en septiembre con el regreso de la población a sus puestos de trabajo y la apertura de las escuelas.
Según Galli, es necesario decidir qué se puede reabrir y cómo, incluidas las escuelas. “La recomendación es la de precaución tanto para la población, que siempre debe respetar las normas higiénicas normales de prevención, como para los políticos, que tienen que tomar decisiones. La alternativa está entre un exceso de cierres, que comprometería la recuperación, y un exceso de aperturas, que podría provocar un retroceso”.
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