Quién es Michel Aoun, y qué hace frente a la crisis el presidente del Líbano

Con más de tres décadas de problemas irresueltos, Líbano está atravesando la peor crisis de su etapa de post-guerra.

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El presidente de Líbano, Michel Aoun, pronuncia un discurso en el palacio presidencial en Baabda, Líbano. 25 de junio de 2020. REUTERS/Mohamed Azakir/File Photo
El presidente de Líbano, Michel Aoun, pronuncia un discurso en el palacio presidencial en Baabda, Líbano. 25 de junio de 2020. REUTERS/Mohamed Azakir/File Photo

La corrupción endémica del sistema político llevó al país a la decadencia institucional. Hoy, el quebranto económico y el default lo posicionan a un metro de ser calificado como estado fallido. La explosión del puerto de Beirut y la destrucción de sitios importantes de la capital libanesa fueron la gota que desbordó la copa.

Las movilizaciones continúan creciendo, en la última semanas miles de ciudadanos se sumaron al movimiento de protesta que días atrás había dado lugar a la renuncia masiva del gobierno. Los movilizados buscan impulsar un cambio del sistema político y continúan en las calles.

A los problemas recurrentes, después de la explosión del puerto de Beirut ha vuelto a la escena el debate por las armas de Hezbollah luego que días pasados el periódico alemán Die Wolt dio a conocer una nota que contiene información de inteligencia de dos países europeos indicando que la organización terrorista recibió de Irán varias toneladas de nitrato de amonio en distintos envíos entre 2013 y 2014, ese material fue almacenado en depósitos del puerto donde ocurrió la trágica explosión del 4 de agosto.

La organización chiíta liderada por Hassan Nasrallah continúa negando que los químicos almacenados hayan sido de su propiedad. Sin embargo, los usuarios de las redes libanesas no creen que Hezbollah sea ajena a los sucesos que dieron en la explosión. Cada día son más las personas que sindican a Nasrallah como responsable de la tragedia. Por otra parte, para sumar combustible al incendio, un Tribunal Internacional se pronuncio el pasado martes 18 con una sentencia que declaró culpable a Salim Ayyash, un miembro de Hezbollah, por el asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafik Hariri.

Las preguntas sobre la recuperación del Líbano se mantienen más abiertas que nunca. La dirigencia no dio una sola respuesta. El movimiento de protesta mantiene su fuerza, crece y, ante la carencia de un primer ministro, presiona a la presidencia. Sin embargo, no hubo avances ni reformas que eviten el colapso del país. Las relaciones entre las principales fuerzas políticas están rotas, no hay diálogo entre ellas.

En este escenario, difícilmente el presidente Michel Aoun pueda encontrar un primer ministro que solucione la crisis en curso formando un gobierno que sea aceptado por la sociedad civil y los movilizados. El panorama es sombrío.

Así fue la explosión en el puerto de Beirut

Conocí al general Michel Aoun en el año 2004, durante su exilio de diez años en París. En esos tiempos, la imagen de ese hombre para miles de libaneses era de honestidad y patriotismo. Muchos recordaban su valentía al enfrentar al ejército sirio en inferioridad de fuerzas a pesar de la derrota de la resistencia cristiana que Aoun encabezó en 1989.

No obstante, el 13 de Octubre de 1990, todo acabó para Michel Aoun cuando sus fuerzas fueron vencidas y fusiladas al rendir sus armas ante el ocupante sirio que lo triplicaba en hombres y poder de fuego. La guerra que había lanzado Michel Aoun contra las tropas de Assad fue el último intento de resistencia cristiana por liberar al Líbano y terminó ese día con la masacre de las tropas que defendían Beirut. Más de 1200 soldados sobrevivientes fueron tomados prisioneros, trasladados a cárceles sirias y acabaron desaparecidos hasta nuestros días en que nada se sabe de ellos. Michel Aoun se refugió en la embajada francesa, tiempo después salió del Líbano rumbo a París.

Durante sus años de exilio, Aoun continuó su lucha, escribió cientos de artículos contra la ocupación siria, impartió conferencias y difundió la causa de la libertad y la independencia del Líbano. Así, supo captar a cientos de miles de libaneses de la diáspora y dentro del Líbano, fundó su partido, elaboró un proyecto político y juro que no regresaría al Líbano hasta que el último soldado sirio no se haya marchado de territorio libanés. Además, rechazo la influencia de Irán y Hezbollah en los asuntos libaneses. Sus declaraciones y expresiones patrióticas eran firmes e inequívocas.

Así, llegó el año 2004, en septiembre de ese año el Consejo de Seguridad de la ONU voto por unanimidad la Resolución 1559 CSONU, la normativa entro en vigencia después del asesinato de Rafik Hariri y otras 20 personas el 14 de febrero de 2005, y ordenó con carácter vinculante que los 30.000 militares sirios desplazados en el Líbano debían abandonar el país. Fue una gran derrota política para Bachar al-Assad y el fin de la ocupación siria por 30 años del Líbano. Michel Aoun fue un artífice de esa resolución. Miles de libaneses esperaban ansiosos el regreso del general que había combatido con valentía y patriotismo a los ocupantes para seguir su lucha desde el exilio durante 10 años. Aoun era el político más confiable del país y las esperanzas de un futuro mejor se centraban en su regreso.

El promocionado y ansiado regreso al Líbano de Michel Aoun se produjo a finales de 2005, luego de una numerosa cadena de crímenes de políticos, periodistas y activistas civiles, según denunciaba desde Francia Michel Aoun culpando a Hassan Nasrallah y su grupo armado de haber sustituido la ocupación del ejército sirio en el país.

Los libaneses esperaban que Michel Aoun liderará una nueva era para el Líbano, tal como había prometido desde su exilio francés. Dos aviones partieron desde París a Beirut con una comitiva de expatriados, casi 300 pasajeros en cada uno de ellos acompañaron el regreso del líder. Fui invitado por un colega de la diáspora a viajar acompañando el retorno del general. Sin embargo, el hombre no me ofrecía garantías, había en él algo oscuro que en ese momento no podía conceptualizar pero que con el transcurso del tiempo quedó más que claro. No acepte la invitación, pero hable telefónicamente con Aoun días antes de su regreso, dialogamos de cuestiones politicas y aproveche para hacerle una nota periodística que por esos tiempos se publicó en el portal del Bureau de Informaciones Libanesas para America Latina.

En Beirut se preparaban los arreglos para recibir el héroe militar que aglutinaba las esperanzas de paz y libertad para los libaneses. El arribo de Aoun al Líbano fue multitudinario, desde el Aeropuerto y en el camino a Beirut miles mostraban su alegría por su regreso. Allí comenzó su carrera política, logró ser diputado en las siguientes elecciones con un caudal de votos muy amplio pero también comenzaron los cambios en sus palabras y acciones. Aoun decidió romper con otros grupos cristianos, se distanció del Patriarcado Maronita en Bkerke y finalmente firmó un acuerdo con Hezbollah.

El cambio de Michel Aoun fue de 180°. El general olvidó todo lo que dijo y escribió durante sus años de exilio y no tuvo escrúpulos en lanzar su candidatura a presidente en alianza con Hassan Nasrallah, Hezbollah y los partidos pro-sirios. El pueblo libanés, que había esperado a su líder por años, experimentó una nueva y amarga decepción, quienes le habían dado su voto vieron como Aoun había entregado esos votos a Siria e Irán. Así, su obsesión por alcanzar la presidencia a cualquier precio quedó expuesta ante todos los ciudadanos.

Finalmente, Michel Aoun llegó a la presidencia, su socio, Hassan Nasrallah y la organización Hezbollah lo impusieron sin mayores problemas. La historia que siguió fue oscura. Desde la primera magistratura, distribuyo cargos, colocó a su yerno como canciller, manejo ministerios y favoreció la corrupción política y económica del país. Más allá de las reglas del sistema parlamentario y con sus limitaciones presidenciales, nunca en la historia moderna del Líbano un presidente cometió tantos actos de nepotismo, corrupción y desgobierno.

(Reuters)
(Reuters)

Hoy, el presidente Aoun habla de conformar un nuevo gobierno, pero no está pudiendo hacerlo, rechaza una investigación internacional por la explosion del puerto de Beirut en solidaridad con Hezbollah y brinda a la prensa incongruentes declaraciones sobre futuras conversaciones de paz con Israel. Ya nadie es ajeno en Líbano que el otrora valiente general en el que se centraron esperanzas que fomentó durante su exilio no es más que un fraude político, un hombre de papel que comercializó la sangre de miles de hombres que lo apoyaron en combate y en su posterior exilio.

Sin embargo, Aoun continúa engañando al mundo publicitando falsamente estar dispuesto a llevar adelante conversaciones de paz con Israel. En realidad, su único fin es obtener dinero de la comunidad internacional con esas declaraciones.

Lo que Aoun debería explicar es ¿por qué durante los últimos 40 años, el papel de los libaneses se redujo a ser los habitantes de un país ocupado, sin decisión ni voz, utilizado por organizaciones terroristas y gobernado por políticos corruptos que favorecieron la destrucción del país para qué -antes- Yasser Arafat y -ahora- Irán y Hezbollah puedan “liberar” Palestina, utilizando al Líbano como único frente de guerra árabe contra Israel?

Lo curioso es que países árabes como Egipto, Jordania y recientemente Emiratos Árabes Unidos (EAU) oficialmente han firmado la paz con Israel. Hasta los palestinos de la Autoridad Nacional Palestina, conducidos por Mahmud Abbas (Abu Mazen), han firmado acuerdos con Israel y gobiernan Cisjordania. En ese marco dual encabezado por el presidente Aoun, Líbano continúa desempeñando patéticamente el papel de un país sin destino. Ambos sectores -oficialismo y oposición- mantienen el absurdo de “resistir, defender el honor árabe y liberar Palestina para los palestinos”, mientras el costo de esa posición vulgar y anti-moderna es pagando con los bienes y las vidas de sus ciudadanos.

Al parecer, para Michel Aoun no es suficiente que los sunitas de Egipto, Jordania y EAU hayan firmado la paz con Israel. La pregunta que surge entonces es ¿qué espera en verdad Michel Aoun para firmar un tratado de paz con Israel? ¿espera que antes lo hagan Siria e Irán?. El presidente debería ser honesto y decirlo a los libaneses si realmente desea evitar que el país se convierta en un estado fallido de forma definitiva o destruido nuevamente por una guerra que Teherán ordene lanzar a Hezbollah sobre los israelíes. ¿Por qué firmar la paz con Israel es bueno para Egipto, Jordania y EAU y es malo para el Líbano?.

Si Israel es la acomplejada tentación de resolver los asuntos pendientes entre los países árabes desde 1948, es inquietante que la comunidad internacional no inste al presidente libanés a no esperar a que Siria resuelva con Israel su controversia por el Golán, que es exactamente lo que Michel Aoun está haciendo, ademas de buscar desesperadamente dinero de países europeos lanzando rumores de paz con los israelíes que nunca cumplirá.

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