El papa Francisco denunció este miércoles que la pandemia ha puesto de relieve y agravado problemas sociales, sobre todo la desigualdad y criticó una “economía enferma” que lo permite, durante su catequesis en la audiencia general que sigue celebrándose en el palacio pontificio sin fieles por las medidas de seguridad.
El papa argentino puso como ejemplo que durante esta pandemia “algunos pueden trabajar desde casa, mientras que para muchos otros esto es imposible” y que “ciertos niños, a pesar de las dificultades, pueden seguir recibiendo una educación escolar, mientras que para muchísimos otros esta se ha interrumpido bruscamente”.
"Algunas naciones poderosas pueden emitir moneda para afrontar la emergencia, mientras que para otras esto significaría hipotecar el futuro", agregó.
Para el pontífice, estos síntomas de desigualdad “revelan una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma. Es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales”.
Denunció además que “unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad” y que esto “es una injusticia que clama al cielo”.
Además, añadió, que "la desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz la del pecado de querer poseer y dominar a los hermanos y las hermanas, la naturaleza y al mismo Dios".
Y advirtió que "estamos cerca de superar muchos de los límites de nuestro maravilloso planeta, con consecuencias graves e irreversibles".
Francisco recordó que se nos pidió asegurar que los frutos de la Tierra lleguen a todos, no sólo a unos pocos y que “sin embargo, observamos que el homo sapiens, llamado a ser solidario, se deforma y se convierte en una especie de homo economicus, que busca su propio interés de forma individualista”.
Francisco está dedicando sus catequesis de los miércoles al tema de como el mundo ha cambiado debido a esta pandemia. Además, el Vaticano anunció que la próxima semana reanudará las audiencias públicas, a la que podrán asistir fieles por primera vez desde marzo, pero se harán en el patio de San Dámaso y no en la plaza de San Pedro como fue la tradición hasta la pandemia.
La última audiencia pública del papa se remonta al 26 de febrero, a la que asistieron unas 12.000 personas, muchas de ellas con mascarillas. Según informó un portavoz del Vaticano a la AFP, en el patio de San Dámaso se instalarán 500 sillas. El acceso al patio será posible dos horas antes y no será necesario reservar.
(Con información de EFE y AFP)
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