Corporación de Industrias del Norte (Norinco, por sus siglas en inglés) es la empresa bajo control estatal preferida de muchos gobiernos alrededor del mundo. Sobre todo gobiernos de dudosa calidad institucional. La firma ofrece facilidades que ninguna otra permitiría. Es flexible en sus contrataciones y siempre -como sea- llega a un acuerdo. Nació en 1980 bajo el manto protector del Consejo de Estado de China y subsiste desde entonces controlada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología para la Defensa Nacional. En verdad, quien está detrás es el omnipoderoso Partido Comunista Chino (PCC), encargado del lobby para convencer a voluntades extranjeras renuentes.
Sus negocios son extensos. Desde la industria del petróleo y el gas hasta construcción de maquinaria de transporte, pasando por el más redituable: armamento para la defensa militar. Infobae reveló en las últimas horas que el gobierno argentino estaba a punto de concretar una compra monumental -el monto que se desembolsará no trascendió- de blindados al régimen chino. Son los VN-1 que produce Norinco. Quiere adquirir 200 de esos tanques de dudosa efectividad.
“China los mostró por primera vez en 2008. A simple vista son similares a los 8x8 de GDLS... una copia de mala calidad”, señala un experto en la materia que descartó en su país la adquisición de estos vehículos. Cuando habla de GDLS se refiere a los LAV-III diseñados y construidos por General Dynamics, una compañía canadiense nacida en 1952 y que provee material bélico a los Estados Unidos y países europeos. “Sin duda son los mejores, pero los chinos tienen otras artes para convencer”, agrega irónico la fuente que prefiere el anonimato.
Además de las reducidas prestaciones y servicios post-venta que los blindados chinos ofrecen a sus clientes, la seguridad de sus ocupantes es un punto sensible que frecuentemente no es tenido en cuenta por quienes rubrican el millonario negocio. En los últimos años, decenas de crónicas mostraron cómo el blindaje de los Norinco fueron vulnerados por milicias, no ya por ejércitos regulares. Otros modelos similares han mostrado severas deficiencias en el terreno.
Dos ejemplos marcan la poca confianza que incluso los chinos tienen en sus blindados. Cuando Kenia estaba a punto de comprar los VN-4 (otros “tanques” para uso militar), el vendedor ejecutivo de Norinco se rehusó a ingresar al aparato para someterlo a una prueba de calidad. Fue en 2015. Sabía por qué lo hacía. Encantados por las facilidades que ofrecía el régimen -y por la presión diplomática- el gobierno de Nairobi continuó adelante con la mega compra. Un año después, en 2016, docenas de personal militar fueron reportados muertos en esos vehículos.
The Standard, el principal diario de Kenia, reprochó a las autoridades la falta de sensibilidad en un durísimo editorial por continuar comprando ese material bélico a una empresa que ni siquiera se animaba a probar sus propios productos. Fue en octubre pasado, luego de que un patrullaje en la frontera con Somalía terminara en una matanza a manos de terroristas islámicos. Eran del grupo Al-Shabaab, una pesadilla para los militares del país. “Es lamentable que incluso después de tales muertes, nuestros oficiales continúen patrullando la frontera en camionetas y vehículos blindados de transporte de personal fabricados en China, a pesar del peligro omnipresente”.
Un artículo publicado por Pulse Live, una revista keniata, remarca similar preocupación: “Los 30 vehículos blindados de transporte de personal que Kenia compró a China en 2016 para proteger específicamente al personal de los ataques de minas terrestres y dispositivos explosivos improvisados (IED) aparentemente son inútiles contra las granadas propulsadas por cohetes (RPG)”. Kenia no sólo está perdiendo la lucha contra los extremistas, sino también mucha credibilidad entre su gente.
Un blindado 6x6 WZ551 fabricado por esa empresa dependiente de Xi Jinping quedó absolutamente destruido e inutilizable luego de sufrir la explosión de una mina. Es similar a los 8x8 que deslumbran al gobierno kirchnerista argentino. Detrás del ataque, otra vez Al-Shabaab. Todos sus ocupantes resultaron muertos.
Para mayor desconfianza, Norinco nunca vende sus mejores productos al exterior. Sólo lo “descartable o lo de segunda categoría”, explica el mismo analista europeo. Es decir, el Ejército Popular de Liberación Chino se asegura que las otras fuerzas armadas no sólo dependan de una compañía estatal dependiente del régimen, sino que también sabe que nunca contarán con su mejor versión tecnológica. Lo reconoció en diálogo con Infobae el ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, quien sin embargo asegura que los modelos que comprarán -”al menos 200″- son “muy buenos”.
“Creo que el gran problema con todas las armas chinas, incluidas las copias de equipos occidentales, es que siguen sin ser probadas en combate”, expresó Eric Wertheim, analista naval y autor del libro Flotas de Combate del Mundo del Instituto Naval de los Estados Unidos. “Si bien pueden ser mucho menos costosos que sus contrapartes occidentales, es comprensible que muchos países se muestren reacios a correr el riesgo de adquirir productos que no hayan pasado la prueba definitiva de combate“, añadió en un artículo publicado en USNI.
Un estudio publicado por el Institute of Southeast Asian Studies y firmado por Ian Storey, su editor en jefe explica que los equipos de “defensa chino ha sufrido durante mucho tiempo una mala reputación por su calidad y servicio posventa”. La institución está basada en Singapur y se dedica a la investigación académica de temas estratégicos de la región.
“En una palabra: fiabilidad”. Así resume su investigación el periodista Kevin Knodell para War Is Boring, una publicación especializada en asuntos bélicos, cuando plantea el motivo por el cual son pocos los países que se inclinan por comprar material de guerra a China. “La percepción global de la industria de defensa china está por debajo de lo aceptable. Algunas de las percepciones se deben a sistemas defectuosos o diseños de armas defectuosos. Además, China carece de servicios adicionales, como la capacitación y el mantenimiento de equipos y armas. Algunos países también carecen de confianza política en China”, dice basado en documentos de investigación.
Pero también tienen otro obstáculo significativo: sus puertos de disparo no son seguros para sus ocupantes, no permiten identificar todos los blancos y hasta son susceptibles de sufrir deficiencias técnicas y llevar peligro a los ocupantes por falta de oxígeno y generación de gases tóxicos.
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