Las autoridades de seguridad libanesas advirtieron el mes pasado al primer ministro y al presidente que 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en el puerto de Beirut suponían un riesgo para la seguridad y podrían destruir la capital mediterránea en caso de una explosión, según documentos vistos por Reuters y fuentes de seguridad de alto perfil.
Poco más de dos semanas después, los productos químicos industriales explotaron en una onda expansiva que arrasó la mayor parte del puerto, mató al menos a 163 personas, hirió a otras 6.000 y dañó unos 6.000 edificios, según las autoridades municipales.
En un informe de la Dirección General de Seguridad del Estado sobre los acontecimientos que condujeron a la explosión se incluía una referencia a una carta privada enviada al presidente del país, Michel Aoun, y al primer ministro, Hassan Diab, el 20 de julio.
Aunque el contenido de la carta no figuraba en el informe al que tuvo acceso Reuters, un alto representante de seguridad dijo que resumía los hallazgos de una investigación judicial iniciada en enero, en la que se llegó a la conclusión de que era necesario asegurar inmediatamente los productos químicos.
El informe de la seguridad del Estado, que confirmó la correspondencia con el presidente y el primer ministro, no ha fue publicado con anterioridad.
“Existía el peligro de que este material, en caso de ser robado, pudiera ser utilizado en un ataque terrorista”, dijo un alto cargo a Reuters.
“Al final de la investigación, el Fiscal General (Ghassan) Oweidat preparó un informe final que fue enviado a las autoridades”, dijo, refiriéndose a la carta enviada al primer ministro y al presidente por la Dirección General de Seguridad del Estado, que supervisa la seguridad de los puertos.
“Les advertí que esto podría destruir Beirut si explotaba”, dijo el funcionario, que participó en la redacción de la carta y no quiso ser identificado.
Les advertí que esto podría destruir Beirut si explotaba
Reuters no pudo confirmar de forma independiente su descripción de la carta.
La oficina del primer ministro y la presidencia no respondieron a las peticiones de comentarios sobre la carta del 20 de julio.
Un representante de Diab, cuyo gobierno renunció el lunes a raíz de la explosión, dijo que el primer ministro recibió la carta el 20 de julio y fue enviada al Consejo Supremo de Defensa para su asesoramiento en un plazo de 48 horas. “El actual gabinete recibió el expediente 14 días antes de la explosión y actuó en cuestión de días. Las administraciones anteriores tuvieron más de seis años y no hicieron nada”.
El fiscal general no respondió a las solicitudes de comentarios.
“HACER LO QUE SEA NECESARIO”
La correspondencia podría alimentar más críticas e indignar aún más a una opinión pública que ve en la explosión como el último y dramático ejemplo de la negligencia y la corrupción gubernamental que ya ha empujado al Líbano al colapso económico.
El gobierno de Diab renunció el lunes mientras las protestas por la explosión se desataban en el país, aunque seguirá gobernando provisionalmente hasta que se forme un nuevo gabinete.
Se espera que la reconstrucción de Beirut cueste hasta 15.000 millones de dólares, en un país que ya está efectivamente en quiebra y cuyas pérdidas totales del sistema bancario superan los 100.000 millones de dólares.
Aoun confirmó la semana pasada que había sido informado sobre el material. El presidente del país dijo a los periodistas que había ordenado al secretario general del Consejo Supremo de Defensa, un grupo de agencias militares y de seguridad del Líbano presidido por el presidente, que “hiciera lo que fuera necesario”.
“(El servicio de seguridad del Estado) dijo que es peligroso. ¡No soy responsable! No sé dónde lo pusieron y no sabía lo peligroso que era. No tengo autoridad para tratar directamente con el puerto. Hay una jerarquía y todos los que lo sabían deberían haber hecho sus deberes para hacer lo que fuera necesario”, dijo Aoun.
Quedan muchos interrogantes sobre por qué el cargamento de nitrato de amonio atracó en Beirut a finales de 2013. Pero lo más desconcertante es por qué se permitió que un cargamento tan grande de material peligroso, utilizado en bombas y fertilizantes, permaneciera allí durante tanto tiempo.
La carta enviada al presidente y al primer ministro del Líbano se produjo después de una serie de memorandos y cartas enviadas a los tribunales del país durante los seis años anteriores por las autoridades portuarias, de aduanas y de seguridad, en los que se instaba repetidamente a los jueces a que ordenaran la retirada del nitrato de amonio de un lugar tan cercano al centro de la ciudad.
El informe de la Dirección General de Seguridad del Estado visto por Reuters decía que se habían presentado muchas solicitudes, sin dar un número exacto y añadió que el departamento de manifiestos del puerto había enviado varias solicitudes por escrito a la dirección de aduanas hasta el año 2016 pidiendo que llamara a un juez para ordenar la reexportación inmediata del material.
“Pero hasta ahora, no se ha emitido ninguna decisión sobre este asunto. Tras consultar a uno de nuestros especialistas químicos, el experto confirmó que este material es peligroso y se utiliza para producir explosivos”, según el informe de la Dirección General de Seguridad del Estado.
MATERIAL PELIGROSO
El camino hacia la tragedia de la semana pasada comenzó hace siete años, cuando el Rhosus, un buque de bandera moldava fletado por Rusia que transportaba nitrato de amonio de Georgia a Mozambique, atracó en Beirut para tratar de tomar una carga extra y así cubrir las tarifas de paso por el Canal de Suez, según el capitán del buque.
Las autoridades portuarias confiscaron el Rhosus en diciembre de 2013 por la orden judicial 2013/1031 debido a las deudas pendientes con dos empresas que presentaron reclamaciones en los tribunales de Beirut, según el informe de la seguridad del Estado.
En mayo de 2014, el buque fue considerado no apto para la navegación y su cargamento fue descargado en octubre de 2014 y almacenado en lo que se conocía como el Hangar 12. El barco se hundió cerca del rompeolas del puerto el 18 de febrero de 2018, según el informe de seguridad.
En febrero de 2015, Nadim Zwain, un juez del Tribunal de Asuntos Sumarios, que se ocupa de cuestiones urgentes, designó a un experto para que inspeccionara la carga, según el informe de seguridad.
Dicho informe decía que el experto concluyó que el material era peligroso y, a través de las autoridades portuarias, solicitó que se transfiriera al ejército. Reuters no pudo confirmar de forma independiente el relato del experto.
La comandancia del ejército libanés rechazó la solicitud y recomendó que los productos químicos fueran transferidos o vendidos a la Compañía Libanesa de Explosivos, de propiedad privada, según el informe de seguridad del estado.
El informe no decía por qué el ejército se había negado a aceptar el cargamento. Un responsable de seguridad dijo a Reuters que era porque no lo necesitaban. El Ejército se negó a hacer comentarios.
La dirección de la empresa de explosivos dijo a Reuters que no estaba interesada en comprar material confiscado y que tenía sus propios proveedores y licencias de importación del gobierno.
A partir de entonces, los funcionarios de aduanas y seguridad escribieron a los jueces aproximadamente cada seis meses pidiendo la retirada del material, según las peticiones vistas por Reuters.
Los jueces y los funcionarios de aduanas contactados por Reuters se negaron a hacer comentarios.
Desde entonces, varios responsables de aduanas y del puerto han sido detenidos en el marco de la investigación de la explosión.
“MAL ALMACENAMIENTO Y MAL CRITERIO”
En enero de 2020, un juez inició una investigación oficial después de que se descubriera que el Hangar 12 no estaba vigilado, tenía un agujero en su pared sur y una de sus puertas se había desprendido, lo que significaba que el material peligroso corría el riesgo de ser sustraído.
En su informe final tras la investigación, el fiscal General Oweidat “dio órdenes de inmediato” de que se repararan las puertas y los agujeros del hangar y se proporcionara seguridad, dijo un segundo representante de seguridad de alto rango que también solicitó el anonimato.
El 4 de junio, basándose en esas órdenes, la seguridad del estado dio instrucciones a las autoridades portuarias para que proporcionaran guardias en el Hangar 12, nombraran un director para el almacén y aseguraran todas las puertas, y repararan el agujero en el muro sur, según el informe de la seguridad del estado y los funcionarios de seguridad.
Las autoridades portuarias no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
“El mantenimiento comenzó y (las autoridades portuarias) enviaron un equipo de trabajadores sirios (pero) no había nadie que los supervisara cuando entraron para arreglar los agujeros”, dijo el funcionario de seguridad.
Durante los trabajos, chispas producidas por soldadura provocaron un fuego que comenzó a extenderse, añadió.
“Dado que había fuegos artificiales almacenados en el mismo hangar, al cabo de una hora se desencadenó un gran incendio por estos fuegos artificiales que se propagó al material, el cual explotó cuando la temperatura superó los 210 grados”, dijo el funcionario de seguridad de alto rango, que culpó a las autoridades portuarias por no supervisar los trabajos de reparación y por almacenar los fuegos artificiales junto a un vasto depósito de explosivos peligrosos.
Reuters no pudo determinar qué pasó con los trabajadores que reparaban el hangar.
“Gracias a que el hangar da al mar, el impacto de la explosión se redujo. De lo contrario, habría destruido todo Beirut”, dijo. “Todo este asunto va sobre negligencia, irresponsabilidad, un mal almacenamiento y una mala evaluación”.
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