Era una tradicional sesión de fotos previa a un casamiento. Israa Seblani, la novia, sonreía y posaba en una plaza, frente al Hotel Le Gray, en el centro de Beirut. Debía ser un momento inmortalizado por la emoción y la alegría, pero quedó marcado por el pánico.
El camarógrafo filmaba el ramo de la novia, colocado en la parte inferior del velo, sobre el piso, cuando se produjo la segunda de las dos explosiones que este martes mataron a más de 100 personas y dejaron heridas a unas 4.000. En el video se oye el estallido, que arrastró al ramo y a parte del vestido blanco.
Inmediatamente, se pudieron apreciar los daños en los edificios y el humo en la calle. Una diminuta porción del desastre que se registró en los alrededores del puerto de la capital libanesa. En los segundos finales de la filmación se pudo ver cómo alguien socorría a Israa Seblani e ingresaban juntos a un edificio.
“Hasta ahora, más de 4.000 personas han resultado heridas y más de 100 han perdido la vida. Nuestros equipos todavía están llevando a cabo operaciones de búsqueda y rescate en las áreas circundantes”, dijo la Cruz Roja en un comunicado.
Las autoridades dijeron que se esperaba que el número de víctimas aumentara tras la explosión en los almacenes del puerto, donde se guardaba, sin ninguna precaución, material altamente explosivo. El segundo estallido fue el más poderoso que jamás haya atravesado Beirut, una ciudad aún marcada por la guerra civil de hace tres décadas y que se tambalea por el colapso económico y el aumento de las infecciones por coronavirus.
Beirut, declarada ciudad “siniestrada”, se despertó conmocionada tras estas explosiones, de tal potencia que fueron registradas por los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) como un terremoto de magnitud 3,3.
En el epicentro de la explosión, cuya onda de choque se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia, el panorama seguía siendo apocalíptico: los contenedores parecen latas de conserva retorcidas, los coches están calcinados, el suelo, alfombrado de maletas y papeles que salieron disparados de las oficinas cercanas.
Varios cascos azules a bordo de un barco atracado en el puerto resultaron heridos graves, según la misión de la ONU en el Líbano. Los socorristas, con la ayuda de guardias de seguridad, buscaron toda la noche a supervivientes o muertos atrapados bajo los escombros.
El primer ministro, Hassan Diab, decretó para este miércoles un día de duelo nacional y prometió que los responsables “rendirán cuentas”. El Gobierno apunta a un cargamento de nitrato de amonio almacenado “sin medidas de precaución” en el puerto.
“Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2.750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén sin medidas preventivas. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio sobre este tema”, declaró el primer ministro ante el Consejo Superior de Defensa, según declaraciones citadas por un portavoz en rueda de prensa.
El nitrato de amonio es una sal blanca e inodora que se utiliza como base para muchos fertilizantes nitrogenados en forma de gránulos, aminonitratos, altamente solubles en agua. Pero también se usa para fabricar explosivos. y ha causado varios accidentes industriales.
(Con información de Reuters)
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