La tragedia del martes en Beirut ha conmocionado al mundo, con múltiples videos que captaron el momento del estallido, y solo a unos días de que se cumpla el quinto aniversario de un evento muy similar: las enormes explosiones que sacudieron Tianjin, en China.
Las circunstancias tienen varias similitudes: una explosión de origen químico en una zona portuaria, con un incendio previo que había alertado a los bomberos y a muchas personas que estaban grabando lo que ocurría. Ambas ondas expansiva causó destrozos en algunos kilómetros a la redonda y en las dos tragedias se reportan al menos 100 muertes.
El elemento químico se repitió: las autoridades libanesas han señalado a la existencia de casi 3 mil toneladas de nitrato de amonio, mientras que el 12 de agosto en 2015 había en la ciudad China unas 800 toneladas del mismo componente, junto a otras sustancias que alimentaron el estallido (como carburo de calcio, nitrato de sodio y nitrato de potasio).
Las cifras oficiales, siempre estrictamente controladas por las autoridades chinas, arrojaron un saldo cercano a los 170 muertos, 800 heridos y una veintena de desaparecidos. La mayoría de las víctimas fueron bomberos que intentaban controlar los primeros incendios.
Videos grabados a más de un kilómetro de distancia captaron la magnitud de la explosión, que iluminó totalmente la noche por algunos instantes y acaparó gran parte del firmamento. Se calcula que el estallido, alrededor de la medianoche, tuvo el equivalente a 336 toneladas de dinamita. Se percibieron a un radio de 10 kilómetros y causaron daños en edificios a dos kilómetros a la redonda.
Ese desastre suscitó cuestionamientos sobre corrupción y eficiencia gubernamental. Investigaciones sobre la explosión ocurrida el 12 de agosto en las bodegas de Ruihai International Logistics mostraron que éstas estaban ubicadas más cerca de viviendas de lo reglamentario, por lo que hubo grandes daños en la zona residencial adyacente, y que almacenaban mucho más material peligrosos del permitido, incluidas 700 toneladas de cianuro de sodio, altamente tóxico. La pesquisa responsabilizó a 123 personas, entre ellos cinco funcionarios del régimen.
En los días posteriores, los investigadores soltaron animales pequeños como conejos, palomas y gallinas para comprobar si era un lugar seguro para humanos, mientras operarios con trajes especiales se afanaban en la limpieza de la zona.
Los técnicos detectaron una concentración de cianuro 356 veces superior al nivel de seguridad dentro de la zona evacuada, de unos 3 kilómetros de radio, aunque lejos de ahí no se ha hallado contaminación anormal.
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