El papa emérito Benedicto XVI, de 93 años, sufre una enfermedad infecciosa en el rostro y está “extremadamente frágil”, según un artículo del diario regional alemán Passauer Neue Presse, que cita al biógrafo Peter Seewald.
Benedicto XVI sufre de erisipela en la cara, una enfermedad infecciosa que se caracteriza por hinchazón y placas rojizas, que causa mucho picor y dolores agudos, afirma el periódico.
Según Seewald, el papa emérito se encuentra ahora extremadamente frágil (...) Su capacidad intelectual y la memoria no se han visto afectadas, pero su voz apenas es audible”, escribe el Passauer Neue Presse.
Peter Seewald se reunió el sábado en Roma con Benedicto XVI para presentarle su biografía, añade.
“Durante este encuentro, el papa emérito, a pesar de la enfermedad, se mostró optimista y dijo que si tiene más fuerza, quizá retome la pluma”, agregó.
En junio Benedicto XVI visitó a su hermano mayor Georg, quien estaba enfermo, en Alemania, en su primer viaje fuera de Italia desde su inesperada renuncia en 2013. Georg Ratzinger falleció dos semanas después.
Los dos hermanos, ambos ordenados sacerdotes el mismo día, en junio de 1951, estaban muy unidos.
Benedicto XVI, nacido en la localidad bávara de Marktl am Inn en 1927, había visitado su país natal por última vez en 2011, dos años antes de ceder el cargo a su sucesor el papa Francisco.
Benedicto XVI fue el primer papa en renunciar en casi 600 años. Alegó para ello motivos de salud y desde entonces ha llevado una vida monacal en un pequeño monasterio del Vaticano.
Benedicto se instaló en un monasterio en el Vaticano poco después de su retiro en 2013, una decisión que causó una gran sorpresa. Elegido en 2005 para suceder a San Juan Pablo II, luego cedió su lugar al papa Francisco.
Con información de AFP
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