Las autoridades de Australia anunciaron este lunes el cierre de los negocios no esenciales en Melbourne, la segunda ciudad más poblada del país, a raíz del rebrote de la COVID-19 y tras anunciar la víspera nuevas medidas efectivas en la urbe, entre ellas el toque de queda nocturno.
A pesar de las medidas de confinamiento aplicadas desde principios de julio en Melbourne, las autoridades del estado de Victoria no han podido frenar la propagación de la COVID-19, que ha acumulado más 12.000 infecciones desde el inicio de la pandemia, de las cuales 9.000 se han registrado desde el 1 de julio.
El jefe del gobierno de Victoria, Daniel Andrews, declaró el domingo el estado de desastre en esta jurisdicción, la segunda más importante de Australia en términos demográficos y económicos, así como decretó un toque de queda nocturno de seis semanas en Melbourne y el endurecimiento de restricciones para el resto de su territorio.
Tras reportar hoy 429 nuevos casos y 13 fallecidos, Andrews anunció el cierre a partir de la medianoche del miércoles de los negocios no esenciales como restaurantes, cafeterías, gimnasios y salones de belleza.
También anunció subsidios para estas empresas de hasta 10.000 AUD (7.126 USD o 6.061 EUR) con el fin de mitigar el efecto de las medidas que enviará a un millón de trabajadores, de los 5 millones de habitantes que tiene Melbourne, a sus casas.
Asimismo explicó que otros negocios como la construcción o los mataderos reducirán sus operaciones y tendrán que utilizar equipos de protección personal e implementar controles de temperatura, mientras que los negocios esenciales como los supermercados, bancos, farmacias y las licorerías seguirán operando con normalidad.
Por su lado, en Nueva Gales del Sur, colindante con Victoria y que mantiene su frontera interna cerrada, se registraron el lunes 17 nuevos casos de COVID-19.
El rebrote en Melbourne también ha supuesto el retraso indefinido de la burbuja de viajes entre Australia y Nueva Zelanda que negociaban ambos gobiernos, reveló la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern.
Australia, que había logrado suprimir el virus en su territorio hasta el rebrote de Melbourne, registra un aumento en los contagios vinculados a presuntos fallos de seguridad en las cuarentenas de los viajeros internacionales.
El país oceánico acumula desde el inicio de la pandemia unos 18.400 casos de COVID-19, que incluye a unos 221 fallecidos.
Con información de EFE
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