Estados Unidos y Australia dijeron el martes que están ampliando su cooperación militar, en medio de crecientes tensiones con China, y prometieron un frente común entre los aliados.
Tras dos días de conversaciones en Washington, los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de Australia ofrecieron un claro, aunque moderado, apoyo a la línea dura respecto a China del gobierno de Donald Trump.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, saludó la participación la semana pasada de cinco buques de guerra australianos en ejercicios con un grupo de ataque de portaaviones estadounidenses y un destructor japonés.
“Estos ejercicios no sólo refuerzan la interoperabilidad sino que también envían una clara señal a Pekín de que volaremos, navegaremos y operaremos dondequiera que el derecho internacional lo permita y defenderemos los derechos de nuestros aliados y socios para hacer lo mismo”, dijo Esper en una conferencia de prensa conjunta.
La ministra de Defensa australiana, Linda Reynolds, dijo estar de acuerdo en fortalecer los lazos con Estados Unidos en una serie de áreas, incluyendo el combate hipersónico, electrónico y espacial.
La cooperación “fortalecerá nuestra habilidad compartida para contribuir a la seguridad regional y disuadir de una conducta maligna en nuestra región”, dijo.
En un comunicado conjunto, los ministros dijeron haber discutido la expansión de las operaciones de EEUU en la ciudad de Darwin, donde tiene tropas desde 2012 bajo una iniciativa del expresidente Barack Obama.
Washington establecerá en esa ciudad del norte de Australia una reserva de combustible militar y ambos aliados considerarán la realización de ejercicios con otros países de ideas afines, en probable alusión a Japón e India.
El año pasado, Australia dijo que no serviría como base para misiles de alcance intermedio de Estados unidos -que son ampliamente vistos como una manera de enfrentar a China.
Al ser preguntado si Australia había repensado lo de los misiles, Esper dijo que los aliados tienen “un conjunto completo de capacidades y estrategias que pretendemos desplegar juntos en años venideros”.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, ha mantenido una postura dura sobre China, cuestionando la política que durante medio siglo Estados Unidos mantuvo hacia el gigante asiático y ha llamado a una alianza para hacer frente a un Pekín “Frankenstein”.
A pesar de que Australia depende en gran medida del comercio con China, el gobierno de derecha del primer ministro Scott Morrison ha dado gran apoyo a Estados Unidos.
Australia, que ha luchado con Estados Unidos en todos los conflictos importantes desde la Primera Guerra Mundial, secundó los llamados de Washington para una investigación internacional sobre los orígenes del coronavirus y se unió a Pompeo para rechazar las reivindicaciones de Pekín en el Mar de China Meridional.
Mientras Estados Unidos y China conversaban, el ministro de Relaciones Exteriores chino Wang Yi, en una llamada telefónica con su contraparte francés, acusó a Washington de una “imprudente provocación a la confrontación”.
Pekín también dijo que esas charlas en Washington no debían “dañar los intereses de un tercero”.
(Con información de AFP)
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