El dato es impactante: una de cada 97 personas en el mundo ha sido forzada a desplazarse. De acuerdo al “Informe de ACNUR Tendencias Globales 2019”, en los últimos diez años los desplazados en el mundo pasaron a ser de 43,7 millones de personas hacia fines 2010 a 79,5 millones a fines de 2019, cifra que equivale a la población de casi dos Argentinas, principalmente debido a la violencia y a los conflictos que se desarrollan 43,7 millones en algunas regiones.
Sumado a ello, el desplazamiento forzado se ha vuelto una situación prolongada, dado que disminuyeron las posibilidades para las personas refugiadas que esperan una solución rápida a su situación y son cada vez menos quienes pueden volver a sus hogares.
Para dimensionar el impacto de esta condición, en la década de 1990, un promedio de 1,5 millones de refugiados pudo regresar a sus hogares cada año, mientras que, en los últimos diez años, la cifra se redujo a alrededor de 385.000 personas. Esto implica que más del 77% de los refugiados del mundo se encuentran en esta situación a largo plazo.
“Hoy estamos frente a la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial y no debemos perder de vista que nadie está exento de convertirse en refugiado. Contrario a lo que se cree, las situaciones que llevan a las personas a escaparse para sobrevivir son muy variadas y no siempre se trata de guerras o conflictos armados”, detalla Facundo Funes, Director de Comunicaciones de Fundación ACNUR Argentina.
Con el objetivo de visibilizar y concientizar sobre esta problemática, la Fundación ACNUR Argentina lanzó la campaña “Ponchos Azules”, inspirada en un estudio de IPSOS que ubicó a los argentinos entre los más amigables del mundo con los refugiados. Hasta el momento, más de 100.000 mil argentinos se sumaron a la iniciativa, entre ellos reconocidas celebridades como el presentador de TV Marley y la modelo internacional Valeria Mazza y deportistas como Gustavo Fernández, Paula Pareto y Magdalena Aicega. Además, el dieñador Benito Fernández donó el diseño del poncho, que rescata la esencia del gaucho y simboliza el sentimiento de orgullo nacional, una prenda que al portarla da fuerza, une y abriga.
“Los ponchos azules somos todos los argentinos y argentinas solidarios, que brindamos nuestra ayuda, que hacemos gauchadas. A través de esta campaña queremos agradecer y reconocer a todos los argentinos por apoyar a los refugiados. Gracias a su apoyo, ACNUR puede asistir y llevar ayuda directa a miles de familias que lo han perdido todo al huir para salvar sus vidas”, explica Funes.
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