Los amigos de Kim Jong-un y la elite de Corea del Norte, desesperados por la vacuna contra el coronavirus

Funcionarios y jerarcas del partido único gobernante mueven sus millones de dólares en el extranjero para asegurarse el suministro personal en caso de que aparezca una dosis que prevenga la COVID-19

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El líder norcoreano Kim Jong-un
El líder norcoreano Kim Jong-un visita el Palacio Kumsusan del Sol en Pyongyang para rendir homenaje a su abuelo y al fundador de Corea del Norte, Kim Il-sung, con motivo del 26 aniversario de la muerte del ex dictador (DPA)

La elite gobernante de Corea del Norte y aquellos empresarios ligados al régimen que tienen llegada al dictador Kim Jong-un se muestran desesperados por ser los primeros en conseguir alguna de las vacunas contra el coronavirus Sars-CoV-2 que están en pleno desarrollo y que podrían entrar en producción hacia finales de este año. En plena pandemia, Pyongyang no muestra estadísticas confiables sobre la lucha que hace frente al COVID-19. Sin embargo, un minúsculo grupo mueve sus influencias extranjeras para asegurarse el suministro propio y familiar.

Así lo reveló una investigación del diario Daily NK, basado en Seúl, Corea del Sur, que dice que a pesar de que la autocracia asegura estar cerca del desarrollo de una vacuna, los jerarcas del régimen están desesperados buscando comprarlas en el extranjero cuando éstas ya estén disponibles. “Si bien Corea del Norte afirma que está cerca de un avance en el desarrollo de una vacuna para COVID-19, la élite de Pyongyang está tomando medidas preliminares para que amigos extranjeros compren vacunas en su nombre una vez que se desarrolle una”, señala el periódico online.

Un número creciente de funcionarios de alto nivel y aquellos de la clase empresarial han estado ofreciendo dólares a quienes conocen en el extranjero para comprar una vacuna extranjera tan pronto como se desarrolle, independientemente de cuánto cuesta”, dijo una fuente reservada. “Los comerciantes chinos han sido inundados con consultas de Pyongyang y las regiones fronterizas sobre si se ha desarrollado una vacuna”, agregó el informante.

El líder supremo Kim Jong-un
El líder supremo Kim Jong-un en una granja de pollos de Kwangchon en construcción en esta foto publicada el 19 de julio de 2020 por la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte (KCNA) en Pyongyang (Reuters)

Según explicó el diario, existe una extendida creencia entre la elite norcoreana de que la vacuna de su país nunca funcionará. En síntesis: no creen en las promesas del “Líder Supremo”. Las sospechas tienen una base lógica: la mayoría de la población no tiene acceso a las medicinas más básicas, ¿por qué serían pioneros en el desarrollo de la cura contra el coronavirus? Es llamativa la preocupación de los allegados al régimen. El gobierno de Kim Jong-un asegura que en su territorio no hay ningún caso confirmado de COVID-19.

“El gobierno de Corea del Norte no puede cuidar a sus ciudadanos, una realidad que ha creado esta atmósfera de desconfianza”, dijo la fuente anónima del Daily NK, y agregó: “La gente ya espera valerse por sí misma”. Ese “valerse por sí misma” fue incluso una orden dada por Pyongyang hace pocos días. Fue cuando le exigió a los hospitales del país que fabriquen sus propias medicinas. Eso explica la desesperación de las elites que seguramente consigan las vacunas cuando estén disponibles en China, donde los lazos con funcionarios corruptos están aceitados desde hace décadas.

Medicinas made in hospitales

El régimen de Corea del Norte ha ordenado a los hospitales en el país que fabriquen sus propias medicinas, en medio de una fuerte escasez que atraviesa el sistema sanitario en el contexto de la pandemia de coronavirus, indicó el portal especializado Daily NK.

A finales de mayo, el ministerio de Salud Pública dio la orden a los hospitales de cada provincia, ciudad y condado de fabricar sus propias medicinas”, indicó una fuente en el gobierno norcoreano al Daily NK. “Sin infraestructura para producir medicamentos, ha habido quejas de que llevar adelante la orden será imposible”, agregó.

Kim Jong-un encabeza una reunión
Kim Jong-un encabeza una reunión de la Séptima Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores de Corea (WPK), en una imagen publicada por la agencia de noticias estatal el pasado 19 de julio (Reuters)

Se cree que la industria farmacéutica norcoreana colapsó a comienzos de la década de 1990, cuando el país atravesó un período de excepcional crisis económica, conocido como “La Ardua Marcha”, que recortó la inversión necesaria para entrenar recursos humanos y procurar materias primas.

Fronteras cerradas

Corea del Norte cerró las fronteras a finales de enero, cuando la epidemia hacía estragos en China, e impuso restricciones drásticas a la población, principalmente un confinamiento estricto a miles de personas. La medida continúa aún en estos días.

Pyongyang sostiene que no tiene ni un solo caso de COVID-19 en su territorio, pero los expertos lo dudan, dada la devastación de un virus que ha infectado a casi 11 millones de personas en todo el mundo, de las cuales medio millón han muerto.

Kim Jong-un se congratuló del “brillante éxito” logrado, según él, por su país en la lucha contra la pandemia. Lo hizo hace unos días, durante una reunión del Partido de los Trabajadores dedicada el jueves al impacto del virus, informó este viernes la agencia KCNA.

Divisas en jaque

Como consecuencia de ese cierre de fronteras, la ya raquítica economía norcoreana flaquea aún más. El comercio entre Corea del Norte y China cayó casi un 70% entre enero y mayo de este año después de que Pyongyang cerró la frontera para evitar la transmisión del nuevo coronavirus, según datos de las aduanas chinas.

Kim Jong-un reunido con la
Kim Jong-un reunido con la cúpula militar de Corea del Norte (Reuters)

La medida privó al régimen, que depende de China para el 90% de su comercio, de una fuente clave de divisas.

La hermética dictadura de Kim Jong-un suspendió la entrada de todos los extranjeros a fines de enero, tras la explosión del brote en China. Bloqueó los vuelos internacionales y detuvo los trenes provenientes de China y Rusia. Los envíos de bienes también fueron restringidos.

El impacto fue inmediato y profundizó la caída de la frágil economía norcoreana. Durante los primeros cinco meses del año, las importaciones procedentes de China cayeron un 68% a 295 millones de dólares, mientras las exportaciones a China cayeron un 81% a 18 millones de dólares.

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