Una gigantesca armada de barcos industriales chinos está saqueando las aguas de Corea del Norte, convirtiendo al régimen de Pyongyang en la víctima más reciente de las ambiciones sin limites de Beijing. La pesca ilegal de cientos de barcos provocó una disminución sin precedentes de la fauna marina y está llevando a la ruina a miles de pescadores. Es que cuando se trata de negocios, al régimen chino no le tiembla el pulso en cargarse hasta sus aliados más leales.
“Este es el mayor caso conocido de pesca ilegal perpetrada por una sola flota pesquera industrial que opera en aguas de otra nación”, dijo Jaeyoon Park, un investigador de Global Fishing Watch, una ONG de conservación oceánica, a NBC News.
Según la ONG, la flota pesquera china, compuesta en 2019 por casi 800 buques, constituye casi un tercio de toda la flota pesquera de aguas lejanas del gigante asiático.
Los buques chinos están violando las sanciones de la ONU que prohíben la pesca extranjera en aguas de Corea del Norte, reveló la investigación de Global Fishing Watch basada en el análisis de nuevos datos satelitales. Las sanciones, impuestas en 2017 en respuesta a las pruebas nucleares de la dictadura de Kim Jong-un, tenían el objetivo de castigar a Corea del Norte al no permitirle vender los derechos de pesca en sus aguas a cambio de una divisas extranjeras clave para su maltrecha economía.
Pese a que en 2004 China firmó un acuerdo de licencia de pesca multimillonaria con Corea del Norte, el gobierno chino aprobó esas sanciones junto al resto de los países miembros del Consejo de Seguridad.
Pero mientras lo hacía, ya pensaba en la manera de eludirlas.
Cómo opera la flota pesquera china
Muchas áreas de pesca más cercanas a las costas de China se han despoblado de fauna marina en los últimos años debido a la sobrepesca y la industrialización, por lo que el gobierno chino subsidia a sus pescadores, que navegan por el mundo en busca de nuevas zonas para explotar.
China representa alrededor del 15 por ciento de las capturas mundiales totales de pesca en 2018, más que las capturas combinadas de los países en segundo y tercer lugar, según la agencia de pesca de la ONU. Además, Beijing se encuentra en el último lugar de un ranking publicado el año pasado por expertos en pesca y delincuencia mundial sobre pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
Una de zonas más codiciadas por la flota pesquera china es el Mar de Japón, también conocido como Mar del Este. Ubicado entre la Península de Corea, Japón y Rusia, este mar cuenta con algunas de las aguas más disputadas y peor controladas del mundo. Una ventaja indudable a la hora de operar de forma ilegal.
La incursión de los pesqueros chinos, famosos por su agresividad y a menudo armados, intensificó las tensiones en esta región disputada entre Rusia, Japón y las Coreas y está empobreciendo a ciento de miles de personas que viven de la pesca.
Hasta ahora, la presencia de barcos chinos en esta área, y particularmente en las aguas norcoreanas, estaba en gran medida oculta, porque sus capitanes apagaban sus transpondedores para hacerlos invisibles a las autoridades terrestres. Se trata de una práctica ilegal en la mayoría de las jurisdicciones.
Sin embargo, una investigación que comenzó tras una denuncia anónima de dos países ante las Naciones Unidas pudo ahora confirmarla gracias a nuevas tecnológicas satelitales, capaces de detectar las luces brillantes que los pesqueros usan para atraer a los calamares a la superficie del océano.
Además de las imágenes de los satélites, los investigadores encontraron más pruebas en los registros de las inspecciones de la Guardia Costera de Corea del Sur, el diseño de los barcos y las rutas de navegación que mostraron que esos barcos provenían de aguas chinas estrechamente vigiladas y cuyo acceso está prohibido a los barcos extranjeros.
Los efectos en Corea de Norte
La actividad china tuvo consecuencias catastróficas para la economía de Corea del Norte. En 2017 y 2018, los barcos chinos ilegales, 10 veces más grandes que los de Corea del Norte, capturaron una cantidad de calamar superior a la de Japón y Corea del Sur combinada: se estima que 160.000 toneladas, con un valor de más de 440 millones de dólares anuales, según una investigación publicada en la revista Science Advances.
El marisco sigue siendo la sexta mayor exportación de Corea del Norte, pero los barcos piratas chinos causaron una disminución en las existencias de calamares en el Mar del Este de más del 70 por ciento desde 2003.
Por eso, en discursos recientes Kim Jong-un ordenó que la industria pesquera estatal aumentara su alcance. Los pescadores norcoreanos, desesperados, se vieron forzados a navegar a distancias cada vez peligrosas de la costa, mal equipados y con reservas de gasolina escasas. Cientos quedaron varados y fueron encontrados muertos por inanición, hipotermia o deshidratación. Apenas unos 50 fueron rescatados con vida en los últimos siete años.
“La competencia de los arrastreros chinos industriales probablemente está desplazando a los pescadores norcoreanos, empujándolos a las aguas rusas vecinas”, dijo a NBC News Jung-Sam Lee, un académico que descubrió que cientos de barcos norcoreanos pescaron ilegalmente en aguas rusas en 2018.
En 2017, la Guardia Costera japonesa también informó haber visto más de 2.000 barcos pesqueros norcoreanos pescando ilegalmente en sus aguas.
Pero además la práctica china pareció finalmente explicar el misterioso fenómeno de los “barcos fantasma” norcoreanos, que con frecuencia aparecen llenos de cadáveres en las playas de Japón.
Estos barcos de madera de fondo plano miden de 15 a 20 pies de largo y llevan entre 5 y 10 hombres. No tienen baños ni camas, solo pequeñas jarras de agua potable y herramientas para la pesca, según los informes de investigación de la Guardia Costera japonesa. Fueron más de 500 en los últimos cinco años, con unos 150 el año pasado.
Las pérdidas humanas fueron de tal magnitud que las ciudades portuarias a lo largo de la costa oriental de Corea del Norte ahora son conocidas con un nuevo nombre: “pueblos de viudas”.
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