El jefe de la diplomacia británica, Dominic Raab, afirmó este domingo que está “absolutamente seguro” de la implicación de Rusia en ataques cibernéticos para robar datos sobre una vacuna contra el coronavirus.
El Reino Unido, Estados Unidos y Canadá habían acusado el jueves a un grupo de piratas rusos, que opera “casi seguramente en el marco de los servicios de inteligencia rusos”, de haber atacado a organizaciones británicas, canadienses y estadounidenses para robar los resultados de sus investigaciones sobre el desarrollo de una vacuna contra el SARS-CoV-2.
“Estamos absolutamente seguros de que las agencias de inteligencia rusas estuvieron implicadas en un ciberataque (...) para sabotear o aprovechar la investigación y el desarrollo” de una vacuna, afirmó Raab a la cadena de TV Sky News.
“En momentos en que el mundo se une para tratar de contener el covid-19, sobre todo para encontrar una solución global de una vacuna, creo que es algo escandaloso y censurable que el gobierno ruso se involucre en estas actividades”, añadió.
“Vamos a exigirle cuentas a Rusia y obrar para que el mundo tome conciencia de la naturaleza de sus actos nefastos”, subrayó.
Estas acusaciones fueron rechazadas por completo por el embajador ruso en Londres, Andrei Kelin. “No creo en absoluto en esta historia, no tiene el menor asidero”, dijo este domingo en una entrevista a la BBC, añadiendo que escuchó hablar por primera vez sobre estos piratas informáticos en los medios de comunicación británicos. Además, es imposible atribuir actos de piratería informática a un país en concreto, sostuvo.
Más allá de esas dos cuestiones espinosas, Rusia “está dispuesta a pasar página” de las recientes crispaciones diplomáticas con Londres y a “hacer negocios” con el Reino Unido, declaró el embajador.
Las relaciones entre Londres y Moscú, ya tensas desde la injerencia en el referéndum del Brexit, se enfriaron desde el envenenamiento, en territorio británico, del ex agente ruso Sergei Skripal, en la ciudad de Salisbury. Rusia negó toda implicación, pero el caso desembocó en una oleada de expulsiones cruzadas de diplomáticos entre Londres y sus aliados y Moscú. Ambos países no reanudaron contactos hasta febrero de 2019, once meses después de haberlos interrumpido.
(Con información de AFP)
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