La pandemia de nuevo coronavirus ha provocado al menos 566.075 muertos en el mundo desde que la oficina de la OMS en China dio cuenta de la aparición de la enfermedad en diciembre, según un balance establecido por AFP este domingo a las 19H00 GMT sobre la base de fuentes oficiales.
Desde el comienzo de la epidemia se contabilizaron más de 12.798.410 personas en 196 países o territorios contrajeron la enfermedad. De ellas al menos 6.811.600 se recuperaron según las autoridades.
Esta cifra de casos diagnosticados positivos sólo refleja una parte de la totalidad de contagios debido a las políticas dispares de los diferentes países para diagnosticar los casos, algunos sólo lo hacen con aquellas personas que necesitan una hospitalización y en gran cantidad de países pobres la capacidad de testeo es limitada.
Desde la víspera a las 19H00 GMT se registraron 4.442 nuevas muertes y 202.975 contagios en el mundo. Los países que más fallecidos registraron son Brasil con 1.071 nuevos muertos, Estados Unidos (636) e India (551).
La cantidad de muertos en Estados Unidos, que registró su primer deceso vinculado al virus a principios de febrero, asciende a 135.066. El país registró 3.282.554 contagios. Las autoridades consideran que 995.576 personas sanaron.
Después de Estados Unidos, los países más afectados son Brasil con 71.469 muertos y 1.839.850 casos, Reino Unido con 44.819 muertos (289.503 casos), Italia con 34.954 muertos (243.061 casos), y México con 34.730 muertos (295.268 casos).
Entre los países más golpeados, Bélgica es el que lamenta la mayor tasa de mortalidad, con 84 decesos cada 100.000 habitantes, seguido de Reino Unido (66), España (61), Italia (58), y Suecia (55).
China continental (sin contar Hong Kong y Macao) tiene un total de 83.594 personas contagiadas, de las que 4.634 murieron y 78.634 sanaron totalmente.
El domingo a las 19H00 GMT y desde el comienzo de la epidemia, Europa sumaba 202.502 fallecidos (2.831.366 contagios), Estados Unidos y Canadá 143.884 (3.390.143), América latina y el Caribe 143.316 (3.329.791), Asia 42.916 (1.737.064), Medio Oriente 20.314 (919.184), África 13.006 (579.499), y Oceanía 137 (11.371).
Este balance fue realizado utilizando datos de las autoridades nacionales recopilados por las oficinas de AFP y con informaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Debido a correcciones de las autoridades o la publicación tardía de los datos, el incremento de las cifras publicadas en las últimas 24 horas puede no corresponder exactamente con las del día anterior.
La vacuna
La búsqueda de una vacuna contra es una vertiginosa carrera de obstáculos planetaria marcada por desafíos financieros, expectativas frustradas y problemas de seguridad, según los expertos.
En su última comunicación al respecto, el 6 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuenta 21 vacunas candidatas que se están evaluando en ensayos clínicos con seres humanos en todo el mundo (frente a 11 a mediados de junio).
Un tercio de estas pruebas se realiza en China. Este país, donde brotó el SARS-CoV-2, virus responsable de la pandemia, quiere ser el primero en ofrecer una vacuna y no duda en multiplicar sus investigaciones. La mayoría de los ensayos están en fase 1, es decir, cuando se evalúa la seguridad del producto, o en fase 2, cuando se empieza a analizar su eficacia.
Dos de los estudios están en una fase más avanzada, la 3, donde se mide la eficacia a gran escala. Son el proyecto europeo de la Universidad de Oxford, en cooperación con la firma AstraZeneca, y el proyecto chino del laboratorio Sinovac, en asociación con el instituto de investigación brasileño Butantan. En este último, el gobierno del estado de Sao Paulo comenzará a probar el 20 de julio la vacuna del laboratorio chino Sinovac en 9.000 voluntarios.
Además de los ensayos que ya se han iniciado, la OMS cuenta 139 proyectos de vacunas candidatas que están en fase preclínica.
Algunos equipos trabajan con vacunas clásicas, es decir, las inactivadas, que utilizan la versión muerta del germen que causa una enfermedad, o las llamadas 'vivas', que usan una forma debilitada (o atenuada) del germen que causa una dolencia.
También existen las vacunas de subunidades, que utilizan partes específicas del germen, como su proteína, para ofrecer una respuesta inmunitaria. Las hay también que utilizan otros virus como soporte, lo transforman y lo usan para combatir el que provoca la covid-19.
Y por último, se exploran otros métodos nuevos muy prometedores, que usan ADN o ARN, las moléculas portadoras de instrucciones genéticas, para fabricar una vacuna. ”Cuantas más vacunas candidatas haya, más oportunidades tenemos de lograr algo”, resume a la AFP Daniel Floret, vicepresidente de la Comisión Técnica de Vacunas en Francia.
Por ahora, solo hay resultados parciales publicados, algunos de ellos considerados “alentadores” por los laboratorios. Pero la prudencia debe imperar, subraya el experto en inmunología francés Jean-François Delfraissy. Por ejemplo, “una inyección que se aplica en 30 personas no puede considerarse un resultado”, cita. Los comunicados de los laboratorios se destinan al gran público pero también están impregnados de intereses financieros. Las empresas quieren mostrar que los procesos avanzan, pero lo que cuentan son los resultados. “Y por ahora no los hay”, dice Floret.
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