El papa Francisco afirmó este domingo que está “muy afligido” por la reconversión de la antigua basílica Santa Sofía de Estambul en mezquita por decisión del presidente turco, al término de la oración del Ángelus. “Mi pensamiento va a Estambul. Pienso en Santa Sofía. Estoy muy afligido”, dijo brevemente el papa, fuera del discurso previsto.
El nacionalista Recep Tayyip Erdogan, que ha retrocedido la tradición laica de las últimas décadas, anunció el viernes la apertura de la antigua basílica de Santa Sofía en Estambul al culto musulmán después de que un tribunal anuló su condición de museo, abriendo así el camino a su transformación en mezquita.
Santa Sofía, construida en el siglo VI por los bizantinos que coronaban allí a sus emperadores, está declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad y es una de las principales atracciones turísticas de Estambul. Convertida en mezquita tras la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, fue secularizada y transformada en museo en 1934 por el dirigente de la joven República turca, Mustafa Kemal Atatürk, que impulsó la modernización y deseaba “ofrecerla a la humanidad”.
El sábado, el periódico vaticano Osservatore Romano había publicado la reacción de diferentes países sobre la decisión del viernes de convertir el monumento de un museo en una mezquita, pero sin ningún comentario. El anuncio de Erdogan provocó condenas y lamentos en Grecia, Francia, Rusia, Estados Unidos y organizaciones internacionales.
La Unesco, que registró el espacio como Patrimonio de la Humanidad en 1985, lamentó “profundamente la decisión de las autoridades turcas, adoptada sin diálogo previo, de modificar el estatus de Santa Sofía”. El organismo dependiente de la ONU, de hecho, había publicado una nota en su web de que “cualquier modificación” del espacio “exige una notificación previa del Estado a la Unesco y, en caso necesario, un examen del Comité”.
Las autoridades turcas han asegurado en los días pasados que abrir el hasta ahora museo al culto musulmán no causará perjuicios a su estatus como monumento histórico y artístico universal, pero no han dado más detalles.
“Estamos decepcionados por la decisión del gobierno de Turquía de cambiar el estatuto de Santa Sofía”, dijo la vocera del Departamento de Estado estadounidense, Morgan Ortagus. “Entendemos que el gobierno turco sigue comprometido en mantener el acceso a Santa Sofía a todos los visitantes y deseamos oír sus planes para continuar la administración de Santa Sofía con el fin de garantizar que sigue accesibles para todos sin trabas”, añadió.
Las autoridades de Grecia, por su parte, también condenaron el viernes la reconversión en mezquita de la Santa Sofía, y afirmaron que se trata de una “provocación directa al mundo civilizado”. La ministra de Cultura del país heleno, Lina Mendoni, afirmó que la decisión, que tiene lugar como “resultado de los objetivos políticos del presidente Erdogan, es una provocación a aquellos que reconocen el único valor y la ecuménica naturaleza del monumento”, según informaciones del diario Kathimerini.
Erdogan, un nostálgico del Imperio Otomano que busca ganarse el electorado conservador en medio de la crisis económica causada por la pandemia del nuevo coronavirus y un contexto regional difícil, ya se había mostrado en varias ocasiones favorable a convertir a Santa Sofía de nuevo en mezquita. El año pasado había calificado su transformación en museo de “gran error”.
“Santa Sofía es probablemente el símbolo más visible del pasado otomano de Turquía y Erdogan lo instrumentaliza para enardecer a su base y molestar a sus rivales interiores o del extranjero”, afirma Anthony Skinner, de la consultora Verisk Maplecroft.
Desde la llegada de Erdogan al poder en 2003, las actividades ligadas al islam se incrementaron en Santa Sofía, con sesiones de lectura del Corán u oraciones colectivas en el atrio del monumento.
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