“¡Elige liderar!”. Tras el reclamo está el Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP), una escuela “para formar a las élites del futuro” fundada en 2018 en Lyon por la francesa Marion Maréchal, nieta del líder ultra Jean-Marie Le Pen y quien aspira a formar una alianza de fuerzas conservadoras en Europa. En octubre abrirá una nueva sede en Madrid, un desembarco ligado al crecimiento de VOX, el partido de extrema derecha que ha irrumpido en el Congreso español como tercera fuerza política. ¿Cuáles son sus objetivos?
“Nuestra finalidad no es la de formatear inteligencias para que tengan una visión única como ocurre con los sistemas totalitarios”, dice a Infobae en una entrevista a través de un cuestionario escrito el abogado francés de origen argentino Santiago Muzio, quien dirige la sede del ISSEP en Madrid.
Al respecto de su biografía, Muzio explica: “Soy franco-argentino. Una mezcla extraña de mundos muy próximos y muy diferentes al mismo tiempo. Abogado en Francia y en Argentina. Casado y padre de cinco hijos. Por mi formación y experiencia profesional, he estado desde hace mucho tiempo tratando de crear lazos entre el mundo hispanoamericano y Francia”.
Considera que las universidades en Europa occidental se han convertido en “un campo de batalla ideológico” donde “florecen teorías importadas” de Estados Unidos como “el neofeminismo, cuestiones de género o inmigración”.
Marion Maréchal es la voz de una nueva derecha alternativa europea que ataca “la dictadura de lo políticamente correcto, la globalización y el multiculturalismo” mientras reivindica la identidad de las regiones, las raíces cristianas del continente y advierte de la “peligrosa islamización” de las sociedades.
Maréchal enterró el apellido Le Pen en 2017, cuando dejó en barbecho su carrera política por su distanciamiento ideológico con su tía Marine, líder de Reagrupación Nacional (el antiguo Frente Nacional que fundara su abuelo). Tenía sólo 27 años y ya era la diputada más joven de Francia, donde los analistas asumen que regresará en el futuro con la ambición de presidir el país.
Con un discurso bien preparado y una gran capacidad oratoria, aspira a lograr “un eje latino” en el sur de Europa que conecte con países del este donde estas ideas han tenido éxito en las urnas como Hungría y Polonia.
En ese plan anunciado en febrero durante la Conferencia del Conservadurismo Nacional de Roma (una reunión entre líderes de la nueva derecha), la apertura del ISSEP en Madrid juega un papel estratégico. No es casual que coincida con la influencia creciente de VOX en la sociedad española, pues apenas un par de años atrás Marion Maréchal aseguró públicamente que España no estaba “madura” para un proyecto como el suyo.
“No hay ningún lazo con VOX ni con algún otro partido”, asegura Santiago Muzio.
Sin embargo, la idea de ampliar la escuela más allá de Francia, y apostar por España, surgió tras el encuentro de Marion Maréchal con Gabriel Ariza, uno de los estrategas de comunicación de VOX. Este periodista es uno de los hombres de confianza del líder del partido ultra español, Santiago Abascal. Otro nombre que aparece ligado al ISSEP es el del comunicador Kiko Méndez-Monasterio, también del círculo de influencia de la formación política española.
Sangre nueva en las élites
La apertura del ISSEP en Francia hace un par de años generó cierta controversia porque, más allá de Marion Maréchal, en su equipo había nombres como el político británico Raheem Kassam, miembro del UKIP de Nigel Farage (uno de los artífices del Brexit), y el historiador ruso Oleg Sokolov, quien el año pasado reconoció haber degollado y descuartizado a su novia de 24 años, un escándalo tras el que fue apartado de la escuela.
En Francia ofrece un máster de dos años enfocado en la política y los negocios, pero también en materias como “el arte de la desinformación” o “historia y estrategia militar”. Cuesta 5.000 euros anuales con hasta 13 horas de clases por semana. En España, según confirman a Infobae desde el ISSEP, ya han recibido 150 postulaciones para los 24 cupos disponibles, pese a que todavía no cuentan con una convalidación como título oficial.
“Escuela de intolerancia para la futura élite ultra”, dice en una nota al respecto ‘El País’, el periódico más leído en España y de tendencia progresista. “El título y la agresividad del artículo escrito por un periodista militante es problema de ellos. Aunque no necesitamos la publicidad, agradecemos su cariño”, responde Santiago Muzio, quien asegura que en el ISSEP “todas las corrientes de pensamiento serán enseñadas” y “existirá libertad de opinión”.
Señala el Brexit y la victoria de Trump como dos ejemplos de “la incapacidad de la mayoría de los dirigentes actuales de anticipar grandes cambios y fenómenos políticos” y cree que sólo “algunas voces libres” como la de Marion Maréchal lograron anticiparse. “Cuando todos los médicos yerran el diagnóstico del paciente, es tiempo de preocuparse más de la formación de los médicos que de la salud del enfermo”, advierte.
Aunque niegue su relación con VOX, su mensaje coincide en varios puntos hasta casi fundirse. “La clase dirigente actual de la Europa occidental se parece a una casta. Se necesita sangre nueva en las élites”, asegura Muzio.
Denuncia una “persecución” contra la comunidad cristiana en el mundo. “Soy católico, por lo cual la situación de mis hermanos cristianos, muchas veces silenciada, me preocupa”.
Y lamenta que “hoy en día es complicado” hablar del Islam, “ya que rápidamente se olvidan los matices y se aplican todas las caricaturas posibles. Existe en Francia el desarrollo de un Islam radical y su contraparte: el terrorismo yihadista. Cientos de franceses han muerto en los últimos años. ¡Afirmar eso no significa querer atacar a los musulmanes o a toda una comunidad!”.
La batalla de ideas
Tras la crisis económica de 2008 España fue uno de los pocos países de Europa donde no surgió un partido de extrema derecha con un apoyo relevante en las urnas.
Distintos teóricos trataron de explicar entonces la singularidad española: la herencia del franquismo (una de las dictaduras más tardías de Occidente); la capacidad del PP, el partido conservador mayoritario, para aglutinar un arco amplio de la derecha, o su posición geográfica, como nexo entre África y Europa y vaso comunicante con América a través del océano Atlántico.
“Lo que sucede es que en España gobernaba el PSOE, un partido supuestamente de centro izquierda, que se considera socialista, y fue quien aplicó los recortes y la receta de la austeridad impuesta desde la Unión Europea. Eso dejó un vacío entre el electorado, pero no por la derecha, sino por la izquierda”, dice a Infobae el experto en populismo Lluis de Nadal de la Universidad de Columbia.
Ese hueco lo aprovechó la formación de izquierdas Podemos, hoy en el gobierno de coalición junto a un renovado PSOE, que apostó por un líder joven como Pedro Sánchez. Sin embargo, algo sucedió en los años siguientes para que VOX se convirtiera en un actor político relevante en España.
Para Lluis de Nadal, esa brecha fue causada por la crisis independentista en Cataluña. “Una parte del electorado que tradicionalmente había votado al PP se mostró descontento con su líder Mariano Rajoy por no aplicar más mano dura contra los independentistas. Ahí fue VOX donde encontró su lugar”.
Desde entonces el partido de Santiago Abascal, que lidera en los juzgados las querellas contra el proceso secesionista catalán, ha ido incorporando a su discurso nacional diversas ideas vinculadas con la nueva derecha global. Por eso conecta con movimientos como el de Marion Maréchal, quien ha manifestado en varias ocasiones que la derecha debe arrebatar a la izquierda la hegemonía cultural en el espacio público y librar esa batalla de ideas.
“En una sociedad cambiante, donde algunos ciudadanos no encuentran su lugar y están preocupados por el futuro, funcionan muy bien ciertos mensajes, como el de recuperar un pasado glorioso. Es el modelo que ha exportado Trump a otros países como el Brasil de Bolsonaro o la Italia de Salvini, dirigiéndose a ese hombre blanco heterosexual que habría perdido sus antiguos privilegios”, reflexiona Lluis de Nadal.
Desde el ISSEP confirman a Infobae que tienen “una vocación internacional” y no descartan ampliar sus sedes. Por el momento la de Lyon y Madrid son las únicas, aunque tienen convenios con la escuela libanesa USEK y la Universidad de San Petersburgo, en Rusia. El objetivo, como ha manifestado en varias ocasiones Marion Maréchal, es unir a las nuevas fuerzas de la derecha europea y amplificar su influencia con su red de escuelas.
Respecto a un salto del ISSEP a América Latina, Santiago Muzio asegura que “si se presentan oportunidades las estudiaremos con mucho gusto”. Menciona referentes intelectuales en su país de origen, como los argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez, y advierte sobre “un verdadero riesgo que la región se convierta en una especie de paraíso bolivariano”.
“Veremos a dónde lleva eso, por el momento el antiguo asesor de Trump, Steve Bannon, lleva un tiempo intentándolo en Europa, como se muestra en el documental de Netflix ‘El gran manipulador’, y aún no ha tenido demasiado éxito. El problema es que gran parte de estos partidos son muy nacionalistas y eso no encaja bien a la hora de crear lazos internacionales”, opina el experto de la Universidad de Columbia.
En el caso de España cree que VOX intentará ampliar a sus votantes apelando a los trabajadores ahora que el país empieza a sufrir las consecuencias económicas de la emergencia sanitaria del Covid19. “Es un plan similar al del Frente Nacional en Francia, por ejemplo”, dice Nadal. Mientras desde la nueva sede del ISSEP en Madrid aspiran a formar a los que deberán liderar esa estrategia para alcanzar el poder.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: