Más de 160 mineros murieron en un deslizamiento de terreno en unas canteras en el norte de Myanmar, cerca de la frontera con China, en una de las peores catástrofes de este tipo en los últimos años.
El suceso ocurrió cuando los trabajadores estaban extrayendo jade de las laderas excavadas en una mina de Hpakant, una remota localidad situada en el estado Kachin, afirmó el Departamento de bomberos birmano en su página de Facebook.
Los mineros “fueron arrastrados por un torrente de barro provocado por fuertes lluvias”, señalaron los bomberos de Myanmar en su página Facebook. Horas después, indicaron que la cifra ya superaba los 160.
Un video grabado por testigos del hecho muestra la impresionante escena, con gritos y suspiros ahogados de los presentes. “Las operaciones de socorro continúan”, precisaron los bomberos, luego de que un responsable local de policía indicase que las tareas de búsqueda habían sido suspendidas a raíz de las fuertes lluvias en la zona.
La tragedia tuvo lugar cerca de la frontera con China, en un valle en el cantón de Hpakant que quedó completamente sumergido bajo el lodo, según imágenes difundidas por los socorristas en las redes sociales.
Las víctimas trabajaban en el lugar de las minas a pesar de advertencias de las autoridades que las exhortaron a no dirigirse allí a raíz de las fuertes lluvias, indicó a la AFP la policía local. “Podríamos haber tenido cientos de muertos” sin esta advertencia, agregó esa fuente.
La catástrofe del jueves era “evitable”, lamentó a dicha agencia Hann Hindstrom, quien trabaja para esta ONG Global Witness. A su entender, pone en evidencia la “necesidad urgente” de reglamentar esta industria, que mueve miles de millones de dólares con trabajadores precarizados.
Docenas de mineros mueren anualmente en Myanmar mientras trabajan en la lucrativa, pero pobremente regulada, industria del jade, que utiliza trabajadores migrantes mal pagos para extraer esta piedra semipreciosa muy demandada en China.
Las minas de jade a cielo abierto de Hpakant han transformado esa región de difícil acceso en un terreno que parece un paisaje lunar.
Mortíferos deslizamientos de tierra son comunes en la zona. En 2015, más de 100 personas murieron en deslizamientos de tierras. En 2019, un alud de barro le costó la vida a 50 personas.
Las víctimas son a menudo miembros de comunidades étnicas desfavorecidas que trabajan de manera casi clandestina en minas abandonadas.
Los abundantes recursos naturales del norte de Myanmar -entre ellos el jade, el oro y el ámbar- ayudan a financiar a las dos partes de una guerra civil que dura desde hace varias décadas entre insurgentes de la etnia kachin y los militares birmanos.
(Con información de AFP y EFE)