El sentimiento de los inversores se vio impulsado este miércoles por el anuncio de Pfizer y el laboratorio alemán BioNTech de datos positivos de un estudio preliminar de una vacuna contra el coronavirus. Las compañías describieron los primeros resultados como “alentadores”, lo que hizo trepar las acciones de Pfizer un 4% en Wall Street. La investigación llega cuando los Estados Unidos ven un resurgimiento de los casos de Covid-19, lo que ha llevado a algunos estados y compañías a restablecer las restricciones para limitar la propagación del virus.
El estudio de Pfizer y BioNTech incluyó a 45 adultos de entre 18 y 55 años, y en él se probaron distintas dosis de la vacuna que, según las empresas, produjeron anticuerpos superiores a los de pacientes que se han recuperado de la Covid-19. En un comunicado, la jefa de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer, Kathrin Jansen, dijo que los datos clínicos son positivos y que los trabajos se están llevando a cabo con la máxima urgencia.
La vacuna, según la nota, fue en general bien tolerada, aunque en algunos casos causó fiebres y dolores locales donde fue inyectada, pero sin que se detectase ninguna reacción grave. Ahora, las dos compañías prevén usar la información recabada para llevar a cabo una prueba mucho más amplia, con hasta 30.000 participantes, y que esperan comenzar a finales de julio si se recibe el visto bueno de los reguladores.
Pfizer y BioNTech han presentado los datos de su primer estudio para que sean revisados por otros expertos y puedan ser publicados en una revista científica. Las empresas indicaron que si el resto de pruebas resultan exitosas y la vacuna recibe la aprobación de los entes supervisores, tienen intención de fabricar hasta 100 millones de dosis en lo que queda de año y potencialmente más de 1.200 millones durante 2021.
Esta vacuna se suma a varias más en las que están trabajando otras farmacéuticas de varios países y que también han obtenido resultados prometedores en las primeras pruebas con humanos. Por el momento no se ha aprobado el uso generalizado de ninguna contra el coronavirus, que ha dejado más de medio millón de muertos en todo el mundo y más de 10,5 millones de casos confirmados.
Pfizer había anunciado a fines de abril la aceleración de los tiempos de su investigación para desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus, que podría estar lista para ser usada en casos de emergencia a partir del otoño boreal (finales de septiembre). “Esta es una crisis y todos necesitamos una solución de manera desesperada”, indicó en ese momento el CEO de la compañía, Albert Bourla. La vacuna está basada en la tecnología del ARN mensajero, que lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas.
Todas las líneas de tiempo consideradas normales en los procesos para desarrollar y aprobar vacunas han sido acelerados significativamente como consecuencia del impacto de la pandemia. Un sinnúmero de autoridades sanitarias han advertido que el período mínimo para desarrollar una vacuna oscila entre los 12 y los 18 meses en el mejor de los casos. Y que el tiempo promedio entre la primera fase de testeo y su llegada al mercado es de casi 11 años, con una tasa de éxito del 6 por ciento.
No obstante, distintos laboratorios han acelerado exponencialmente sus procesos. Y autoridades de salud pública pueden acortar los tiempos burocráticos del proceso al autorizar el uso de la vacuna con caracter experimental en medio de una emergencia de salud. Y ese es el escenario al que hacen referencia tanto Pfizer como los otros actores que han logrado ponerse al frente de estos esfuerzos.
Con información de AFP y EFE
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