Sanguinario, frío, calculador y desconfiado hasta de su entorno más cercano, un sicario nórdico de origen iraní lideró desde 2018 la banda que ha aterrorizado la Costa del Sol, una de las zonas más exclusivas del sur de España. De tan sólo 23 años, Amir Faten Mekky llamó la atención de las autoridades por unos métodos desconocidos hasta su llegada al país, usando explosivos para amedrentar a sus rivales al estilo de su ídolo, el narco colombiano Pablo Escobar. Tras seguirle la pista por medio mundo, desde su escondite en Marruecos hasta las selvas de Tailandia, fue detenido este mes en Dubái al cometer un único despiste: salió a tirar la basura.
“Es gente muy, muy violenta, usan métodos de guerra para conseguir sus objetivos”, dice a Infobae Jorge Garrigós, jefe del Grupo de Fugitivos de la Unidad Central de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la policía española que ha liderado la persecución del sujeto desde 2019, cuando se perdió su rastro en España. La justicia española espera la extradición desde Emiratos Árabes (un proceso complejo, con apenas un par de antecedentes) para imputarle delitos por tenencia ilícita de armas y explosivos, pertenencia a organización criminal y homicidio.
Con esta detención las autoridades confían en haber desarticulado por fin a la conocida como banda de ‘Los Suecos’, una decena de criminales jóvenes (entre los 20 y 30 años) con Amir y su lugarteniente Ahmad Abdul Karim a la cabeza. Su centro de operaciones estaba en Malmö (Suecia), donde desde hace años se libra una guerra sanguinaria entre narcos para controlar el territorio y las redes de la droga que circulan por Europa.
Hace dos años desembarcaron en la Costa del Sol, en la provincia española de Málaga, donde presuntamente sembraron el terror a base de atentados con explosivos, ejecuciones a sangre fría a plena luz del día y huidas como las de las películas de gánsteres. “Nunca antes se había visto en España ese tipo de narcoterrorismo, más allá de los años duros de ETA en el País Vasco”, reconocen desde la UDYCO.
“Nunca antes se había visto en España ese tipo de narcoterrorismo, más allá de los años duros de ETA en el País Vasco”
Las autoridades suecas relacionan su figura con 17 asesinatos y en Málaga (España) se le atribuyen al menos otros dos cometidos en 2018, los de los conocidos narcos locales alias Maradona (al que descerrajaron varios disparos a la salida de la comunión de su hijo) y alias El Zocato, quien recibió ocho tiros al salir de su casa a manos de un sujeto encapuchado que huyó en bicicleta. Una de las prácticas comunes del grupo, según los investigadores, era destrozar con explosivos propiedades de los clanes enemigos como un aviso previo al asesinato.
Obsesionado con Pablo Escobar y ‘El Padrino’
Las fuentes policiales que han trabajado en el caso retratan a un criminal extremadamente precavido para su edad, una persona gélida y dispuesta a cualquier cosa para hacerse con el poder. Al parecer, admiraba la figura del narco entre los narcos, el capo del cártel de Medellín en los 80 y primeros 90 Pablo Escobar, del que copiaba sus métodos (los atentados con explosivos) e incluso llegó a usar para uno de los miembros de su banda el apodo de uno de sus sicarios más tristemente célebres, alias ‘Popeye’.
En la ‘Operación Rueda’ de la policía española que hirió de muerte a su banda a finales de 2018 (él fue el único de la cúpula que logró escapar), se les incautó armamento y equipos para librar una guerra: un chaleco antibalas y otro para manipular explosivos, un cinturón con funda de pistola, una pistola eléctrica, equipos informáticos y aerosoles de defensa personal, además de tres relojes exclusivos, uno de ellos de diamantes y oro que cuesta unos 250.000 euros en el mercado.
Quizá fue entonces cuando Amir Faten Mekky se empezó a obsesionar con la saga de ‘El Padrino’, basada en la obra literaria de Mario Puzo e inmortalizada por Francis Ford Coppola en el cine. Igual que Michael Corleone, el patriarca mafioso interpretado por Al Pacino, desconfiaba de todo cuanto le rodeaba y extremó sus medidas de seguridad. En la Costa del Sol su clan cambiaba de ubicación casi cada día y se desplazaba continuamente desde Suecia a España, desde donde bajaba a Marruecos para esconderse tras las acciones criminales.
“No sólo tomaba extraordinarias medidas de seguridad en sus comunicaciones sino en cada detalle de su vida diaria”, dicen a Infobae los agentes que han trabajado en el caso.
Para atraparle ha sido necesaria la colaboración de las autoridades de Suecia y de países como Marruecos, Tailandia, Turquía, Dinamarca, Qatar y Emiratos Árabes, gracias a la extensa red de contactos criminales que tenía la banda.
“Llegamos incluso a montar un operativo para capturarle en las selvas tailandesas, donde habíamos localizado a varias personas de su entorno, pero cuando llegamos él ya no estaba ahí”, cuenta Jorge Garrigós, de la Unidad de Fugitivos. No recuerda una operación tan complicada: tuvieron que seguirle el rastro durante más de un año por Europa, África y Asia.
¿Por qué en la Costa del Sol española?
“La Costa del Sol reúne todas las condiciones ideales para ser el refugio de las bandas criminales internacionales”, señala a Infobae un investigador que lleva más de tres décadas luchando contra el narcotráfico en las costas del sur de España. Entre ellas destaca la proximidad de la frontera con África para escabullirse y meter la droga a través del Puerto de Algeciras y el pasadizo por la cuenca del río Guadalquivir, además de un entramado de urbanizaciones de lujo con fuertes medidas de seguridad donde viven extranjeros con dinero y pueden pasar desapercibidos.
Ahí fue donde la banda de ‘Los Suecos’ comenzó a ofrecer servicios como asesinos al mejor postor. “La presión que estamos ejerciendo en los dos últimos años en la frontera sur ha vuelto a poner de moda la práctica del vuelco, que son robos de droga entre los propios clanes mafiosos. Resulta más fácil que mover tú mismo la mercancía pero luego conlleva ajustes de cuentas y es ahí cuando necesitas a un sicario”, explican los agentes que operan en la zona.
En 2018 un informe del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) identificaba hasta 113 mafias internacionales asentadas en la Costa del Sol española (casi una cuarta parte de las que operan en el país), entre ellas numerosos marroquíes y colombianos.
Aunque nació en Dinamarca, Amir Faten Mekky se hizo poderoso en la localidad vecina de Malmö (Suecia) y controla el universo del hampa en varios países entre África y Oriente Medio por sus orígenes iraníes. La Costa del Sol era una zona estratégica para ampliar sus negocios.
Desde la Unidad de Fugitivos que han logrado atrapar al cerebro de ‘Los Suecos’ desconocen quién pudo encargar las ejecuciones, aunque creen que la banda tenía contactos con la temible figura de Ridouan Taghi, líder de Los Ángeles de la Muerte, considerado uno de los narcos más poderosos de Europa desde su base en Holanda y que también fue detenido en Dubái, en su caso a finales del año pasado.
Aunque por el momento hayan desarticulado a este grupo de sicarios nórdicos, el clan más sanguinario que se recuerda en España, las autoridades no relajan la vigilancia. “Hemos logrado que la sensación de impunidad que existía hace dos años haya desaparecido, ahora se sienten observados. Saben que más tarde o más temprano les vamos a detener”, aseguran desde la UDYCO.
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